La tradición de bañarse en la playa por San Juan también la practicaban los antiguos canarios
La tradición de bañarse en la playa por San Juan también la practicaban los antiguos canarios - ABC

Los antiguos rituales y creencias en Canarias por San Juan

En 1603, en La Palma, el obispo Martínez Ceniceros alertaba que los canarios «hacen descomposturas y deshonestidades»

Las Palmas de Gran Canaria Actualizado: Guardar
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Las fiestas de San Juan llenan Canarias de actos rituales alrededor del fuego. No es algo nuevo. Las crónicas de la Conquista narran que para los antiguos canarios esta fecha ya era fundamental. Además de excelentes conocedores de la astronomía aceptaron y mezclaron de buen grado la presencia de la costumbre castellana de encender hogueras la vispera de San Juan.

Domingo J. Navarro afirmaba que «las vísperas de estos días se divertían mucho nuestros abuelos con las grandes hogueras que hacían en las calles y plazas con tanta profusión que la claridad y el denso humo parecían un incendio». En estos procesos, la fruta ha jugado un papel destacado como ofrenda a San Juan aunque autoridades de los obispados han intentado siempre poner un poco de orden.

En 1581, la Inquisición en Canarias inicia un sumario «contra las brujas de Lanzarote». Una consideración que tenía la isla de siniestra por las invasiones desde Argel y Salé (Marruecos), las sequías o plagas. Buena parte de las denunciadas por estas práticas eran negras, mulatas o moriscas, según el profesor de Historia de la ULL, Francisco Fajardo Spínola.

Tomás J. López, licenciado en Historia, afirma que «era el ámbito de la magia, los conjuros, las curaciones, el amor y el desamor; de las velas, el sahumerio, las cazuelas, gánigos, agujas y tijeras».

A sui juicio, «magia para saber más, pronosticar y proporcionar bienestar… pero como advirtiera la hechicera quien sabe hacer sabe deshacer, por lo que se ganó la fama de mala vecina, dispuestas a recurrir a temidos maleficios, llegando a sospecharse que fuese bruja. La definición que hace Spínola era la de una mujer que «ha abandonado el cristianismo, renunciado a su bautis­mo, rinde culto a Satanás como a su Dios, se ha entregado a él en cuerpo y alma, y se convierte en su instrumento de hacer el mal».

«Descomposturas y deshonestidades»

En 1603, en La Palma, el obispo Martínez Ceniceros alertaba que «hacen descomposturas y deshonestidades, así las personas que allí se juntan con ánimo de velar, como otras que no yendo con ese ánimo, van sólo a hacer travesuras y descomposturas». Por esa razón, prohibía actos por la noche «no haya velas de noche, ni danzas, ni bailes, ni semejantes».

En Gran Canaria, pasaba algo por el estilo. Y es que en 1747, recuerda Manuel Hernández González, de la Universidad de La Laguna, en su libro 'Fiestas y creencias en Canarias en la Edad Moderna', el vicario José Cabrera denunciaba que en la isla "se celebran a los santos de más devoción, en que suelen tener en las plazas algunos juegos y entretenimientos" y alertaba de "las malas consecuencias que se puedan seguir" y en los entornos religiosos "ínterin de las vísperas y antes de acabarse la procesión y misas y aún después estorben e impidan los bailes, juegos de espadas, lanzas, dardos y luchas que suelen usar los naturales de esas poblaciones".

Se funda Las Palmas un día de San Juan

De las celebraciones, San Juan se lleva la palma por varias razones. En Gran Canaria, por ejemplo, fue un 24 de junio cuando desembarcó en la isla por mandato de los Reyes Católicos Juan Rejón y fundó la ciudad de Las Palmas y, por tanto, el inicio de la Conquista de Canarias. El fuego del que hablan los cronistas apuntan a rituales para pedir agua.

Detalla el profesor Hernández González (Universidad de La Laguna, Tenerife) que en Telde, Gran Canaria, cuyo patrono era ya San Juan Bautista, hubo procesiones donde «se tocaban y ejecutaban danzas por esclavos negros que hacían sonar cascabeles que llevaban atados a las piernas». Asimismo, los cronistas apuntan que la víspera de San Juan se quemaban cardones secos, "que eran transportados por los negros que más tarde desfilaban delante de la procesión".

Energía

Los antiguos canarios tenían claro que era necesario bañarse en el mar por San Juan para revitalizarse, como lo hacen buena parte de los canarios todavía por esta fecha al margen del inicio del verano unos días antes.

Viera y Clavijo subraya que en La Palma los que se dedicaban a la ganadería tomaban «aguas sulfúreas de las charcas verdes del sur de la isla», apunta Hernández González. A su juicio, «no cabe duda que San Juan es la festividad crucial» porque en Tenerife «es el día para coger los granos del helecho, para hacer determinadas suertes o para que se cumplan los emplazamientos. Era el día mágico por excelencia para los encantamientos» a juicio de la gente de aquella época.

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