Darío Villanueva: «En la política se ha mentido siempre, pero no como ahora»

Cuenta Darío Villanueva (Villabáñez ,1950) que -para él- todo empezó a principios de los años 80 cuando disfrutó de varias estancias como profesor universitario en Estados Unidos. Allí empezó a obsesionarse con las diferentes formas de censura moderna y a cultivar el germen que culminaría en la publicación del ensayo ‘Morderse la lengua: corrección política y posverdad’ en marzo del año pasado, con el que obtuvo el prestigioso premio Francisco Umbral. «Recuerdo que en los campus norteamericanos estaba empezando a surgir una forma de censura atípica, que no provenía del poder, de un régimen dictatorial político o de las distintas iglesias -que la siguen ejerciendo-, sino de una entidad gaseosa identificable como la sociedad civil», ha explicado el estudioso en el vallisoletano Círculo de Recreo, flanqueado por María España Suárez, presidenta de la Fundación Francisco Umbral, y Carlos Aganzo, miembro del jurado del premio y director del Aula de Cultura de ABC .

En ‘Morderse la lengua’, Villanueva habla de eso, del callar no por cautela o voluntad propia, si no por imposición de los pares. «De repente, un grupo, una tendencia o una idea decide que algo tiene que ser censurado, que no se puede decir, pensar o hacer. Eso es a lo que nos enfrentamos hoy», ha continuado el escritor mientras aseguraba que aquellos campus «ahora son invivibles para un ciudadano que se considere libre».

Todo ello, a su juicio, afecta a lo que se diga o haga y da lugar a fenómenos, «secuela de la corrección política», en los que «no se puede hablar o identificarse con una cultura que no sea la tuya propia, porque si lo haces estás ejerciendo apropiación cultural», ha criticado.

Asimismo, Villanueva ha señalado que nos encontramos en un momento en el que las dos cuestiones que abordan su libro se encuentran «en el candelero». Por un lado, la manipulación de la realidad a través de la llamada posverdad. Es decir, la mentira posmoderna. Y, por otro, la corrección política que él tacha de censura.

Sin embargo, su mayor preocupación ante este fenómeno es que ha encontrado una muy buena acogida en el verbo y el acto político. «Estamos viendo elecciones en países de régimen formalmente democrático que conducen a una tergiversación profunda de la democracia» , ha alertado para volver al caso estadounidense: «La hemos visto eclosionar de manera asombrosa con Donald Trump, que llegó a emitir 32.000 mentiras desde la Casa Blanca”, ha subrayado para mostrar su preocupación: “En la política se ha mentido siempre, pero no como ahora, como un instrumento de acción política», ha insistido.

Aunque no todo está perdido, se considera optimista y asegura que a pesar de «vivir en una etapa de pensamiento débil, de sociedad líquida y preocupada por la inteligencia emocional», uno se puede revelar al «no morderse la lengua» contra el «relativismo absoluto», que «es incompatible con la existencia humana y de la sociedad».