Morirse por una «hemorragia de bondad» en Canarias

La familia de una funcionaria de Sanidad denuncia que no recibió el final de su final ajena al dolor. El centro defiende que fue tratada con compasión y vocación «como a todos nuestros pacientes porque somos servidores públicos»

José L. Jiménez

Los vivos abren los ojos de los muertos y los muertos abren los ojos de los vivos. Se llamaba Marcela Padrón y era una entrañable funcionaria de la Consejería de Sanidad de Canarias.

Dejó por escrito que quería morir en paz y sin dolor en caso que tener enfermedad irreversible . Ese documento se registró en 2013. Cinco años después, en marzo de este año, cuando desearía emplearlo, según su familia, no pudo. Los médicos apostaban que era salvable y, por tanto, no requería asistencia paliativa.

Sus últimas semanas no fueron protagonizadas por los cuidados espirituales y el calor de los doctores, enfermeras y sanitarios de la Unidad de Paliativos del Hospital Universitario Doctor Negrín, en Gran Canaria, una de las de mayor prestigio en España .

Fue tratada en la unidad de medicina intensiva (UMI). Todo empeoró lo últimos días. La unidad de paliativos de este centro hospitalario tiene un estricto control de asistencia emocional y psicológica a pacientes y familiares. Una semana sufriendo dolor sería prácticamente imposible. Pero es que no estuvo en paliativos porque los médicos decían que era posible que viviera.

En sus últimas semanas hubo caos, aceptación y trascendencia. Padrón no se pudo soltar de dispositivos que la medicaban para irse en paz y con serenidad. Los médicos confiaban en que se salvaría hasta el último momento. Murió acompañada. Los médicos aseguran que allí no existe la «fisiopatología de la desconexión». Que se la estuvo tratando para que viviera con calidad.

Itinerario

No se ha abierto expediente informativo alguno y tampoco medidas de análisis de los hechos. A la familia no le quedaría más remedio que acudir a los tribunales si quiere llegar hasta el fondo. Cosa que hasta los médicos desearían para que quedase acreditado su correcto proceder. Las redes sociales han sido el campo de batalla donde la familia ha estado defendiendo su teoría. Pero el hospital no puede defenderse.

¿Han sido canallas los médicos? Desde el hospital se asegura que la tesis de la familia «no se ajusta, en absoluto, a la realidad»..

Morir

Los médicos la tratarían creyendo que la ayudaban a vivir ; pero su familia denuncia que habría sido víctima de un exceso de celo que le habría impedido morir en paz . Entre el pecho y la garganta algo se muere. Y ella pasó hasta una semana antes por un servicio de urgencias repleto de gente.

A todo ello, una funcionaria de Sanidad emitió una respuesta a una reclamación de la familia sin recordar que, en el entorno de vulnerabilidad de la paciente, no ayudaría a comprender el trabajo de los médicos. Y gracias a las redes sociales se ha conocido la presunta torpeza que ha indignado al cuadro profesional que la ha estado tratando.

Aridani Padrón, desde las entrañas del dolor, sostiene en Facebook que «mi madre murió dos veces» por «un error de diagnóstico anterior a este linfoma, se le había diagnosticado un colangiocarcinoma con una esperanza de vida muy corta, de escasas semanas, y pudimos hablar con ella de qué era lo que quería después de la muerte . Aunque no tuvimos la oportunidad de despedirnos esta vez, aquel error nos permitió tener claro lo que quería hacer».

Anatomía de la compasión y de la vocación

La muerte no está permitida por el médico. Desde la UMI del hospital no se habría evitado, denuncian los familiares , el sufrimiento del paciente. Desde el centro sanitario no se menciona de forma concreta a fin de evitar incurrir en delito sobre protección de datos del paciente .

La familia demandaba a los médicos un acompañamiento humano en el proceso de los últimos días de Marcela Padrón. Y evitarle la experiencia del sufrimiento. Hizo un manifiesto anticipado de voluntades (MAV); pero no sería tenido en cuenta porque los médicos interpretaban que se podía salvar . «Murió por una sepsis oncohematología y su cuerpo por tanto no generaba defensas», dice Aridani González Padrón.

«Kliní» en griego significa cama y los clínicos son aquellos que están junto a la cama. Daniel Ceballos , director médico del Hospital Universitario de Gran Canaria-Doctor Negrín, especialista en Aparato Digestivo, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), afirma que siempre se mira a los pacientes a los ojos. Y que hay una biografía del centro que acredita la existencia de protocolos que protegen siempre la voluntad del paciente.

Sin referirse a este caso concreto, Ceballos asegura que la vocación de sus médicos es garantizar la vida de los usuarios y buscarles la felicidad porque son servidores públicos . Pero nunca se oponen a las peticiones de compasión de los pacientes en situaciones dramáticas.

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