Ignacio Miranda - Análisis

Franciscanismo hipócrita

La caza ordenada y respetuosa representa una valiosa ayuda del hombre a la naturaleza. Ayer, hoy y siempre.

Ignacio Miranda

Como todo cazador de la Meseta, Miguel Delibes sentía fascinación por la perdiz, la reina entre las especies cinegéticas de la fauna ibérica. Porque, para abatir a la hermosa patirroja de vuelo rápido y escurridizo, entre perdidos y linderones, hacen falta reflejos, inteligencia e intuición. El escritor vallisoletano defendía un concepto muy ético de la caza, de igual a igual, sin ventajas. Por ello, aseguraba que disfrutar de una buena jornada no consistía en terminar con el morral lleno de piezas, sino en el acierto de cobrar limpiamente las conseguidas.

Ya advertía entonces del «franciscanismo hipócrita» que practican quienes censuran el ejercicio cinegético, a menudo insensibles al dolor y las privaciones humanas. Aquel hontanar de ecologismo incipiente creció hasta desembocar en el actual movimiento animalista, un torrente irracional que persigue la prohibición de la caza sin reparar en que es necesaria para evitar superpoblaciones y preservar el equilibrio de los ecosistemas. La presencia de jabalíes en parques periféricos de las ciudades, que no llegó a contemplar Delibes, o de corzos en parajes donde nunca se han visto, son prueba de la amenaza de su expansión. La caza ordenada y respetuosa representa una valiosa ayuda del hombre a la naturaleza. Ayer, hoy y siempre.

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