Herrera, la «isla mínima» del PP

El tono prácticamente bicolor azul-PP y rojo-PSOE, con algún destello de otro tono cada vez menos intenso, que ha dominado el Parlamento de Castilla y León desde que en 1983 la benjamina de las comunidades comenzó su andadura autonómica parece que ampliará la gama cromática del arco iris parlamentario tras el 24 de mayo. La hegemonía de la que han gozado los populares durante casi treinta años puede estar llamada a necesitar de las alianzas en un hemiciclo en el que ya se da por seguro que al menos debutarán dos nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, que entrarán con fuerza.

Pujanza, pero aún está por saber si con la suficiente potencia como para obligar a los pactos con los que toda seguridad amanecerá casi toda España el 25.

Según la última encuesta de intención de voto del CIS, Castilla y León puede ser la única en la que se mantenga la mayoría. Al frente, de nuevo, Juan Vicente Herrera. La apuesta a caballo ganador del PP, con uno de sus barones más veteranos al frente, parece que dará resultado. Aunque no hay nada cierto. El «desgaste» de los recortes por la crisis y los casos de corrupción que han incrementado el desencanto ciudadano con la política se da por asumido. El récord de 53 de los 84 escaños conseguidos en 2011 se da por descartado. ¿La duda? Hasta dónde caen. Perder diez, es lo máximo que se pueden permitir para no necesitar de alianzas. La encuesta de GAD3 para ABC deja en un máximo de 41 los escaños populares, que necesitaría de otros -en principio, Ciudadanos, que podría tener 11 o 12 actas- para gobernar.

Mientras, los socialistas, que encadenan una crisis con otra y en la última legislatura han tenido tres líderes, se precipitan hacia una nueva caída al vacío con la red cada vez más baja. Si los 29 procuradores de hace cuatro años fueron su segundo peor resultado, los de este 2015 los podría hacer buenos. Desde 1987, los populares han tenido el mando. Entonces con acuerdo. El resto de las seis legislaturas, con una mayoría incuestionable.