Un vino único en homenaje a una madre: Marisol Rubio

Este es el nombre de esta bodega de Villanueva de Alcardete (Toledo), que elabora «Cima», un Pedro Ximénez en La Mancha

Piedad y Jorge, responsables junto con su padre, Cipriano, de Bodegas Marisol Rubio
Mariano Cebrián

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«No embotellar un vino si no tiene una historia detrás». Esta es la frase que Cipriano Garrido y sus hijos, Piedad y Jorge, se trajeron grabada a fuego de su viaje por California. Así es como nació Bodegas Marisol Rubio , el nombre del cuarto pilar, quizá el más importante, que sustenta este proyecto vitivinícola y agrícola que eclosionó en 2018, pero que venía gestándose desde hace años en Villanueva de Alcardete (Toledo), en plena comarca de La Mancha. Allí nació «Cima», un vino blanco seco único que se elabora a partir de uva Pedro Ximénez 100% , una variedad propia de otras latitudes, pero que se ha asentado a la perfección en una tierra que no es la suya, como es La Mancha.

El artífice e ideólogo de esta apuesta, a priori, arriesgada, es Cipriano Garrido, un experimentado agricultor y asesor agrícola de profesión que, tras visitar los campos de Andalucía, fue fraguando la idea de plantar la variedad Pedro Ximénez en tierras manchegas. Un proyecto, ahora hecho realidad, con el que quiere homenajear a su mujer fallecida, Marisol Rubio, que es quien da nombre a la bodega y, como si de una musa se tratara, la que inspiró a Cipriano y a sus hijos para lanzarse de lleno a un proyecto agrícola de tradición familiar basado en el vino, en el aceite de oliva y en los cereales.

La imagen de la bodega es el nombre y la firma auténtica de Marisol Rubio, serigrafiada con un color dorado en la botella, tanto en el vino como en el aceite de oliva virgen extra , un coupage de cornicabra, picual y arbequina, también mimado al máximo.

Cipriano Garrido, el ideólogo de este proyecto vitivinícola en Villanueva de Alcardete

Este es el pequeño gran homenaje que le han hecho su marido y sus dos hijos a «una mujer cariñosa, detallista, sensible y comprometida con dar lo mejor», según la recuerda su hija, Piedad, quien cuenta a ABC que fue «su alegría, su ímpetu y su pasión por la vida» lo que tanto les está inspirando. Esta periodista de profesión subraya lo sorprendidos que ella, su padre y su hermano están por cómo ha funcionado especialmente el vino «Cima». «Hay un trabajo enorme detrás que se ha visto recompensado con un gran acogimiento del público. Todos los restaurantes y clientes que lo han probado, cuando les decimos que es un Pedro Ximénez seco elaborado en La Mancha, no se lo creen. Pero, hasta el momento, nadie lo ha rechazado e incluso alguno nos pidió comprarnos las 1.455 botellas que elaboramos», afirma Piedad.

De este modo, tanto el aceite como el vino «Cima», seudónimo de Cipriano y Marisol, están presentes en un buen número de importantes negocios del sector de la hostelería de Madrid, San Sebastián, Almería, Toledo, Cuenca y Tomelloso , la capital vitivinícola de La Mancha. Entre ellos, destacan La Botillería y Fogón Sacha, el Restaurante El Bohío, el Restaurante del Palacio de Cibeles, el Restaurante Adolfo, el Restaurante El Pelicano, el Restaurante La Antigua... y un listado de clientes que se irá ampliando.

Es por ello que, aunque teniendo siempre presente la filosofía de calidad antes que cantidad, Cipriano y sus hijos han decidido aumentar para esta añada y las siguientes su producción, aunque ligeramente, quizá al doble o al triple, de este vino que tanto buen resultado les ha dado y que, pese a ello, han mantenido a un precio asequible de 12,30 euros, como es el deseo de Cipriano.

Según su nota de cata, «Cima» se caracteriza por ser un vino limpio y brillante de color amarillo pajizo con elegantes matices de oro nuevo y reflejos verdosos. En nariz, destacan sus aromas varietales predominantes de hierbas frescas y notas lácteas de juventud, que derivan posteriormente en matices minerales y anisados, así como los sutiles aromas especiados del roble francés, que aparecen tras una leve oxigenación del vino. Su expresiva entrada en boca debido a su carácter sabroso se adereza con ligeros toques salinos y una fresca acidez. Su paso en boca es equilibrado y suave, culminado por un elegante amargo final que alarga el retrogusto con recuerdos varietales y de fruta percibidos al olfato, lo cual le hace un vino ideal para acompañar embutidos ibéricos, quesos de pasta blanda, semiblanda y semicurados, verduras a la parrilla, productos del mar, mariscos y moluscos.

Sin embargo, aquí no se queda la cosa porque, según adelanta a ABC Jorge Garrido, ingeniero industrial de profesión y otro de los pilares del proyecto, para la próxima añada tienen pensado sacar otro vino , también de uva Pedro Ximénez, pero con una fermentación directamente en barrica para maridarlo con otro tipo de platos. Y tampoco se cierran a sacar más vinos en un futuro, ya que en la finca, ubicada en el paraje La Rizosa de Villanueva de Alcardete, con una extensión de unas 25 hectáreas y una altitud de 837 metros, la mayor parte de los terrenos son ocupados por viñedo, encontrando en ellos los varietales autóctonos de Airen y Tempranillo, además del Pedro Ximénez.

Sin duda, Bodegas Marisol Rubio está ayudando mucho a situar en el mapa «con letras doradas» a Villanueva de Alcardete . «¡Qué orgullosa tiene que estar vuestra madre desde el cielo!» es la frase que muchos vecinos le repiten a Piedad y a Jorge, que aún siguen emocionándose cuando hablan de su progenitora, que, a su juicio, es la energía que les empuja para seguir navegando en este bello viaje.

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