Andreas Kubach: «Lograr el Master of Wine es como escalar el Everest»

Este bodeguero y empresario hispano-alemán puede preseumir de este título que solo tienen 369 personas en el mundo y cuatro en España

El bodeguero y empresario hispano-alemán Andreas Kubach Península

M. CEBRIÁN

Desde el 4 de septiembre Andreas Kubach -junto al aragonés Fernando Mora - puede presumir de poder poner las siglas «MW» (Master of Wine) a continuación de su nombre y de sus apellidos , un título con el que únicamente cuentan 369 personas en el mundo y tan solo tres o cuatro personas en España, si se cuenta al escocés afincado en nuestro país Norrel Robertson. Ahora este empresario y bodeguero hispano-alemán, que lleva más de 30 años aquí, está imbuido en el mundo del vino al frente de Península Vinicultores, compañía que gestiona viñedos y bodegas de todo el país, como las fincas de Quinta de Quercus y , en Fuente de Pedro Naharro (Cuenca).

-¿Qué se siente al entrar en este selecto grupo de expertos del vino?

-Siento sobre todo alivio al haber concluido con éxito este viaje. Y también satisfacción personal. La preparación para lograr el Master of Wine la comparan frecuentemente con el reto de escalar el Everest. Cuando por fin haces cumbre, te sientes realizado y disfrutas de la vista, pero es un sentimiento sereno, más que un subidón de alegría. También siento la responsabilidad de estar a la altura de una institución a la que siempre he admirado y cuyo objetivo es contribuir positivamente al mundo del vino.

-¿En qué consiste exactamente este reconocimiento?

-El Master of Wine es la máxima distinción que existe en el mundo del vino, es un título otorgado por el Institute of Masters of Wine, la institución profesional del vino más respetada a nivel global. Un Master of Wine es alguien que ha demostrado a través de un riguroso proceso de examen su profundo conocimiento de todos los aspectos del vino, así como la habilidad de transmitir este conocimiento con claridad. Aprobar el examen y formar parte del instituto te permite poner las siglas «MW» detrás de tu nombre, lo que te da mucho prestigio y credibilidad, pero también como digo una enorme responsabilidad.

-Menos de un 10% de los candidatos al Master of Wine pasan las pruebas. ¿Por qué es tan difícil obtener este título?

-Hay una serie de razones. Es un examen realmente duro y que cubre un temario amplísimo. La parte teórica son cinco exámenes escritos abarcando todos los aspectos del arte y de la ciencia del vino, desde la viticultura, pasando por la enología, la gestión de bodegas, la comercialización de vino y aspectos legales y cotidianos del vino. Esto requiere estudiar de manera multidisciplinar, también campos que uno no necesariamente haya estudiado antes. En la parte práctica, hay tres exámenes de cata a ciegas,de 12 vinos por examen, sobre los que hacen todo tipo de preguntas, no sólo la identificación de su origen y variedad, pero también cómo se han elaborado, valorar su calidad en el contexto de su origen y su posición comercial y precio. El examen práctico del Master of Wine está considerado la prueba de cata más difícil de mundo. Muchos candidatos no superan los exámenes porque sencillamente no tienen aún experiencia suficiente. El tiempo mínimo para lograrlos son tres años, pero la media está en seis años.

-¿Sabría diferenciar cualquier vino según su procedencia y la variedad de uva con la que está elaborado?

-Ni mucho menos sabría identificar cualquier vino a ciegas, pero sí acertaría la mayoría de los vinos clásicos del mundo y las 30 ó 40 variedades más importantes en los vinos que la expresan. Pero en los exámenes de cata del Master of Wine la identificación de origen o variedad no suele representar más del 20% de las preguntas. Más que hacer el «truco de circo» de adivinar vinos, un Master of Wine debe ser capaz de realmente entender un vino, comprender cómo se ha elaborado, cual es su calidad intrínseca teniendo en cuenta el consumidor al que va dirigido, cuándo debería costar en relación a su origen, etc.

-Como se suele decir, ¿de dónde le viene la casta al galgo?

-Llegué al mundo de vino por accidente, cuando me ofrecieron mi primer trabajo como subdirector de una bodega en Valencia. Era la filial española del grupo suizo Schenk, una compañía centenaria, conocida por su seriedad y nivel técnico. Fue una excelente escuela y tuve la suerte de tener grandes mentores en aquella compañía. Y desde entonces, ya no he querido dedicarme a otra cosa.

-¿Y qué hace un hispano-alemán elaborando vino en Castilla-La Mancha?

-He vivido más de 30 años en España y sólo dos en Alemania. Dicho esto, mi vinculación con Castilla-La Mancha viene de lejos, estoy casado con una conquense y fui durante seis años director general de las bodegas del Marqués de Griñón en Toledo. Castilla-La Mancha es una tierra de vinos fascinante, con una diversidad enorme y gran potencial para hacer vinos no sólo de gran calidad, pero también personalidad. Seguiremos apostando por la región, pero nuestra compañía Peninsula Vinicultores también elabora vinos en otras partes de España.

-¿Qué le falta a los vinos de Castilla-La Mancha para dar el salto a lo más alto?

-Habría muchísimo que hablar de este tema y el debate actual tiende a ser muy simplista. Como decía antes, Castilla-La Mancha es muy grande, muy diversa y por la tanto hay muchas realidades distintas para diferentes segmentos y estilos de vino. Que entendamos y comuniquemos esta diversidad es quizás el primer paso.

-Y la manida pregunta: ¿mejor cantidad o calidad?

-Vinculado a la pregunta anterior, un equilibrio adecuado entre cantidad y calidad. Podemos y debemos abarcar un abanico amplio de vinos, haciendo vinos excelentes para cada segmento de mercado, desde buenos y honestos vinos de consumo cotidiano hasta vinos de alta gama con verdadera personalidad y capaces de trasmitir una identidad y un placer cultural y estético. Ahora bien, no se puede pretender hacer lo segundo con una viticultura y cultura de vinos a granel.

-Teniendo en cuenta su profesión, no sé si ha tomado alguna vez un calimocho. En cualquier caso, ¿considera un sacrilegio mezclar el vino con un refresco de cola?

-Sí, algún calimocho he tomado como adolescente en fiestas de pueblo. Creo que ponerle vino es una excelente manera de mejorar la cola, que es una bebida francamente vulgar. Y no, no lo considero un sacrilegio, que cada uno tome el vino como más lo disfrute. Ahora bien, cuando más feliz te hace un vino es cuando no sólo está bueno, sino que te estimula a nivel emocional e intelectual.

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