Artes&Letras / Exposición

Maravillas de archivo

La Biblioteca Pública de Valladolid inicia una serie de exposiciones dedicadas a los «Tesoros manuscritos» de la Fundación Jorge Guillén, con documentos de Chacel o Alberti y objetos como la pipa de Ángel Crespo

AILLINTON TRIANA CARDONA

Durante el mes de noviembre, la Biblioteca Pública de Valladolid acoge la exposición «Tesoros manuscritos», dedicada íntegramente a los archivos de la Fundación Jorge Guillén. Archivos que no están constituidos exclusivamente por el legado del poeta del 27, pues fue voluntad del propio Guillén que la Fundación que lleva su nombre no se proyectase como una institución «guillenocéntrica», sino que diese amparo a la memoria de otros escritores. Así, a lo largo de los últimos veinticinco años, la Fundación ha reunido treinta y dos legados literarios y bibliotecas personales, que formalizan uno de los conjuntos archivísticos más importantes de la literatura española de los siglos XX y XXI. Sin cejar en el acopio de nuevos fondos, la Fundación desarrolla una labor ingente de digitalización y catalogación -hablamos de millones de documentos- que finaliza con el depósito definitivo en la Biblioteca de Castilla y León, a disposición de investigadores de todo el mundo.

La trascendencia de un archivo de tal magnitud es inconmensurable, a pesar de que el patrimonio literario sea hoy uno de los más maltratados, quizá por ser menos visible para el turista o para el ciudadano de a pie. Sólo hay que fijarse en la lista de los bienes españoles declarados Patrimonio Cultural por la UNESCO: ni un papel. El patrimonio material sólo contempla la arquitectura y la arqueología, mientras que el inmaterial incluye al flamenco, la cetrería y la dieta mediterránea. Pero de literatura, como cantaba Edith Piaf, «rien de rien». Así que el fondo documental de una novelista como Rosa Chacel o de un poeta como Claudio Rodríguez, a medio camino entre lo material -los papeles en sí mismos- y lo inmaterial -la significación universal de sus obras-, no han alcanzado todavía en nuestra sociedad del nuevo milenio la categoría pública que merecen.

En este sentido discurre el propósito de esta exposición, concisa en sus dimensiones físicas, pero de largo alcance artístico e histórico. No es la primera vez que, en el mismo contexto, se ofrece una muestra de este archivo, y se prevé que no sea la última; es decir, que «Tesoros manuscritos» se plantea con carácter de continuidad.

Comisariada por Carlos Martín Aires, esta vez la exposición hace hincapié en aquellos documentos de carácter más heterogéneo, quizá los menos específicamente literarios, y se organiza en cuatro secciones. La primera está dedicada a los objetos personales: el pasaporte con el que Rosa Chacel marchó al exilio o la pipa de Ángel Crespo, entre otros raros tesoros. En la segunda, pueden contemplarse algunos manuscritos emparentados con otras expresiones artísticas, como algunas partituras de Joaquín Díaz o los sorprendentes «libros intervenidos» de Antonio Carvajal. La tercera sección es la de los dibujos: desde los bocetos de Máximo para las representaciones teatrales de José Luis Alonso de Santos hasta las obras vanguardistas de Francisco Pino o Gabino-Alejandro Carriedo. Y la última es una antología de cartas de la Generación del 27: Alberti, Cernuda, o Aleixandre, entre otros, cierran esta edición de «Tesoros manuscritos», que da justa visibilidad a un patrimonio esencial para la cultura de Castilla y León.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación