Alicia Rubio (Vox): «Canarias es España en lo bueno, que es mucho, y en lo malo»

La vicesecretaria del partido que lidera Santiago Abascal viene a las islas para abrir sedes y presentar un libro contra la «ideológia de género», que considera industria del feminismo

Yaiza Santana

La vicesecretaria estatal de Vox, Alicia Rubio, destacó este martes las fortalezas y potencialidades que ofrece Canarias al resto de España así como el talento de los isleños a la hora de generar rizqueza en sectores como el turismo.

Rubio, que viene a Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria esta semana para abrir sedes, mantener encuentros con afiliados y presentar su libro «Cuando nos prohibieron ser mujeres ...y os persiguieron por ser hombres: Para entender cómo nos afecta la ideología de género», de venta en Amazon, afirma que «Canarias es España en lo bueno, que es mucho, y en lo malo, y mantiene el mismo ritmo, sufre los mismos contratiempos y posee el mismo espíritu de lucha y deseo de mejorar la situación que en la península».

A su juicio, en el archipiélago, como en el resto de España, su partido es «de extrema necesidad» porque «creo que hay que reivindicar en Canarias esa españolidad consustancial, que todos nos sintamos orgullosos de pertenecer a ese proyecto común que nos legaron nuestros antepasados, España». Agrega que «esto es lo que trae Vox» a las islas.

Afirmó que en el caso de Canarias, por su situación de alejamiento físico, «que no emocional», hay «un riesgo añadido si se comete el error de escuchar los cantos de sirena de los independentismos».

Explica que «las veleidades nacionalistas, que siempre surgen de aventureros y vividores a los que la independencia sólo les interesa por el beneficio personal que les supone, podrían acarrearnos un enorme problema para Canarias y para el resto de España por la cercanía de estas islas afortunadas a países codiciosos». Detalla que la cercanía de Canarias al Sahara «es un elemento de reflexión».

Sabe usted que sobre las mujeres de esta tierra hay algunas ideas preconcebidas en el lugar del que usted procede, ¿no?

Ya me gustaría que se conociera en la Península cómo las mujeres han construido un destino turístico de primer orden mundial junto con los hombres de este territorio. Hay varias ideas. De hecho, la lucha contra la ideología de género está en la base del ideario de Vox. Hay medidas contra el aborto (aborto cero), a favor de la familia natural, a favor de los menores, contra la discriminación del varón. Y de eliminación de fondos públicos para lobbies de género. Y en el programa amplio, hay muchas más y más desarrolladas. El problema es que todos los partidos con representación parlamentaria, cada uno con su grado de responsabilidad, nos han dejado un país tan desastroso que tratar de tocar todos los problemas en cien medidas hace que se profundice poco y que apenas se mencionen cosas. Digamos que se necesitan 1.000 medidas, pero ya las presentamos en las elecciones de 2016 y era un tocho que daba miedo y nadie se leyó. Este documento es una forma de sintetizar.

A su juicio, por tanto, ¿la ideología de género es una nueva religión?

Sí, una religión porque implica enfocar tu vida en base a esas creencias, oficial porque se financia e irradia desde los gobiernos y organismos oficiales en una terrible simbiosis de poder y pensamiento único. Pero también tiene mucho de totalitarismo porque se impone por todos los medios manipulando, engañando, accediendo a las aulas, controlando los medios de comunicación… sin dejar resquicio a un pensamiento divergente y creando una maquinaria a la que no puedes eludir ni enfrentarte a ella salvo con un alto coste personal y profesional.

¿Hay opresión, con esa tesis, no?

Sí, claro que es una evolución del pensamiento de izquierdas: sus raíces son marxistas. . El marxismo, ante la progresiva desaparición del proletariado ha trasladado su discordia social a la familia y presenta la relación entre los sexos al modo de la lucha de clases como la expuso Engels en su libro «El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado». Según esta visión, la mujer es la clase oprimida y el hombre el «burgués» opresor. Y por la dialéctica marxista, la oprimida debe liberarse del opresor y crear una sociedad nueva, una dictadura del «mujeriado» que por cierto y aunque esa posibilidad suene extraña, ya está enseñando la patita, o mejor, los dientes. Y como el marxismo, utiliza la mentira como arma revolucionaria y el fin justifica los medios, la amoralidad en sus estrategias y métodos está garantizada. Y como el marxismo, en la práctica no resuelve nada sino que lo agrava y causa dolor e injusticia para la mayoría, pero es un negocio estupendo para una minoría sin escrúpulos. Y ahí estamos. Las personas no podemos sentirnos seguras porque en la raíz de la ideología de género está el desprecio absoluto por la vida humana, su naturaleza, su dignidad inherente y su valor intrínseco.

¿Qué reacciones ha encontrado?

Pues reacciones de todo tipo, las violentas, totalitarias y censuradoras de los que ven peligrar su chiringuito económico (o sus creencias: esas creencias que les hacen sentirse superiores) y también muchas muestras de afecto, apoyo y agradecimiento porque mi libro les ha servido para entender mejor lo que está sucediendo, que percibían a su alrededor pero que no sabían darle un fundamento. Y claro que me he sentido acosada. El objetivo era ese y callarme la boca por miedo. Pero, afortunadamente, hay mucha gente harta de mentiras y manipulaciones, de leyes liberticidas y de los que se lo llevan crudo, y el apoyo que me han dado me ha animado a seguir denunciando todo este entramado.

Lo de mi centro fue una mezcla de intereses personales y mezquindades en un ambiente donde rige una izquierda que odia toda disidencia y obedece como un perro a la voz del amo. El amo coloca etiquetas (machista, fascista, homófobo...) que funcionan, salvando las distancias, como una estrella amarilla, un estigma que autoriza a destruirte la vida, difamarte… Los perros ven la etiqueta y muerden sin más razonamiento e investigación.

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