Torra alimenta la confusión al forzar sus límites competenciales

Amaga con un plan para dejar salir a los niños para el que no está facultado

Fotografía facilitada por la Generalitat de Catalunya, de su presidente Quim Torra, durante la reunión telématica, hoy viernes, con el sector del turismo EFE

Miquel Vera

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El Gobierno de Quim Torra lleva más de un mes confundiendo a la ciudadanía catalana anunciando medidas, «planes» y propuestas contra el coronavirus para los que no tiene competencias desde la aplicación del real decreto del estado de alarma, el pasado 14 de marzo. No en vano, este mecanismo constitucional fijó el Gobierno -a través de sus ministerios de Defensa, Interior, Transportes y Sanidad- como única «autoridad competente» en todo aquello relacionado con la lucha contra el Covid-19. Desde el primer momento, el presidente catalán se revolvió contra lo que el independentismo califica de «confiscación» de las competencias del Govern, un «155 sanitario» .

Como respuesta a la nueva situación, la Generalitat ha desarrollado una estrategia para ir jugando y forzando los estrechos márgenes competenciales que le deja el estado de alarma. Para ello, Torra y sus consejeros se han valido de la retórica y de la permisividad del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que ha tolerado los sucesivos amagos del ejecutivo catalán de bordear la legalidad anunciando, por ejemplo, el cierre de las «entradas» a Cataluña con agentes de los Mossos d'Esquadra o predicando la obligatoriedad de portar un «certificado de autorresponsabilidad» para los ciudadanos catalanes que salgan a la calle.

Ambos ejemplos son provocaciones con un enorme peso simbólico pero ningún sustento legal, que han generado una notable desorientación entre muchos catalanes. No obstante, la estrategia ha ido perdiendo intensidad con el paso de las semanas. Con todo, el Govern sigue gesticulando s u intención de «ir por libre» cuando la realidad es que cualquier decisión acaba pasando por el filtro del mando único que ostenta el Gobierno desde hace más de un mes.

El último ejemplo se dio ayer, cuando la Generalitat anunció a bombo y platillo su «propuesta» para la inminente relajación del confinamiento que se aplica en niños y adolescentes. Ya había avanzado sus intenciones filtrándolas a algunos medios afines el día anterior, pero las concretaron en una rueda de prensa que contó con la participación de la consejera de la Presidencia, Meritxell Budó ; la de Salud, Alba Vergés , y el de Interior, Miquel Buch . Según detalló el Govern, su plan es que los niños puedan salir a la calle en un plazo de dos semanas si la pandemia sigue remitiendo.

Los consejeros vendieron la idea como una «herramienta propia» necesaria para un desconfinamiento de los más pequeños e incluso detallaron qué edades deberían llevar mascarilla y de qué tipo. Al ser preguntados por la ausencia de competencias para esta cuestión, agacharon la cabeza y asumieron que más que un plan era una propuesta . «Tendremos tiempo para que el Ministerio pueda replicar, contradecir, plantear su propuesta y debatir si no se ajusta a la nuestra», dijo Buch.

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