Un «pequeño» Marruecos en Llefià

«Me tiemblan las piernas de pensar que tenía unos vecinos así», relata una de las vecinas del bloque de la familia detenida

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La pequeña pista polideportiva del barrio badalonés de Llefià, encajonada entre bloques de viviendas, era ayer lo más parecido a una zona cero. La semana pasada, una espectacular «troupe» de técnicos se instaló de noche en esta cancha para rodar un spot que protagonizará el futbolista Lionel Messi, aunque a él ni se le vio. Y ayer, las cámaras de los periodistas dirigían allí sus miradas en busca de amigos y conocidos de los gemelos de 16 años de la familia Atanji, que fueron detenidos justo antes de partir rumbo a Siria para luchar en la yihad.

Llefià, un barrio humilde con un gran porcentaje de población inmigrante proveniente de Marruecos y Pakistán, no salía ayer de su asombro.

En el 3º 2ª del número 11 de la Avenida América, un bloque cuya fachada posterior da a la pista polideportiva, vivían los Atanji. Padre, madre, los dos gemelos de 16 años y, a veces, se veía a otra hija, de unos 20 años, que se fue a vivir a Marruecos tras casarse. También allí residió otro hijo, Yassin, de unos veinte años y que murió el año pasado en la guerra de Siria tras enrolarse en el Harakat Sham al Islam, el grupo terrorista afín a Estado Islámico. Completaba la familia nuclear un quinto hijo, quien según los vecinos está en la cárcel por robo con fuerza.

«Buena gente»

Muchos vecinos nada sabían de ese hijo muerto que era visto como un mártir por sus dos hermanos pequeños, que ansiaban seguir sus pasos. «Eran buena gente, nunca había generado problemas de convivencia», explicaba José Manuel, presidente de la comunidad de vecinos del inmueble que ayer recibió la visita de la Guardia Civil. El padre se dedicaba a hacer reparaciones con su vehículo, un Renault Scénic que los investigadores de la Grudia Civil se llevaron tras las detenciones. La madre, señalaba la «comunidad», hacía poco que se había quedado sin trabajo. Los investigadores la dibujan como la más radical de la familia. Fuera por orgullo o no, la mujer fue la única que se deshizo de la manta que le ocultaba el rostro tras sentarse en el coche patrulla de la Guardia Civil, mientras una nube de cámaras intentaba filmar la escena.

Los Atanji llevaban más de diez años viviendo en Llefià y nada hacía sospechar su destino. O casi nada. Según comentaban sus compañeros de instituto, los menores arrestados estaban muy integrados en el barrio. Habían jugado en el club de fútbol de Llefià y pasaban muchas horas practicando su deporte favorito en la pista polideportiva junto a su casa.

Pero todo cambió el pasado septiembre. Los menores no empezaron el curso en el instituto donde iban, el IES Enric Borràs. Se habían ido a Tetuán a aprender el Corán en una madrasa. Volvieron el mes pasado y se les veía poco en el barrio, no se relacionaban. Vestían con chilaba y tenían un «look» más radical, con el cabello corto, señalaban los vecinos. Al parecer, los jóvenes antes de este viaje a Marruecos ya se negaban a participar en la clase de Música. Alegaban que su religión les prohíbe tocar instrumentos y hacer música.

El alcalde lo veía venir

«Habrá que investigar eso de que dejaron el instituto ya en septiembre», apuntó el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol (PP), que acudió al mediodía al lugar de los hechos. El primer edil se ha significado por un discurso políticamente incorrecto con críticas a la inmigración que trae problemas de delincuencia. Llegó a ser juzgado -y absuelto- en 2013 por incitación al odio y al racismo; por repartir panfletos contra la comunidad de rumanos del barrio de La Salut, limítrofe con el de Llefià. Además, su consistorio aprobó un plan contra el absentismo escolar que bien pudiera servir de filtro para vislumbrar casos como el de los gemelos Atanji.

García Albiol asumió ayer que su ciudad era «candidata» a albergar algún radical yihadista. El alcalde pidió que no se generalice ni se culpe a ninguna comunidad, pero señaló que Badalona, la tercera ciudad catalana en número de habitantes (221.000), como la vecina Santa Coloma de Gramenet, cuenta con un alto porcentaje de inmigración musulmana.

Ayer en Llefià todo era sorpresa y hasta miedo. «Me tiemblan las piernas de pensar que tenía unos vecinos así», comentaba Manoli, que vive en el entresuelo del bloque de la familia arrestada. «Nos ha sorprendido. Yo los tengo vistos desde hace muchos años. Su padre venía a tomar un cortado de vez en cuando, aunque hablaba poco», explicaba a ABC Elvira, detrás del mostrador del Bar Olímpic, al lado de la cancha deportiva. «Cuando había algún partido por la tele los gemelos se asomaban en el bar y preguntaban por el resultado», recordaba. «Todo muy normal», comentaba un cliente del bar «y ahora te enteras de que iban a Siria a combatir...». «Bueno, suerte que les han detenido. A ver si un día volvían de allí, entraban en el bar, preguntaban "qué hace el Madrid" y... ‘¡boom!’», zanjaba un vecino de barra.

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