Mañueco receta «decencia» al PSOE frente a las acusaciones de corrupción

El pleno de las Cortes autonómicas arrancó ayer con felicitaciones mutuas, pero ‘con la boca pequeña’. De Alfonso Fernández Mañueco a Luis Tudanca, por su reelección como secretario general del PSCL y de éste hacia el primero, al que deseó suerte por su candidatura para presidir el PP de Comunidad «espero que esta vez sin trampas», puntualizó. Un comienzo para una sesión de control del Ejecutivo que se preveía tensa, porque siempre tensiona, a los unos y a los otros, hablar de corrupción. Fue Tudanca el primero en sacar a colación este asunto para preguntar a Mañueco si pensaba asumir su responsabilidad política por los casos vinculados a su partido en Castilla y León. La respuesta del presidente de la Junta fue que sí, que la asumía, pero no en la línea que esperaba el PSCL, sino «con las personas de la Comunidad, con la protección de su salud y con las ayudas a las empresas, algo que ni usted ni Sánchez pueden decir».

Mañueco, que pidió que se deje trabajar a la justicia, basó su defensa frente a las acusaciones de corrupción realizadas por los socialistas por ‘el edificio de la perla negra’, la ‘trama eólica’ o las ‘primarias de Salamanca’ en confrontarlas con el ‘sanchismo’. «¿Es decencia que Sánchez ponga sus intereses por encima de los de España?¿Son decentes los pactos con sus socios? ¿Es decente que usted (por Tudanca) perjudique la imagen de la Comunidad poniendo por encima sus intereses», se preguntó el presidente de la Junta para concluir que «son tal para cual».

El líder socialista, que afeó que ahora resulta que «la culpa de que haya ladrones en el PP es del sanchismo» , volvió a pedir la dimisión de Mañueco por unos casos que «me indignan porque están manchando las instituciones». Y el aludido volvió a la carga con el presidente del Gobierno con una súplica para el responsable del PSCL: «Entre Castilla y León y Sánchez, por primera vez elija Castilla y León».

Hasta ahí la respuesta el jefe del Ejecutivo autonómico que, después de contestar al procurador de Por Ávila, Pedro Pascual, sobre el Corredor Atlántico, abandonó el hemiciclo. Sin embargo, quedaban tres preguntas más a vueltas con la corrupción. Dos de ellas fueron respondidas por el vicepresidente Francisco Igea, de Ciudadanos.

La procuradora Ana Sánchez se arrancó con las primarias del PP para insistir en que este «es el caso Mañueco», frente a un PSOE de Luis Tudanca que «no tiene imputados en sus filas». «Pidan perdón y váyanse», clamó. Pero Igea, que también felicitó (con ironía) a Ana Sánchez por haber sido reelegida porque «eso es bueno para nosotros», optó por un tono conciliador con el que ratificó que «si hay imputados, asumiremos responsabilidades», pero, a su juicio, ahora son investigados. Pidió que se respete la presunción de inocencia y a todos los partidos hizo un ruego: «Abandonar esta locura en la que estamos instalados de utilizar la justicia, la plaza pública y el linchamiento para casos que acaban archivados, perjudicando a la gente y aburriendo al personal». «Esto no es y no va a ser Murcia», advirtió. Más tarde, contestó al procurador de Podemos, Pablo Fernández, quien le reprochó «haber conseguido convertirse en el portavoz del PP». «Mi valoración es la misma que sobre la financiación ilegal de su partido hace la Audiencia Nacional», le espetó Igea, recordando que este caso también está en fase de diligencias.

Y una pregunta más, la que hizo la socialista Patricia Gómez sobre la «trama eólica» y los 24 millones de fianza que la Junta debería abonar llegado el momento en concepto de fianza. Una afirmación que el consejero de la Presidencia, Ángel Ibáñez, calificó de «metedura de pata». Así, indicó que «la Junta está exenta de presentar fianza ante cualquier órgano jurisdiccional», según recoge el Estatuto, por lo que mandó a los socialistas «a la escuela a aprender, si tuvieran un poco de dignidad». Sin embargo, en las filas socialistas la interpretación es bien distinta ya que consideran que el Estatuto dice que la Junta está exenta de pagar «en el ejercicio de las competencias», pero aquí «se trata de un caso de corrupción».