El virus liberticida

El dedo caprichoso delaprendiz de sátrapa ha ido concediendo dádivas

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas ABC
Luis Herrero

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Soy de lo que creen que cuando todo esto pase, o al menos cuando escampe un poco, lo que prevalecerá en nuestro recuerdo será la actitud, dizque bienintencionada, de un G obierno que bajo el grito de «aquí mando yo» se enfrentó a la pandemia convirtiendo a los ciudadanos en s úbditos. Dado que el bicho no estaba por la labor de obedecerle, Sánchez encontró en sus víctimas las dosis de sumisión que su terapia requería. Es gravísimo que haya hecho tantas cosas mal, pero aún es peor que lo haya hecho a su antojo, apagando la luz, moviéndose a oscuras, sin control público ni criterios claros, abusando de la ley para colar de rondón , con la excusa del virus, medidas políticas que nada tenían que ver con la salud de los españoles. Su idea del poder ha quedado cristalina. Cuanto más omnímodo, mejor. A poder ser, absoluto.

Su primera decisión, cuando al fin decidió darle pábulo a la amenaza epidemiológica que primero despreció como si fuera la calentura mental de unos locos alarmistas, fue clausurar el portal de transparencia. Desde entonces fue libre de tomar las decisiones clandestinas que le vinieron en gana con la tranquilidad de saber que nadie podría cuestionarlas. Es verdad: no se puede criticar lo invisible. Sin embargo, sí se puede, y se debe, criticar el principio antidemocrático de la invisibilidad. No sabemos quiénes son los expertos que ululan al oído del Gobierno ni los criterios que inspiran sus consejos. Unos y otros son inatacables. Pero sabemos que los primeros son fantasmas y los segundos ineficaces. Sánchez tendrá que dar cuenta de ambas cosas: de hacer lo que hace sin luz ni taquígrafos y, encima, de hacerlo mal.

Discrecionalidad

No hay nada más autoritario que la discrecionalidad. El dedo caprichoso del aprendiz de sátrapa ha ido concediendo dádivas, o negándolas, a su libre conveniencia. Premio al País Vasco, castigo a Madrid, advertencia a Valencia. Suma y sigue. Con los líderes políticos ha hecho lo mismo. Del garrotazo a la mano tendida va y se viene a su capricho. Sánchez ha jugado al pito, pito, gorgorito con unos y otros. Ahora te llamo, ahora no te llamo. Y si te llamo es solo para decirte lo que ya sabes. Del resto te enterarás por la prensa. Último ejemplo: la conversación de esta semana con Inés Arrimadas . El telefonazo formaba parte del pago a Ciudadanos por haber apoyado la última prórroga del estado de alarma. Larga y amable cháchara, pero ni mu de que la próxima solicitud iba a ser de un mes y no de 15 días.

No sé lo que hará la formación naranja cuando llegue la votación, pero yo en su pellejo me tentaría la ropa antes de permitir que me siguieran chuleando. Con ERC instalada de nuevo en la abstención y con el PNV en el bolsillo, a Sánchez la aritmética parlamentaria le vuelve a ser favorable. Ciudadanos regresa a su condición de partido irrelevante . Antes de ser un pañuelo de usar y tirar, yo, de Arrimadas, establecería de cara al futuro un principio insobornable: ni un solo apoyo más al Gobierno mientras no se apee de la jactancia dictadorzuela de hacer lo que le da la gana, cuando le de la gana, porque le da la gana, sin dar mayores explicaciones que las que le salen del forro de sus caprichos. ¿De verdad quiere ser un partido útil? Pues que haga lo posible por bajar del burro al chulo de la colina.

La llamada Comisión de la Reconstrucción empieza a trabajar, dicen que en serio, la semana entrante. Supongo que su primera tarea consistirá en determinar qué es lo que urge reconstruir tras el desastre que n os asola . A mí no se me ocurre nada más urgente que restablecer las condiciones necesarias para que la democracia vuelva a los cauces canónicos. A lo mejor no es fácil acabar con el Covid-19, pero pincho de tortilla y caña a que si los partidos de la oposición se pusieran de acuerdo podrían erradicar el virus liberticida que ha infectado al Gobierno. O la política se interpreta a partir de ahora con otra partitura, diría yo, o adiós muy buenas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación