Justicia niega que haya un debate sobre la reforma de la Constitución

Fuentes próximas a Campo dicen que habló de crisis constituyente como «existencial», por la nueva era pos Covid

El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, en el Congreso Ep

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Una interpretación que no responde «para nada» a la realidad. Así se pronuncian fuentes del Ministerio de Justicia sobre la desafortunada expresión que utilizó su titular, Juan Carlos Campo, el miércoles en el Congreso –«crisis constituyente»– y que se ha asociado a una reforma de la Constitución en ciernes. Según estas fuentes, el debate sobre la reforma de la Carta Magna no está sobre la mesa y quien diga lo contrario está ahondando en la confrontación , que es «lo que menos conviene» en estos momentos a España.

Molestas con lo que consideran una «lectura interesada» de su intervención en el Congreso, fuentes próximas al ministro aseguran que se han descontextualizado sus palabras y que lo que Campo hizo fue precisamente una defensa de los derechos y libertades que recoge la Carta Magna y cómo hay que agarrarse a ellos para construir esa nueva sociedad «pos-Covid».

Con los antecedentes de quienes hoy comparten sillones con el PSOE en el Consejo de Ministros y de las formaciones independentistas que con sus votos han facilitado la formación de ese Ejecutivo, la interpretación de las palabras de Campo no es descabellada . El PP, de hecho, se preguntaba ayer si el Gobierno estará ya redactando esta reforma con sus socios.

Desde Justicia lo niegan tajantemente y aseguran qu e Campo se refería a los drásticos cambios que esta pandemia ha causado en la sociedad , y que cuando aludió a una crisis constituyente fue «en el sentido de existencial», porque ha hecho tambalear sus pilares y porque será necesario el entendimiento entre todos para salir adelante.

La respuesta del titular de Justicia venía motivada por una pregunta de la diputada de ERC María Carvalho: «¿Piensa del Gobierno español considerar como terrorista al movimiento antifascista?». «Muchas gracias señoría, gracias por la pregunta pero no acierto a comprenderla –comenzó su intervención Campo–. Como usted sabe el Gobierno de España no criminaliza ningún movimiento ideológico y respeta escrupulosamente la libertad ideológica constitucionalmente consagrada». Fue en la segunda intervención a esta diputada cuando Campo introduce la expresión de la polémica. «Hace doce años vivimos una crisis de pirámide social (la de 2008) en la que las partes más frágiles fueron las que más la sufrieron; estábamos recomponiéndonos y nos entra una nueva crisis donde nuestro modelo se rompe. Una crisis sanitaria con unos enormes brotes económicos pero que realmente lo que determina es una crisis constituyente. Tenemos entre todos que abordar la salida de la misma. No es fácil porque junto a la crisis constituyente tenemos también un debate constituyente y tenemos que hacer entre todos que sea así, no podemos dejar a nadie fuera. Por tanto, libertad ideológica y libertad de expresión son pilares a los que nos tenemos que atar como mástiles en medio una tormenta, porque esto no consiste en calibrar si hay más aplausos o más caceroladas (...) Tenemos que contribuir entre todos a dejar una mejor sociedad de la que hemos encontrado».

«Una nueva mirada»

En la respuesta a Mikel Lagarda (PNV) ahondaba en esa idea de «constituir» o «establecer» los pilares de la nueva sociedad. El confinamiento, dijo, no ha sido una experiencia, sino una «vivencia» que cambia a los seres humanos y a las sociedades. «A partir de esa vivencia, que está siendo global, debemos afrontar los retos que ya teníamos, pero con una nueva mirada. La emergencia climática o la revolución digital ya estaban, antes de la crisis, cambiando las bases de la economía y la sociedad. Pero esos cambios ahora se aceleran y, sobre todo, nos encaminan a un nuevo ciclo, que está aún por definir. Estamos construyendo la sociedad española de las próximas décadas».

Fuentes del Ejecutivo mantienen, que es «absurdo» pensar que en un momento como el que está atravesando España haya encima de la mesa una reforma de la Carta Magna , máxime cuando la misma requeriría unos consensos que ahora mismo son inimaginables. Creen que al ministro «se le entendió mal» porque en ningún momento habló de esa reforma y que precisamente él es un «defensor a ultranza» de la Constitución. Su respuesta sólo puede entenderse, dicen, en un contexto de consenso y de «mano tendida a todos». Precisamente ayer la ministra de Defensa, Margarita Robles, salió en defensa de la Carta Magna, «fruto de la Transición» que permitió «avanzar» a los españoles. Una norma, apuntó, que «puede ser modificada» pero de la que no puede desaparecer ese «espíritu de convivencia» que puso en común «lo que unía y dejar a un lado» lo que separaba.

«Preocupante»

Desde el PP, la vicesecretaria de Política Social, Cuca Gamarra, tildó de «preocupantes» las palabras del ministro. En una entrevista en RNE, Gamarra se preguntó si el Gobierno está hablando con alguna fuerza parlamentaria acerca de un cambio en la Constitución: «¿Han activado algún tipo de organismo para dicho debate?».

Por su parte, el senador Rafael Hernando rechazó a cualquier «debate constituyente» y achacó esta intención de «cambiar de régimen» a que el Gobierno está «contaminado» por las tesis independentistas y de Unidas Podemos. «Esto no es una república bananera», dijo.

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