La canciller alemana brinda con Rajoy junto al lago
La canciller alemana brinda con Rajoy junto al lago - diego Crespo

Merkel y Rajoy, unidos por el crecimiento y contra el populismo en un año decisivo

La canciller alemana inicia el curso con su socio más fiable, del que valora sus reformas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Angela Merkel y Mariano Rajoy pasearon ayer por la orilla de un lago de Brademburgo, un estado al este de Alemania. El año pasado por estas fechas lo hicieron por un tramo del Camino de Santiago. La canciller alemana ha adoptado la costumbre de comenzar el curso político manteniendo una reunión con su socio más fiable, el presidente del segundo país europeo en importancia que está gobernado por un Partido Popular, como el suyo. Un dirigente al que desea ayudar para que continúe en el poder, a pesar del desgaste que haya sufrido por los recortes que tuvo que llevar a cabo para cumplir con los requisitos de esa UE que ella lidera.

L ejos ha quedado ya la desconfianza hacia el dirigente de una España al borde de tener que ser rescatada

, del que nos quedan la imagen de una mañana gélida del mes de enero de 2012 que Rajoy aún recuerda por el frío que padeció al pasar revista a las tropas que le recibieron en Berlín a muchos grados bajo cero. Desfiló a cuerpo serrano porque no era el momento de refugiarse en abrigo y bufanda sabiendo que el frío verdadero le iba a llegar un rato después, cuando la canciller le sometiera al examen del plan de austeridad que estaba tratando de llevar a cabo para cumplir con el déficit que tan alegremente se había saltado su antecesor.

Tras aquella primera reunión, Merkel apoyó las reformas que estaba llevando a cabo el Gobierno español, alabó especialmente la del mercado de trabajo que estaba a punto de entrar en vigor -la reforma laboral- y dejó en suspenso la valoración de la labor de un Ejecutivo cuya nota ha ido elevando con el paso del tiempo. En mayo de ese año le volvió a examinar en un barco turístico de Chicago, el lugar menos apropiado para pactar, como se hizo, el rescate de la banca española. Ya en octubre le dio su aprobado al acordar en Bucarest, como insistía Rajoy, que no habría rescate global de nuestra economía.

Rajoy ya tiene el notable firmado de su socia desde que el año pasado esta inauguró su curso político con un viaje a Galicia, todo un detalle con el presidente. Incluso abrazó al Apostol en la catedral de Santiago, que es todo lo que se le puede pedir a una luterana que además es una mujer poco dada a las manifestaciones de afecto. Todo ello sirve para confirmar que su aprecio por el presidente del Gobierno español se debe a su interés por reconocer públicamente la tarea que este ha llevado a cabo. En el mundo de Merkel, el éxito se mide por la cifra del crecimiento del PIB, del compromiso a la palabra dada, de la seriedad en la gestión y de la fiabilidad como socio.

Contraste con Sánchez

Por esos baremos, Mariano Rajoy debe andar ya cerca de la matrícula de honor. España se ha convertido en el país europeo que más crece y cada reválida a la que le ha sometido la dirigente alemana -la última, su petición de que aprobara los Presupuestos de 2016 antes de convocar las elecciones generales- se ha saldado con la mejor nota posible. La economía española crece ya por encima del 3 por ciento. Al presidente, mientras tanto, le viene como anillo al dedo el espaldarazo que le está propinando la canciller ayer y hoy en Berlín.

Angela Merkel no es precisamente una máquina de ganar votos en cualquier país europeo que ha tenido que apretarse el cinturón para cumplir con sus demandas de austeridad, pero Mariano Rajoy anda lanzando su campaña presentándose con esa etiqueta, la del líder fiable para seguir pilotando la recuperación económica, frente a una coalición de socialistas y populistas de izquierdas que acabarán con ella.

También le favorece el contraste que representa hablar con Merkel y el próximo viernes con el premier británico, David Cameron, en La Moncloa frente al malogrado tour de Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, por América Latina, que no ha conseguido ni reunirse, como estaba anunciado, con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto. El dirigente iberoamericano lo anuló por motivos de agenda.

A Merkel, es sabido en La Moncloa, le preocupa Podemos. Después de la experiencia griega, más. Mucha de la dureza que el Gobierno alemán impuso a la Unión Europea para frenar los planes de Tsipras no se empleó pensando en ese país, sino en el precedente que podría suponer para España la llegada al poder de un Gobierno que cuestione las reglas del juego europeo y ponga nuevamente en peligro la estabilidad económica del sur europeo.

Pero lo que también ha aprendido el Gobierno alemán de la experiencia helénica es a no inmiscuirse en una campaña electoral ajena. Lo hizo con su apoyo a Samaras, que le costó a Nueva Democracia perder las elecciones, así que nadie espere una declaración contundente de la canciller contra la formación de Pablo Iglesias.

Si es seguro que en la rueda de prensa que Rajoy y su anfitriona mantengan esta mañana los periodistas españoles obliguen a la canciller a pronunciarse sobre las elecciones catalanas del día 27, en especial sobre las perspectivas de tener que abandonar la Unión Europea en el caso de que Cataluña logre independizarse. También se da por seguro que la respuesta de Merkel se atenga a lo pactado con su invitado, con el que entre ayer y hoy ha mantenido tres conversaciones.

«Integridad territorial»

La última vez que le preguntaron sobre el tema, el año pasado, ella fue así de escueta: «Alemania defiende la integridad territorial de todos los estados, algo totalmente diferente a que las regiones se vuelvan independientes». Veremos si hoy dice más. O no. «Eso le gustaría a los independentistas, hablar de Merkel y que la gente se olvide de la corrupción de CDC», asegura un alto cargo del Partido Popular.

Por encima de la crisis de la inmigración, la economía y el terrorismo yihadista -los temas de su agenda oficial-, está claro que de lo que están hablando la canciller y el presidente es de cómo conseguir que éste gane sus próximas elecciones. Se trata de uno de los espactos prioritarios en la agenda de este otoño para los dos socios

Ver los comentarios