El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto al candidato a la reelección Presidencia de Cantabria, Ignacio Diego
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto al candidato a la reelección Presidencia de Cantabria, Ignacio Diego - efe
Cantabria

Diego y Revilla, en busca de alianzas

La comunidad se enfrenta al reto de la gobernabilidad con cinco partidos

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A priori, la noche electoral no deparará grandes sorpresas en Cantabria, donde el PP volverá a ganar, una vez más, las elecciones autonómicas, como ha hecho en todos los comicios excepto en los de 1991. Pero esta vez, y según los sondeos, no lo hará con la mayoría absoluta que conquistó hace cuatro años, en una hazaña inédita en la región. Y es que la gestión de la crisis al frente del Ejecutivo pasará factura a los populares, que se tendrán que conformar con 13-14 diputados, frente a los 20 que tienen ahora, pero en un Parlamento que reduce de 39 a 35 sus escaños.

Al no rebasar la ansiada barrera de los 18 parlamentarios, el futuro Gobierno dependerá de los pactos.

Y Ciudadanos y Podemos podrían tener la llave, al irrumpir en la Cámara con 4 y 2-3 representantes, respectivamente. Mientras, el PRC se mantendrá como segunda fuerza, gracias al tirón de Miguel Ángel Revilla, aunque se dejará por el camino entre tres y cuatro diputados, hasta situarse con 8-9. Por su parte, el PSOE continuará en tercera posición, con seis, uno menos que ahora.

Se plantean varias posibilidades. Por un lado, que el PP de Ignacio Diego gobierne con el apoyo -de legislatura o puntual- del partido que lidera Albert Rivera. Otra opción es que el mediático expresidente regionalista regrese a Peñaherbosa y encabece un tripartito con sus antiguos compañeros socialistas (dirigieron la región entre 2003 y 2011) y Podemos, en el supuesto de que estos últimos quieran pactar con la «casta». Más improbable se antoja un acuerdo PP-PRC aunque se trate de viejos conocidos (gobernaron juntos de 1995 a 2003), dada la fuerte enemistad entre Diego y Revilla.

Ante este panorama, el PP se aferra al difícil reto, por no decir imposible, de revalidar la mayoría absoluta en Cantabria, un triunfo que, sin embargo, se da por seguro en Santander: todo apunta a que, pese a la pérdida de apoyos, Iñigo de la Serna seguirá dirigiendo la capital, en un Ayuntamiento en el que mantiene la amplia distancia respecto a la oposición de PSOE y PRC.

Balance de legislatura

Las promesas del 2011

El PP prometió afrontar el problema del paro creando empleo, principal medida de su programa electoral. En mayo de 2011, había en la región 700 personas más registradas en el antiguo Inem que ahora, cuando hay 45.800. Convertir la región en un paraíso empresarial o acabar la remodelación del Hospital Valdecilla fueron otros anuncios.

Lo cumplido

Finalizar las obras del Hospital Valdecilla es la gran baza con la que concurre Ignacio Diego a estos comicios, ante los que también hace gala de las cifras del desempleo, toda vez que hay menos parados registrados que hace cuatro años, aunque se han destruido 13.000 puestos de trabajo.

Lo que falta por cumplir

Sobre la mesa quedan algunos de los grandes proyectos del Ejecutivo saliente, como la construcción de los dos teleféricos previstos, el que sobrevolará el Parque de la Naturaleza de Cabárceno y el de Vega de Pas, así como el sistema de innivación artificial en la estación de esquí de Alto Campoo. Afrontar el «fracking» es otra asignatura. Los nuevos retos

Los nuevos retos

El principal reto del próximo gobierno volverá a ser el paro. Mejorar las conexiones, como el tren por la Meseta, para situar en tres horas el viaje a Madrid, paliar la pérdida de pasajeros del aeropuerto Seve Ballesteros y potenciar el puerto de Santander son otros objetivos marcados en Cantabria.

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