Carlos Rodrigo
Unión del Pueblo Toledano
«La funcionarización de políticos que llevan mil años de moqueta en moqueta es una constante que perdura»
Estaba el otro día tomando unas cañas con un colega mío de toda la vida, que trabaja puntualmente de fontanero a tiempo parcial en partidos políticos a nivel nacional, un auténtico personaje de novela, cuando entre confesión y revelación inconfesable, en plan sálvame deluxe, de susos y ayusos, sanchos y oteguijotes, casados y viudos, riveras y afluentes, yolandas y lavandas, caseros e inquilinos, extremos y centrocampistas, me preguntó, no sin cierta melancolía, sobre cómo iban las cosas por Toledo.
Le solté las vaguedades de siempre… que bueno, que ya sabe que Toledo tiene sus cosas, pero que no deja de ser la típica capital de provincia… lo de ser capital de una Autonomía no histórica… la cercanía a Madrid, las paradojas que todo eso supone para lo bueno, para lo malo, para las inevitables inercias… las peñascosas pesadumbres habituales, etc.
Se sonrió, y me dijo que, entre ñapa y ñapa, había estado siguiendo muy de cerca el tema de los partidos localistas y regionalistas en las últimas elecciones de Castilla y León : el fenómeno de ¡Soria ya!, donde hay sitios donde se ha tirado del ejército porque las ambulancias tardan 50 minutos o las listas de espera se van hasta a 110 días, o del tipo Unión del Pueblo Leonés, donde tanta y tanta gente no se identifica con la Comunidad Autónoma de la que le tocó en suerte ser pieza en el puzle del 78.
También departimos, en un ejercicio de desahogo y auto justificación, de lo curioso de una sociedad, en apariencia cada vez más impulsiva y ansiosa, que solo quiere caras nuevas y que asume con rara naturalidad la corrupción, pero no tolera la traición… y sobre todo cómo detrás de tanto ruido y ego de sálvame este puesto que si no adónde voy a ir , al final las únicas constantes que perduran son: la funcionarización de políticos que llevan mil años de moqueta en moqueta + los problemas de siempre que siguen ahí y que sorprendente e inefablemente alimentan programas y candidatos ad infinitum : me dijo señalando con su vidriosa pupila azul vagamente el rosario de bolsas de basura que se sucedían, cual triste camino de baldosas negras, a la salida del bar que acabábamos de cerrar en el casco.
Y que quizá por eso afloran este tipo de partidos, porque más allá de las intrigas palaciegas para asegurarse el pan (los políticos también comen) los viejos partidos o los nuevos viejos partidos, la gente normal, que gracias al cielo sigue siendo mayoría, quiere que les recojan la basura; que su río no de asco ; que el tonto de la moto no se enseñoree impunemente por el barrio haciendo ruido para avisar de la próxima entrega de mercancía de dudosa legalidad; o que no se pare un búho bus a las doce y cuarto de la noche en mitad de la calle porque han entrado treinta adolescentes borrachos y les ha dado por darse de palos, ante el estupor y pavor de conductor y usuarios, entre los que se sortea gratuitamente algunos mamporros sin dueño claro.
Le miré y me reí:
¿Bonito speech , es que me quieres vender la moto de montar un partido?
Los dos nos miramos ojipláticos y nos entró la risa, y luego suspiramos disimuladamente de un modo que, aunque no nos hizo ninguna gracia a ninguno, tuvimos el decoro de no comentar, para acabar tosiendo con viejuno estrépito, tos a la que, por supuesto, echamos la culpa tendenciosamente a los efluvios del Tajo, prescindiendo mezquinamente de las seis horas de romería que llevábamos por el casco.
¿La última entonces?
Eso está hecho
¿Dónde?
Ufff, ya sabes que esto del ocio nocturno en Toledo; está más complicado que renunciar a un cargo sin tener recambio…
Bueno, algo inventaremos - sentenció mi amigo sin juicio previo, mientras se anotaba mentalmente otro punto para el futuro programa electoral de ese futuro nuevo, viejo, viejoven, pero a todas luces quimérico partido político...
Verás mañana qué resaca
No lo dudes…
Y lo peor es que cada vez duran más
Voto a tal…
