105 años y una gran fortaleza
La leonesa Micaela López Abajo presume de una salud de hierro que le ha permitido mantenerse alejada de los hospitales durante prácticamente toda su vida
León Actualizado: Guardar«Ya no recuerdo ni cuántos son», bromea Micaela López Abajo cuando le preguntan por su edad. Hace cinco que el número cuenta ya con tres dígitos y Micaela tiene la cabeza tan despierta como la tenía en los años que más regresan a su memoria, los de su infancia en Tabuyo del Monte (León), cuando iba al molino con su padre y cuando se encargaba de las labores del campo y de sacar adelante a sus tres críos. Ahora su vida es mucho más reposada, enviudó hace unos 20 y tras vivir durante años con sus hijos, desde marzo está en una residencia en la que recibe las visitas constantes de su familia, pasea -que todavía puede con cierta destreza- y mira durante horas el ventanal que da a sus montes, los de Tabuyo.
Los años pesan, pero Micaela ha sabido llevarlos con fortaleza. «Apenas ha pisado un hospital y no toma ningún tipo de medicación», aseguran sus nietos. La receta para conservar su salud la desconocen –no hay más centenarios en su familia- pero
comentan con gracia la que durante años fue su peculiar dieta, aunque no exclusiva: el tocino y la leche condensada. Nada le gustaba más a esta centenaria que desayunar su taza de café con leche condensada y pan y comer sopa, alubias y un trozo de tocino. «No había quien la hiciera comer un filete o un trozo de pescado, pero está estupendamente, ¡y sin colesterol!», comentan con cierto asombro.
«Discreta y buena cocinera» -sus nietos recuerdan con cariño sus sopas de ajo- a Micaela le gusta todavía mantener ciertas costumbres, como la de escoger las habas sentada al sol y reunirse siempre que puede con sus nietos (tiene seis) y «contar batallitas». «Le cuesta arrancar, pero cuando lo hace puede pasarse horas contando historias. Y que sea por muchos años más», señalan.
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