Juanma Moreno, Susana Díaz, Antonio Maíllo, Teresa Rodríguez y Juan Marín, en el momento de votar
Juanma Moreno, Susana Díaz, Antonio Maíllo, Teresa Rodríguez y Juan Marín, en el momento de votar - abc
Elecciones andaluzas

El bipartidismo resiste en Andalucía

El adelanto electoral orquestado para frenar a Podemos permite al PSOE ganar en su feudo e igualar el resultado de 2012

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Andalucía, como su capital, siempre ha tenido «un color especial» —rojo aún cuando toda España se teñía de azul—, y tras los comicios de este 22 de marzo, un rojo que también resiste al envite de las nuevas formaciones emergentes, Podemos y Ciudadanos, que amenazaban al socialismo en su feudo.

Habrá ovación en Ferraz, y no sólo por ganarle las elecciones al PP. Los socialistas igualan los 47 escaños de 2012 —35,45% de los votos— pero logran 14 más que los populares, segunda fuerza con 33 escaños y su peor resultado desde 1990. Más que un éxito de Susana Díaz, la diferencia con Juanma Moreno es fruto del hundimiento de su rival, que ni la apuesta de Mariano Rajoy ha logrado frenar.

Los populares pierden más de medio millón de votos (26,74% del voto).

Podemos, que amenazaba con desangrarlos por la izquierda, no ha impedido al PSOE una mayoría, aunque no absoluta, mucho más abultada de lo que podría esperarse. Ni siquiera el escándalo de los ERE ha frenado al socialismo en su bastión.

Susana Díaz había orquestado un adelanto electoral para frenar el ascenso de Podemos, que se las prometía felices en la mayor parte de las encuestas. Parece que a Ferraz le ha cundido la estrategia, dejando a Podemos con 15 asientos en el Parlamento andaluz (14,84% de los votos) y a Ciudadanos, la otra novedad, con 9 (9,27% de los votos). Un adelanto que argumentó por la «inestabilidad» del Gobierno con IU, una «inestabilidad» que con el nuevo Parlamento ha de hacerse permanente.

Bipartidismo a la cabeza

Si las elecciones europeas fueron el primer castigo al bipartidismo, los comicios al Parlamento andaluz parecen haber frenado esa muerte anunciada. Pese a los 17 parlamentarios que pierde el PP con respecto a 2012, los dos grandes partidos nacionales recaban juntos más de la mitad de los votos (62.18%). Sin embargo, su hegemonía ya no es tan indiscutible: Ciudadanos y Podemos, con casi un millón de votos, convierten en recuerdos velados el 80,23% de papeletas que concentraban los dos grandes en 2012.

Junto con el PP, IU ha sido la gran perdedora de los comicios andaluces, quedándose con 5 escaños y sólo un 6,9% de los votos. En 2012 lograba 12. En clave nacional, podría ser un anticipo de lo que le esperaba a la histórica formación de izquierda: Podemos le ha comido el discurso y le come también los votos.

A UPyD se le sigue resistiendo sentarse en la Cámara andaluza, incluso ve cómo se aleja, frente a un Ciudadanos convertido en cuarta fuerza y con 9 diputados autonómicos en su estreno andaluz. De nada han servido a Rosa Díez sus paseos por tierras andaluzas, o su presencia constante en su recién estrenado perfil de Twitter durante toda la jornada, donde ha llegado incluso a acusar a apoderados de Ciudadanos de ocultar las papeletas de su partido.

Futuro y pactos

«¡Andaluces, levantaos!», pedía Blas Infante sobre los acordes de José del Castillo Díaz. Y lo han hecho. Los andaluces han votado masivamente en estas elecciones anticipadas, con una participación que a las 18 de la tarde se situaba 4 puntos por encima de la de los anteriores comicios, y se han convertido en pioneros en pintar de varios colores su Parlamento.

La fragmentación del Parlamento asienta en Andalucía el miedo a ser ingobernable. El PSOE podría seguir al frente del Gobierno, pero en minoría. Reeditar el pacto con IU de nada serviría a los socialistas andaluces, pues juntos no llegan a los 55 asientos en el Parlamento. Sólo los 15 escaños de Podemos, los 9 de Ciudadanos, o los 33 del PP, permitirían a Susana Díaz alcanzar la mayoría para gobernar.

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