Guadalajara
La duquesa de Sevillano, protagonista monumental en las visitas guiadas de Guadalajara
Los turistas descubrirán el legado de María Diega Desmaissieres y Sevillano, que no se circunscribe únicamente al patrimonio que dejó en la ciudad, sino a su labor social
Hay personas que se convierten en personajes de la historia patrimonial de la ciudad en la que han vivido. Este es el caso de la Duquesa de Sevillano y Condesa de la Vega del Pozo , cuya figura y legado vuelven a ser recuperados durante este mes de agosto para que los turistas, a través de las visitas guiadas en Guadalajara, puedan recorrer los escenarios de su vida y descubrir que también desempeño una labor social importante en la ciudad.
María Diega Desmaissiéres y Sevillano fue una figura clave en Guadalajara por el valioso legado monumental que dejó en la ciudad, como el panteón familiar, en el que actualmente se encuentra el Colegio de los Hermanos Maristas; la Fundación que creó a su alrededor, donde se ubica el Colegio de las Adoratrices, o el poblado de Villaflores. Todo este vasto complejo se lo encargó la duquesa a Ricardo Velázquez Bosco en torno al año 1881.
Las visitas guiadas de este mes recorrerán estos espacios, pero también se darán a conocer las labores sociales que la duquesa llevó a cabo a lo largo de su vida.
La biografía de esta mujer destaca por su sensibilidad social sorprendente para la época. No en vano, ayudaba a las familias más necesitadas de la ciudad en la adquisición de alimentos; así como a las personas que trabajaban en sus obras.
El panteón, el tesoro oculto
Por otro lado, el Ayuntamiento de Guadalajara ha renovado el pasado mes de junio el acuerdo de colaboración con la Fundación San Diego Alcalá para la apertura turística al público del Panteón de la Duquesa de Sevillano, con el objetivo de garantizar su acceso para la ciudadanía.
El complejo de edificios donde se ubica el panteón es uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes del siglo XIX, de ahí su importancia histórica, patrimonial y turística, no sólo para los ciudadanos de Guadalajara sino para la multitud de visitantes que recibe cada año. Se construyó entre 1882 y 1916 por encargo de doña María Diega Desmaissières y Sevillano, en honor a sus familiares fallecidos.
