Manuel Marín

PNOE frente a PSOE

Manuel Marín
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La gestora del PSOE está legitimada para relativizar y restar trascendencia al pacto alcanzado a sus espaldas entre el socialismo vasco y el PNV. Incluso, puede ensayar una suerte de sugestión para resignarse y convencerse de que era la única salida airosa para un PSE en pleno proceso autodestructivo. Pero no será creíble. Idoia Mendia solo informó a la gestora de Ferraz cuando el acuerdo para conformar un gobierno de coalición con Íñigo Urkullu estaba cerrado. Sencillamente, actuó por libre. Y aunque es interpretable si se trata de una venganza de una dirigente «sanchista» en rebelión contra la dirección provisional del PSOE, es irrelevante. Lo trascendente es la consecuencia objetiva de esa decisión: desnudar la falta de liderazgo real de la gestora, debilitar a Susana Díaz hasta la celebración del congreso y atribuir indolencia e incapacidad a Javier Fernández.

La gestora ha aceptado el «trágala» de un pacto prediseñado que solo beneficia al PNV, y su único argumento a favor es que «habría sido peor empujarles a pactar con Bildu». Correcto, lógico y razonable. Pero si es así, ¿qué necesidad había de mentir a la gestora? La respuesta es sencilla: Ferraz no habría permitido el nuevo intento de convertir al PSOE en PNOE (sustitúyase Socialista por Nacionalista). Pero la gestora ha quedado en evidencia. No acumula tanto poder interno como se presumía.

La teoría de que el PSE ha introducido en el documento sellado con el PNV una serie de contrapesos, garantías y salvaguardas constitucionales, tampoco resulta tranquilizadora. En 2006, el Estatuto de Cataluña iba a tener similares contrapesos para evitar concesiones soberanistas y el concepto de nación atribuido a Cataluña iba a ser constitucional. Incluso, Alfonso Guerra se iba a encargar personalmente de «cepillarlo» en el Congreso… No cabía mayor garantía. Pero el TC tumbó más de un tercio de aquel Estatuto sin contemplaciones. De aquella permisividad del PSOE con el nacionalismo soberanista hasta el actual chantaje separatista solo han transcurrido diez años… y una alarmante tendencia electoral del PSOE para convertirse en un partido residual. El PSC ya lo es, y ahora el PSE se arriesga a iniciar esa senda con intenciones de avalar el derecho a decidir y la «nación vasca», dando unilateralmente por derogada la resolución del Comité Federal que lo prohíbe imperativamente.

Con todo, lo más llamativo es contemplar a notables «sanchistas» pactando con la derecha. Con la derecha más liberal y/o capitalista según épocas, con la derecha perpetuadora de privilegios fiscales diferenciadores del resto de España y con la derecha más burguesa, tradicional y religiosa. El «no es no» no era ideológico, sino una obsesión contra el PP. Este pacto retrata sin matices el cinismo que escondía el discurso sanchista. Pero se ha anotado un tanto.

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