«Vamos a cargarnos de argumentos para devolver la vida al río Tajo»

La Universidad de Castilla-La Mancha y la Fundación Soliss han creado la Cátedra del Tajo, con fondos para la investigación y la divulgación. Un hilo de esperanza. Su directora, la doctora Beatriz Larraz, aclara a ABC los orígenes de esta gran catástrofe medioambiental

Las inundaciones de septiembre provocaron el desbordamiento del Arroyo de la Degollada, que trasladó sedimentos al río a su paso por la ciudad: si el Tajo llevara su caudal natural, hubieran sido arrastrados. Casi dos meses después, continúan taponando el río H.FRAILE
Valle Sánchez

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El río Tajo lleva décadas agonizando, muriéndose poco a poco. El trasvase, la contaminación y la ausencia de dinámica fluvial lo han convertido en una cloaca. Las poblaciones ribereñas se quedaron sin futuro; no existe bosque de ribera en gran parte del recorrido; las especies de peces nativos desaparecen continuamente, como el barbo común o la boga del Tajo y, por supuesto, en la mayoría de sus zonas, no es posible el consumo directo ni el baño en sus aguas.

Precisamente, el año que viene se cumplirán ya 50 años de la prohibición del baño en la ciudad de Toledo por la contaminación que llegaba de Madrid, una agónica situación que el trasvase, que se puso en marcha en 1981, terminó de rematar. Dos puñaladas para el río y no se sabe cuál fue la mortal. «La contaminación y el trasvase están a la altura; son una conjunción que provoca un río sucio y escaso que, en Estadística, se llama interacción de dos factores, provoca un maor efecto que el que provocaría un mayor efecto por separado. Una situación brutal». Son palabras de Beatriz Larraz, la directora de la nueva Cátedra del Tajo , creada recientemente por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y la Fundación Soliss, un organismo que va a trabajar por impulsar la recuperación integral y la mejora del estado ecológico del río y sus afluentes a través de la investigación científica, la formación y la divulgación. Un importante paso para ver algo de luz a un problema enraizado, que los vecinos de las poblaciones afectadas, como Toledo, Talavera y Aranjuez, viven desde hace años con resignación y desesperanza.

Beatriz Larraz H. FRAILE

Beatriz Larraz es licenciada en Ciencias Matemáticas por la Universidad Autónoma de Madrid y doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Castilla-La Mancha. Actualmente ejerce como profesora titular de Estadística en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, en el campus de Toledo. Recibe a ABC en su despacho con un regalo: la mítica postal de la playa de Safont llena de bañistas, el mejor símbolo del sueño de todos los toledanos, en el que ella cree posible con trabajo, investigación y campañas de concienciación y divulgación. Tras su trayectoria como coordinadora del Grupo de Investigación del Tajo desde el año 2013, asume ahora las funciones de dirección de esta cátedra que quiere cargarse de argumentos científicos para devolver la vida al Tajo, un río que está herido de muerte. Contará para ello con un equipo de investigadores que, desde un enfoque interdisciplinar, podrán abordar nuevos proyectos conjuntos con el fin de colaborar en la recuperación del río Tajo para sus ciudadanos ribereños. Muchos de estos profesionales trabajan ya en e l Grupo de Investigación , un proyecto que surgió por la necesidad que tenían las plataformas en defensa del Tajo, sobre todo, las de Toledo y de Talavera, de que hubiera trabajos de investigación para defender el río ante las autoridades responsables. «Sentían que estaban carentes de argumentos científicos que les dieran la razón», explica Larraz.

La idea surgió en 2012 tras unas jornadas tituladas ‘ El río Tajo, lecciones del pasado para un futuro mejor’ y gracias al presidente de la Plataforma de Toledo en defensa del Tajo, Alejandro Cano, junto con un grupo de profesores inquietos de la Facultad de Ciencias Ambientales y la de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, motivados, como Beatriz Larraz, por sensibilizar a los alumnos, futuros empresarios y abogados.

En estos años de trabajo previo se ha investigado mucho sobre contaminación, indicadores biológicos y sobre el coste y beneficio del trasvase, esa construcción que no atiende a ideologías; se gestó en la República, se construyó en la Dictadura y se puso en marcha en Democracia. «No es de ningún partido, ni de derechas, ni de izquierdas, ni intermedia... son otros intereses», lamenta. Ahora, sin embargo, «sabemos lo que tenemos que hacer y se lo podemos explicar a la gente, para que se conozca, por ejemplo, qué son los caudales ecológicos, cómo está la situación del río, cómo afectan los trasvases, cuándo se hacen o cuánta agua se va al Levante».

