El objetivo es salvar variedades singulares de vid con las que obtener vinos de alta calidad
El objetivo es salvar variedades singulares de vid con las que obtener vinos de alta calidad - Fabián Simón
Ciencia

La ciencia rescata 80 cepas en riesgo de extinción para producir vinos únicos en el mundo

La investigación liderada por la Universidad de Zaragoza ya ha permitido elaborar 121 vinos singulares

Zaragoza Actualizado: Guardar
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Hace poco más de un año, un grupo de científicos se lanzó a la búsqueda y rescate de cepas en riesgo de extinción a ambos lados del Pirineo. Lo hicieron con el apoyo económico de la Unión Europea y con un doble objetivo: conservar el patrimonio genético vegetal de esas variedades de vid; y detectar tipos de cepas con las que poder obtener vinos de alta calidad, singulares y con valor añadido. Ahora, poco más de un año después, el trabajo ya ha dado sus primeros resultados: 121 vinos singulares.

Estos caldos son presentados esta semana en la localidad francesa de Fronton. Es la culminación de la primera etapa de un rpoyecto de investigación que se prolongará durante dos años más.

Los trabajos los lidera la Universidad de Zaragoza, a través del Laboratorio de Análisis del Aroma y Enología, junto con el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y el Instituto Francés de la Vid y del Vino. Para sus tres años de duración, el proyecto -denominado « Valovitis»- cuenta con un presupuesto de 700.000 euros, financiado 65% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).

«Hemos logrado recuperar alrededor de 80 tipos de cepas, con cuyas uvas hemos elaborado en algunos casos vinos tanto tintos como rosados, de ahí que al final haya más vinos (121) que cepas (80)», explica el investigador Ricardo López, de la Universidad de Zaragoza.

Algunas de esas cepas ya se encontraban en conservatorios vegetales, es decir, en bancos de especies singulares o en peligro de extinción. Otras han sido localizadas gracias a la colaboración ciudadana, a particulares que han comunicado la existencia de cepas raras o que pensaban que podían ser poco comunes.

«El objetivo es conservar estas cepas, evitar que se pierdan, pero también detectar tipos de cepa con las qeu obtener vinos de calidad diferenciada», explica Ricardo López. Asegura que, con los 80 tipos de cepas con los que ya están trabajando, han conseguido ese objetivo: «hemos encontrado vinos con colores y olores muy particulares, únicos», afirma este investigador. Y el trabajo sigue adelante para ampliar la investigación con la localización y estudio de más tipos de cepas.

No es un trabajo sencillo, porque no se trata solo de dar con una cepa rara. En muchos casos, lo primero que hay que hacer es «curarla», porque «no es extraño que estén afectadas por patógenos que las ponen en peligro» y que impiden desarrollar programas de reproducción en adecuadas garantías sanitarias. De ahí que el primer trabajo en el laboratorio sea eliminar esos patógenos. Luego toca analizar las condiciones de sus uvas, el vino que se obtiene con ellas y su calidad. Y, a partir de ahí, con las cepas que se consideren más especiales, se va a realizar un trabajo de preservación y de reproducción. Todo ello para poner a disposición de bodegas francesas y españolas nuevas variedades excepcionales de cepas para incorporarlas a las producciones.

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