Alcaldes y servicio público

Superada ya a mitad de la Cuaresma la disyuntiva de optar entre Mañueco y Silván, que tanto monta, vamos recobrando la normalidad perdida con la letanía de las primarias. Monta tanto porque ambos son la transfiguración del propio Herrera sin necesidad de subir al monte Tabor. Uno del aparato, versión seria. Otro prohijado, de perfil risueño. Aquí no se han aparecido Elías ni Moisés entre las nubes. Ha bastado una consulta -por fin- a la asamblea santa de los militantes al corriente de pago para proclamar al elegido, al hombre que liderará una nueva época.

En el congreso regional del 1 de abril, el PP aprobará una ponencia que otorga mayor protagonismo a alcaldes y concejales, a menudo olvidados y desvalidos, pero sin duda uno de sus grandes activos.

Hombres y mujeres que, con más voluntad que medios, intentan resolver los problemas de los ciudadanos, dan la cara, escuchan sus demandas frente al aislamiento endogámico de despacho, y se esfuerzan por mejorar ciudades y pueblos. Porque el municipalismo es la base de la acción administrativa y política, más aún en nuestro territorio.

Ahí está Juan Jesús Blanco, alcalde de Guardo, que consciente de las dificultades de muchas personas para acudir a consultas médicas a Palencia -doscientos kilómetros entre ida y vuelta por carretera comarcal-, ha propuesto destinar 100.000 euros para facilitar traslados sanitarios. No es una competencia del Ayuntamiento, pero prima el criterio de interés general. «Tenemos la percepción de estar muy alejados de todos los servicios por vivir en la montaña, y queremos que un ciudadano de Guardo tenga el mismo acceso a la sanidad que uno de Valladolid», explica. Al paciente que acuda por indicación médica a su hospital o centro de referencia, se le abonará el billete del autobús de línea o el kilometraje de su vehículo. También habrá posibilidad de transporte en microbús o taxi compartido, según los horarios. En suma, vocación de servicio público.