La Junta vincula los cuatro casos de tularemia a la plaga de topillos

Confirma que los contagios de Palencia «coinciden con la aparición del roedor»

Miles de topillos muertos en un canal en el municipio palentino de Paredes de Nava ABC

Gonzalo Castro

Palencia amaneció en julio con una persona afectada por tularemia y once días después ya ascienden a cuatro los casos confirmados. Y podría haber algún damnificado más que continúa en fase de investigación. Todos ellos, según confirmó la Consejería de Sanidad a ABC, están provocados por un animal: el topillo. Este roedor ha emergido de nuevo en forma de plaga y amenaza con seguir extendiéndose por Castilla y León. Consigo no sólo trae un perjuicio para el campo, también para la salud de los que están en contacto con la naturaleza. La tularemia «es una enfermedad que podría evolucionar hacia la muerte. Requiere asistencia sanitaria, un diagnóstico y un tratamiento adecuado», explicó a este periódico el Jefe del Observatorio de Salud Pública, Rufino Álvarez Sanz.

La tularemia, catalogada como enfermedad de declaración obligatoria, tiene dos características que la hacen original. Es «endémica» de Castilla y León y es «cíclica». Surgió de manera abrupta en 1997 (513 casos), se repitió en 2007 (507), se dejó ver en 2014 (112) y vuele a reaparecer en el verano de 2019. Además, se asocia habitualmente a la manifestación de los topillos. «Se ha observado que cuando hemos tenido brotes de tularemia en la Comunidad siempre ha coincidido con la plaga de estos micromamíferos». Por esto, «la Consejería de Agricultura, que viene observando que en algunas zonas hay una densidad importante de topillos, ha dictado ya medidas para luchar contra ellos», aseguró Rufino Álvarez.

Con el «primer caso confirmado» y con la «comprobación» de que «existe una plaga de topillos» en Castilla y León, la población, «en particular los agricultores, ganaderos, amantes de la caza y el senderismo», tiene que conocer los riesgos que provoca la tularemia y, sobre todo, «saber cuáles son las medidas preventivas para evitar problemas mayores», admitió. Ya se ha convertido en algo «evidente que está circulando en este momento el agente por el medio» y, por lo tanto, los que se «expongan» y no compartan estas normas de prevención tienen un «riesgo serio de contraerla».

Enfermedad

La tuleramia no es tan grave como a priori parece. Tiene cura. Lo que ocurre es que «no tiene un cuadro clínico típico». Por una razón, la forma de coger esta enfermedad. Hay varias vías: «contacto físico, la ingestión y la inhalación». Dependiendo de la manera en la que se adquiera este germen, la tularemia tendrá un proceso u otro. Pero cada uno comparte síntomas similares como la «fiebre alta, los dolores en las articulaciones, en la cabeza y el malestar general». Su tratamiento, como el del resto de «enfermedades originadas por una bacteria» es mediante «antibiótico».

Uno de los asuntos que más preocupa, tal y como la organización agrícola Asaja transmitió en un comunicado el pasado martes, es la «necesidad de una mayor formación de los profesionales de atención primaria, que les permita diagnosticar la tularemia como enfermedad profesional». A esto respondió Rufino Álvarez: «Nuestro sistema sanitario está entrenado y conoce bien la enfermedad porque se repite en las mismas zonas». Además, quiso insistir en que «se ha enviado una alerta a todas las gerencias de salud para que estén más pendientes y que sospechen de esta enfermedad para que el diagnóstico se haga lo antes posible». Pero, añadió que hay casos que «requieren de técnicas de laboratorio y que no se pueden confirmar hasta conocer los resultados».

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