Martín Gaite, ante todo narradora

Arranca en Valladolid una exposición itinerante que ahonda en las facetas menos conocidas de la autora salmantina

Imagen de la exposicicón en el Palacio del Licenciado Butrón F. HERAS

H. Díaz

Carmen Martín Gaite fue una gran narradora de ficción, pero también de ideas y de historia . A ella lo que realmente le interesaba era narrar, independientemente de los géneros literarios, que nunca entendió como compartimentos estanco... Para esta autora, en el fondo, todo era un cuento que tenía que estar bien contado», apunta sobre la obra de la escritora salmantina el profesor de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Madrid, José Teruel, quien fuera encargado de la edición de sus Obras Completas.

Ahondar en otras facetas menos conocidas de la novelista como la de historiadora, pero también ensayista y traductora, «eclipsadas», sobre todo, en sus últimos años por ese «póquer de ases» que constituyeron sus últimas novelas a partir de «Nubosidad variable» (1992) es uno de los objetivos de la exposición «Carmen Martín Gaite 1925-2000. Un paradigma de mujer de letras» , que desde esta semana se puede ver en el Palacio del Licenciado Butrón de Valladolid, Archivo General de Castilla y León, que ha comisariado el propio José Teruel a partir de los fondos de la autora que custodia la Junta de Castilla y León.

Con la vista puesta en «todos los públicos», aunque fundamentalmente en los enamorados de la literatura española, Teruel buceó en las más de 1.500 unidades del archivo, entre ellas, muchos manuscritos, portadas y anotaciones, y en otras tantas fotografías para sintetizar en 25 paneles y varias vitrinas la trayectoria vital e intelectual de la autora de «Entre visillos». La muestra arranca presentando a su familia, su padre, «que representa en su obra Castilla y el lenguaje», y su madre, «que encarna a Galicia, lo fantástico y maravilloso», pero también su tío Joaquín Gaite, fusilado en la Guerra Civil. «Frente a otros escritores contemporáneos, Carmen mantuvo una fuerte filiación familiar; siempre reivindicó y estuvo muy orgullosa de la herencia cultural de sus padres», apunta el comisario, recordando que el único texto autobiográfico «en sentido estrecho» que escribió la autora está dedicado a sus padres.

Entre otros episodios vitales, la exhibición destaca su llegada en noviembre de 1948 a Madrid, donde conoce a quien fuera su marido Rafael Sánchez Ferlosio, y junto a él y otros tantos artistas y escritores pone en marcha la Revista Española: «Todo ese grupo tuvo un impacto en ella, sobre todo en su cultivo del cuento y a la hora de dejar ese estilo más poético y neorromántico de sus primeros escritos juveniles». Para José Teruel, Ferlosio ayudó a Carmen en sus primeros cuentos de los años 50 «a tener mucha exigencia respecto al uso del lenguaje y abandonar lo vago y lo poético», pero en seguida la autora salmantina quiso desligarse de la creación de su marido, que ganaría en Premio Nadal dos años antes que ella, así que desde «El balneario» (1955) dejaría de mostrarle lo que escribía hasta que estuviese publicado.

Feminismo interior

La muestra ahonda en varios hechos significativos en la trayectoria de la escritora, entre ellos, la obtención del Nadal por «Entre visillos»(1957) -«fue entonces cuando tuvo claro que quería ser novelista»-; la separación de su marido; la muerte de sus hijos, primero de Ángel con seis meses y más tarde de Marta, cuya enfermedad y pérdida supuso una profunda crisis en la ficción de Martín Gaite hasta la reelaboración del cuento de Perrault, «Caperucita en Manhattan» (1990), «que fue una forma sigilosa de narrar su duelo». Dos décadas antes, en los 70 ,tuvo su etapa más prolífica. Desde sus obras hizo una defensa de la soledad activa y de un feminismo muy particular, lejos de pancartas y banderías : «Yo hablaría de un feminismo interior», detalla el comisario, y añade que «sobre todo, en su faceta como historiadora estuvo muy interesada por la suerte de las mujeres, encarriladas a valer como mera mercancía, al matrimonio... También se da cuenta de que la mujer soporta mal la soledad y reflexiona sobre ello».

Los «grandes paréntesis» de sus distintas estancias en Estados Unidos, «donde primero se sintió reconocida», y su faceta como traductora -tradujo en seis idiomas-, que también la influyó en sus creaciones, son también recogidos en esta exposición, cuya exhibición le gustaría a José Teruel expander fuera de Castilla y León. Por el momento, tras permanecer hasta el 28 de febrero en Valladolid, viajará al resto de capitales de provincia .

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