Ciudadanos corrige el rumbo sin asumir el error de no pactar con Sánchez

Arrimadas quiere «un acuerdo de legislatura» con socialistas y populares

Inés Arrimadas saluda a su llegada al Congreso de los Diputados para celebrar el Día de la Constitución EFE
Juan Casillas Bayo

Juan Casillas Bayo

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Hoy se cumple un mes desde las últimas elecciones generales. El 10-N, los votantes castigaron con severidad a Ciudadanos (Cs) y lo relegaron a unos exiguos diez escaños que ahora el partido trata de rentabilizar. El viernes pasado, durante la celebración del Día de la Constitución en el Congreso, había liberales que preferían ver el vaso medio lleno y presumían de la «libertad» que da tener poco que perder.

Después del 28-A, Cs sumaba con el PSOE una amplia mayoría absoluta sustentada por 180 escaños, pero optaron por fijar la mirada en una competición con el PP por liderar el centro-derecha. Convencido de que Pedro Sánchez cerraría un acuerdo con Podemos y los nacionalistas, Albert Rivera incluso le instaba públicamente a « no marear la perdiz» y a sellar el pacto «con sus socios».

Hasta el 16 de septiembre, a una semana de que terminase el plazo para formar gobierno, Cs se desentendió de la investidura. Rivera incluso rechazó reunirse con Sánchez en dos ocasiones, pero a siete días del final de la segunda legislatura fallida de la democracia –ambas con Sánchez como candidato–, el vértigo ante una repetición electoral provocó un movimiento de fichas en Cs.

Los liberales propusieron abstenerse a cambio de tres condiciones «sine qua non» que el PSOE, entregado ya a la repetición electoral, ignoró por completo. Inés Arrimadas, única que se ha postulado para suceder a Rivera , admitió el viernes en una conversación informal con los periodistas que fue un error girar de esa manera con tan poco margen.

Ser útiles

La portavoz de Cs en el Congreso ejerce ya de líder en la práctica –aunque la Asamblea General del partido tendrá lugar el 15 de marzo y antes habrá primarias internas – y apuntó que su proyecto buscará demostrar que están en el centro y son útiles a los españoles. Esa petición, la de volver a ser «útiles», fue con la que llegó el crítico Francisco Igea al Comité Ejecutivo en el que dimitió Rivera.

Un miembro de la Gestora de Cs explicaba a ABC que su formación tiene un problema que no comparten ni el PSOE ni el PP: que mientras a socialistas y a populares se les presupone que no van a pactar, a Cs se le percibe como una fuerza política para favorecer la estabilidad. Por eso, había votantes que apoyaron a Cs aplaudiendo el veto a Sánchez, pero que después del 28-A le exigían pactar con él para no entregar la gobernabilidad a «populistas e independentistas».

Es ahí donde Cs no supo leer su papel y donde sí lo está haciendo ahora. Esta vez, la oferta al PSOE se produjo el lunes de la semana pasada; un día antes de que se constituyesen las Cortes. Es además una llamada a la negociación, sin imponer exigencias cerradas. Arrimadas restó importancia a la fórmula del acuerdo, pero abogó decididamente por un entendimiento de los 221 diputados que suman el PSOE, el PP, Cs y Navarra Suma. En sus declaraciones antes de participar en el acto por la Constitución, habló por primera vez de «acuerdo de legislatura» .

Nueva etapa

Igea o Ignacio Prendes , entre otros, piden más autocrítica y análisis público del porqué del batacazo de Cs, pero aparte de quienes se opusieron a mantener el veto a Sánchez en la Ejecutiva posterior a la renuncia de Toni Roldán, nadie se atreve a enmendar la posición del partido tras el 28-A. En esta nueva etapa, la autocrítica se está limitando a los hechos.

Aparte de las dimisiones de los cuatro máximos responsables –está por ver si Fran Hervías consigue hueco en la futura dirección–, Arrimadas tomó la iniciativa y, lejos de rehusar reunirse con Sánchez, está dispuesta a aceptar un cara a cara con él en vez del encuentro a tres bandas que reclama. «La única vía de salida para España es la vía Arrimadas», dijo ayer Edmundo Bal.

En Cs quieren que el PP se una en la presión a Sánchez , aunque fuentes parlamentarias apuntan que Casado les ha trasladado que no se moverá mientras no lo haga el candidato socialista. De momento, Cs ya ha cambiado el paso y ha tomado el camino opuesto tras el 28-A.

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