La consejera de Agricultura y la presidenta de la IGP, tras la firma del acuerdo

Los lechazos criados en la Comunidad «blindados» con el logo Tierra de Sabor

La Junta y el Seprona intensificarán los controles a los 220.000 animales importados

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Con la llegada de la época navideña la venta de lechazos se dispara y hasta Castilla y León, pese a ser la segunda comunidad autónoma española con más ovino tras Extremadura, también llega el lechazo de importación. En concreto se cifran en cerca de 220.000 los lechazos traídos de países como Francia, Italia o Portugal. Lo que ocurre es que llegan vivos para ser sacrificados en mataderos de la región y eso puede llevar a la confusión del consumidor, que al ver el lugar de sacrificio puede pensar que se trata de lechazo procedente de la ganadería regional sin serlo.

Para evitar confusiones y potenciar la producción de calidad regional, la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta va a llevar a cabo dos tipos de acciones.

Por una parte, junto al Seprona, intensificará los controles tanto de movimiento ganadero como de etiquetado en el matadero y, por otra, ha sumado sinergias con la Indicación Geográfica Protegida del Lechazo de Castilla y León para que este producto, además de llevar el sello identificativo de la IGP, a partir de ahora se distinga también con el logotipo de la marca Tierra de Sabor.

La consejera del ramo, Milagros Marcos, que ayer firmó un convenio con la IGP para introducir en sus lechazos el sello de Tierra de Sabor, explicó que la importación de lechazo que únicamente se mata aquí «no es un problema de legalidad» pero es necesario «clarificar las cosas» y distinguir muy bien el etiquetado sin que el consumidor tenga que mirar la letra pequeña para identificar el que realmente tiene un origen regional y se ha criado en los pastos o las explotaciones ganaderas de la Comunidad Autónoma.

Su elección frente al llegado de fuera no sólo se traduce en una garantía de calidad sino que además supone una apuesta por el producto local que genera riqueza y empleo tanto en el sector primario como en la industria agroalimentaria de Castilla y León, lo que contribuye al desarrollo rural, según apuntó Milagros Marcos, que resumió el tipo de acciones que llevará a cabo la Junta para proteger el lechazo autóctono al aludir a la «identificación unívoca y controles». «El objetivo es mejorar la competitividad del sector ovino, en este caso, el lechazo, y el desarrollo rural, teniendo en cuenta que todo lo que genere actividad en agricultura y ganadería y llegue a la mesa de los ciudadanos está generando empleo en el medio rural», insistió la consejera.

La unión de los sellos Tierra de Sabor e IGP es una medida que forma parte de la plataforma de competitividad del ovino consensuada que permitirá, en palabras de Milagros Marcos, intensificar también los controles que ya se realizaban sobre el producto que llega de fuera, su identificación en los mataderos y en las cadenas de comercialización. Los ganaderos y las industrias que quieran solicitar la inscripción para llevar el sello de Tierra de Sabor pueden presentar la documentación en el departamento de calidad del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl).

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