La Catedral de Burgos muestra sus mejores cantorales y dos tapices flamencos restaurados

«El arte del detalle» se podrá ver hasta el 19 de junio en el claustro alto y la capilla del Corpus Christi del templo gótico

Inauguración de la exposición ICAL

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La Catedral de Burgos muestra una selección de los doce cantorales más representativos de la colección de la Seo , así como dos tapices flamencos recientemente restaurados que llevan el título de ‘El retorno del hijo pródigo’ y ‘Crucifixión y las virtudes ganan la batalla a los vicios’. Se trata de la exposición ‘El arte del detalle. Cantorales y tapices de la Catedral de Burgos’, que abre este miércoles sus puertas en el claustro alto y la capilla del Corpus Christi del templo gótico con motivo de los actos en torno a la conmemoración de sus 800 años.

Uno de los comisarios de la muestra, Matías Vicario, canónigo archivero de la Catedral, ha subrayado que uno de los patrimonios «más desconocidos» que atesora la Catedral de Burgos es la colección de cantorales, actualmente en proceso de estudio y catalogación. El templo custodia 92 ejemplares de gran formato, de los que cerca de la mitad llegaron del monasterio jerónimo de Fresdelval tras la desamortización. En la capilla del Corpus Christi se puede observar una docena de cantorales, diez de ellos abiertos.

Estas obras abarcan desde comienzos del siglo XVI hasta mediados del XIX , aunque se siguieron usando y restaurando hasta el siglo XX. Así, se conservan kiriales, graduales, salterios, antifonarios, libros de himnos, de lamentaciones, etcétera. Junto a los calígrafos intervinieron los miniaturistas, que decoraban estos libros y desarrollaban representaciones iconográficas para completar visualmente los textos, con un notable despliegue de colores, panes de oro y complejas técnicas pictóricas.

En estos cantorales destacan las miniaturas de las letras capitales, con recursos ornamentales vegetales y zoomorfos, y en las que aparecen pasajes de la vida de Cristo, de la Virgen, representaciones de santos y escenas y motivos alegóricos. « Son libros que no son impresos sino miniaturas , generalmente, en pergaminos con un peso medio de 30 kilos y de unas dimensiones de un metro por 80 centímetros», ha apuntado vicario, al tiempo que precisa que la mayoría de ellos lo componen «más de 250 folios».

Se trata, explica, de «libros muy usados y en los que se introducían cambios y modificaciones» por lo que, reconoce que están «algo deteriorados». Asimismo, ha desvelado que «la existencia en la Catedral de folios en blanco sin usar» demuestran que en el templo burgalés se compusieron cantorales. Sin embargo, apunta que «la desamortización del siglo XIX , la evolución de la misma y también la reforma de la liturgia por el Papa Pío X ha contribuido a la progresiva desaparición de los cantorales».

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