Ahora este grupo crece y se transforma en una figura que tiene la Universidad para sus relaciones con la empresa o con las administraciones públicas, que son, como explica su directora, relaciones duraderas y de alto valor, porque «las cátedras están cargadas de capacidad investigadora, de divulgación, de docencia...». Para estas actividades, la Fundación Soliss aporta 40.000 euros en tres años, que se articularán en colaboración con el Grupo de Investigación del Tajo e incluyen jornadas, becas, acciones de concienciación y la rehabilitación del río a su paso por la Fábrica de Armas, entre otras cosas. También se está trabajando en el ámbito de la Sociología, «un trabajo muy serio sobre los testimonios de muchas personas que vieron el Tajo limpio». «Queremos conocer cuál era entonces el discurso entorno al río, cómo vivían cuando se podían bañar y cuál era la vivencia de los toledanos en aquellos años».

Gracias a esta aportación, que será 124.000 euros en tres años , se podrá seguir investigando «con los mejores». «Queremos profundizar en contaminación y dotar a los organismos que se encargan de la gestión de la cuenca de argumentos y seguir profundizando en la relación que tienen los contaminantes con los ecosistemas para que se vea por qué necesitamos que el agua esté más limpia y por qué necesitamos tener más caudal. Esa dinámica fluvial que estamos demandando desde hace mucho tiempo desde el grupo de investigación y desde las propias plataformas es fundamental para que el río recupere su funcionalidad». Y el problema no solo es, como creen algunos, la contaminación que llega al río desde el Jarama aguas abajo de Aranjuez. El trasvase deja sin caudal al río más arriba, como en la localidad toledana de Santa cruz de la Zarza, en donde los vecinos recuerdan con nostalgia sus baños en su río, lo que les ha llevado a crear una nueva Plataforma para dejar de darle la espalda.

La doctora Larraz explica que la falta de dinámica fluvial ha hecho desaparecer esas avenidas que fertilizaban las vegas del río, con corrientes grandes que trasladaban sedimentos y se llevaban las plantas invasoras. «Con el trasvase está casi parado, no hay suficiente caudal, el agua no se encuentra en buen estado». Así, el río ya llega muy dañado a Aranjuez, en donde recibe de golpe la contaminación del área metropolitana de Madrid, y continúa su curso con caudales mínimos y contaminados. En la ciudad de Toledo, el agua ya no tiene agilidad, está parada. Y pone como ejemplo lo ocurrido tras las inundaciones de la DANA en septiembre en el Arroyo de la Degollada que transportó numerosos sedimentos que si el río hubiera tenido su cauce natural se arrastrarían, «pero como lo tienen parado aguas arriba, en Entrepeñas y Buendía, no ejerce la función; con este caudal mínimo no podemos arrastrar esos sedimentos». Mientras tanto, el pasado año 2020 se cambiaron las reglas de explotación, vigentes desde 2014.

El planteamiento, que no convence a los investigadores castellano-manchegos, supone que si los embalses de cabecera estuvieran en nivel dos se envían 27 en vez de 38 hectómetros cúbicos obligatoriamente. En estos momentos nos encontramos en excepcionalidad hidrológica, que es el nivel 3, y se pueden enviar 20 hectómetros cúbicos todos los meses.

Para el Grupo de Investigación del Tajo no es suficiente: su propuesta era que, como máximo, en nivel dos el máximo trasvasable fuera 20 y no 27 y que en el nivel 3 en vez de 20 se bajara a un máximo de diez. Máximo permitido de agua Beatriz Larraz advierte que mucho más grave que estas reglas de explotación es que en ellas se dictamine por ley el «máximo de lo que se puede dejar pasar al Tajo al año, que es, como mucho, de 365 hectómetros cúbicos». «¡No puede ser que haya una ley que diga cuánto puede pasar como máximo al Tajo! Las necesidades del río tienen que ser tantas como sus ciudadanos decidan, si quieren utilizarlo para regar, industria, beber... Para eso hay una Confederación Hidrográfica que debería decir los usos del agua. No tiene sentido que haya una ley superior al Plan de Cuenca que diga el agua que puede repartir la Confederación para la usuarios. Y eso no ocurre en ninfguna cuenca, nadie tiene una ley por encima como nosotros».

La Red del Tajo -la entidad que agrupa a asociaciones, colectivos, plataformas que, preocupados por la situación y por los problemas que el río Tajo, se movilizan y reúnen para hacer partícipes e intentar involucrar a toda la ciudadanía de ellos- se amparan, para luchar por sus objetivos, en la ley europea, en la directiva marco del agua, porque el trasvase choca con esa directiva. La queja ante la Comisión Europea sigue en marcha y se sigue investigando.

En el lado positivo, la directora de la cátedra del Tajo destaca ciertas mejoras en el control de la contaminación en el nuevo plan de cuenca, porque prevé inversiones en depuración y se habla en sus reuniones de participación pública de imponer autorizaciones de vertido más exigentes a las depuradoras.

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