Captura del perfil de Twitter de Máximo Pradera con el tuit donde carga contra ABC
Captura del perfil de Twitter de Máximo Pradera con el tuit donde carga contra ABC - abc

Otra de humor negro

«Padrera honró ayer a ABC con uno de esos comentarios que abonan su perfil en Twitter, toda una montonera de mugre que, con la ola de calor, desprende un tufo que apesta»

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Lo primero que sorprende de Máximo Pradera es que un tío tan grande –«¡peso más de cien kilos, soy más alto que tú y te voy a reventar!», le dijo a un periodista que acababa de poner en evidencia su desnudez argumental– demuestre tan pocas luces. Toda una contradicción llamándose Máximo.

Padrera honró ayer a ABC con uno de esos comentarios que abonan su perfil en Twitter, toda una montonera de mugre que –con la ola de calor– desprende un tufo que apesta. «Hay una pequeña diferencia entre un periódico de derechas y un felpudo para nazis», escribió. Y para ilustrar su hazaña, reprodujo una portada de ABC del 20 de abril de 1939 -meses antes de la invasión de Polonia- en la que aparecía un dibujo de Hitler con motivo de su cumpleaños.

Si le contesto no es por defender la honra de quienes hacemos cada día ABC –que estamos curados de espanto–, sino porque ha atacado directamente a sus lectores. Podría ponerme a su altura, pero prefiero hacerle entrar en razón invitándole a que recapacite delante de su obra. Si releyendo su tuit sigue pensando que quienes compran ABC son nazis, el problema de Máximo Pradrera está en Máximo Pradrera, porque su dogmatismo ha sobrepasado el umbral de lo admisible y se ha vuelto enfermizo.

Puede que Máximo se defienda con los mismos argumentos que esgrimió Guillermo Zapata cuando ofendió a Irene Villa y al pueblo judío: «Se trata de humor negro». Si así fuera, el humor negro de Pradera sería tan negro que no tendría ninguna gracia. Su problema es que, salvo en Twitter -que es gratis-, no ha encontrado su sitio, pero de eso no tienen la culpa los lectores de ABC. Así que sería bueno que lavara sus frustraciones en casa.

No he tenido sonoras disputas con Máximo Pradera; si acaso alguna trifulca pasajera. Nada extraordinario. Callado me hace más gracia que hablando, porque cuando abre la boca es propenso a ofender de manera gratuita. No le voy a retar a duelo ni a pedirle que rectifique, simplemente que reflexione. No creo siquiera que los lectores de ABC se sientan ofendidos por la condición de «nazis» que les otorga de manera tan amable. Es más: se estarán partiendo de risa. Pero si lo que pretendía es retratarlos, quien se ha retratado es Máximo Pradera.

En cualquier caso, este «felpudo para nazis» (por la parte que me toca) no le guarda rencor. Prometo darle un abrazo la próxima vez que le vea. Siempre, claro, que no aproveche la ocasión para llamarme fascista por escribir en ABC. También lo hicieron su abuelo materno, Rafael Sánchez Mazas, fundador de la Falange, y Rafael Alberti, dos ejemplos de polos opuestos unidos por las mismas páginas. El humor negro empieza por uno mismo. Aplíquese el cuento.

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