Gonzalo Melián - Boberías económicas

El problema de Rexachs

La mayoría quiere abrir su negocio en las áreas más concurridas

Gonzalo Melián
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Rexachs ha sido durante varias décadas una maravillosa librería que ha cumplido una magnífica función en nuestra sociedad. Cuando necesitábamos alguna pluma concreta, algún libro extraño o unos lápices especiales era a la primera papelería a la que acudíamos los habitantes de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Además, en la actualidad seguía conservando el aroma de lo antiguo y lo clásico que hacía que algunas personas encontraran un atractivo adicional en este establecimiento.

Sin embargo, tenía un problema o una oportunidad, según los ojos con que se miren: estaba situada en la calle Triana, uno de los lugares más privilegiados de la capital. Así es que leemos hace unos días en «La Provincia»: «Rexachs cierra por no poder afrontar un nuevo alquiler de 25.000 euros al mes (…) tras más de 60 años de actividad en Triana».

En la formación de los precios de los inmuebles urbanos, la variable más importante es la localización. Aquellos locales mejor situados dentro de la urbe serán los que tengan precios más altos, porque son los más valorados por los habitantes. La mayoría quiere abrir su negocio en las áreas más concurridas. Por esta razón, al ser estos inmuebles tan altamente valorados, solo los comercios, empresas o industrias que sean más productivas podrán estar localizadas en estas zonas privilegiadas.

Es precisamente beneficioso para la creación de riqueza y la mejora del bienestar social que esta premisa se cumpla. Si en los mejores emplazamientos pusiéramos negocios ruinosos estaríamos distorsionando el proceso de creación de riqueza y sería perjudicial para todos. Por esta razón, los precios de mercado de los alquileres juegan un papel fundamental a la hora de asignar estos recursos inmobiliarios altamente valorados.

Desconozco por qué Rexachs no puede afrontar el nuevo alquiler, pero si este negocio no es capaz de afrontar la renta de mercado para mantenerse en una calle única como la de Triana debe abandonar por el bien de todos dicho establecimiento para que sea ocupado por empresas más productivas y, por lo tanto, más beneficiosas para todos.

Del titular del diario local algunos pueden llegar a pensar que el propietario es malvado al subir la renta de su propiedad. Sin embargo, este pensamiento sería totalmente erróneo. Primero, porque los precios no pueden ser impuestos por el arrendador, siempre tiene que haber alguien dispuesto a pagarlos; y, segundo, porque lo que sería verdaderamente nocivo es que los precios de alquiler de los mejores locales estuvieran por debajo de los de mercado, pues de esta forma no se estarían utilizando los recursos económicos, siempre escasos, de la manera más eficiente y productiva.

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