Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre charlan en un acto de partido en Madrid
Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre charlan en un acto de partido en Madrid

Los desafíos de Aguirre a Rajoy

La candidata a alcaldesa de Madrid ha sido un «pepito grillo» que con sus declaraciones ha puesto al presidente en situaciones incómodas

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Desde que en el año 2005 un accidente de helicóptero estuviera a punto de unir trágicamente sus destinos para siempre, Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre han tenido varios «choques» que han llegado a conocimiento público. La siempre locuaz Aguirre, ahora candidata a la Alcaldía de Madrid, ha mantenido desencuentros notables con su jefe de filas, y ha defendido en varias ocasiones posturas diferentes, cuando no directamente contrarias, a las del presidente.

Así ocurrió en febrero de 2010, por ejemplo, cuando Aguirre habló de una posibilidad de «gobierno de concentración» PP-PSOE, algo que «se ha hecho en muchos países». Rajoy salió al paso asegurando que se trataba de «una ironía» de la presidenta popular madrileña.

En noviembre de 2011, repentinamente Aguirre cesó al que entonces era el secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, por «falta de confianza», dijo, aunque en el entorno se entendió como una reacción ante la creciente cercanía de Granados con la dirección nacional del PP.

Enero de 2012 vio otro desencuentro: por la subida del IRPF aprobada por Mariano Rajoy. Aguirre dijo, como otras muchas veces ha mantenido, que «no era partidaria de aumentar los tributos», y de hecho ella bajó el tramo autonómico de este mismo impuesto sólo unos días después.

Doce meses después, a comienzos de 2013, Aguirre se puso al lado del entonces ya presidente regional -por la marcha de ella-, Ignacio González, y contra el Gobierno Central por el euro por receta. De esta figura decía Rajoy que era un «repago»: «No me gusta. Ya hemos creado un sistema para que los ciudadanos paguen en función de su renta una pequeña cantidad en las farmacias. Con el euro por receta tienen que hacerlo dos veces», decía. En Madrid, sin embargo, se defendía que era una «tasa disuasoria del exceso de recetas».

En mayo de ese mismo año, los impuestos volvieron a enfrentar a Aguirre con Rajoy, al pedirle ella de nuevo al presidente durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional que bajara los impuestos, aprovechando que la Unión Europea había consentido incrementar el objetivo de déficit deEspaña para ese año.

Apenas había algo más de un mes cuando volvió a cargar, esta vez contra la actitud del PP en el caso Bárcenas, y pidió al partido que diera explicaciones «si ha habido alguna irregularidad». Tras su crítica, se defendió diciendo que «la lealtad es decir la verdad».

En septiembre de 2014, tocó uno de los temas que más molestan al presidente Rajoy: las primarias para elegir candidatos. Aguirre se mostró abierta a esta posibilidad: «Si se cambian los estatutos, apoyaré ese cambio», manifestó. Para completar el malestar, ese mismo mes filtró a los medios un encuentro privado que mantuvo con Rajoy, para hablar sobre el PP de Madrid, y que era similar al que el presidente mantiene regularmente con otros « barones» populares. Habitualmente, estas reuniones no salen a la luz, ya que así lo quiere el propio Rajoy.

Diciembre de 2014 dio lugar a otra declaración que se entendió como un «órdago» de Aguirre al líder de su partido: su anuncio público y publicitado de que estaba a disposición del partido para ser candidata a la Alcaldía de Madrid. Se entendió como un deseo de presionarle para que tomara la decisión, y además según explicó entonces el entorno del presidente, no fue avisado de que iba a lanzar esta «bomba».

El penúltimo desencuentro tuvo lugar el pasado mes de febrero, cuando reconocía «fallos» con las víctimas del terrorismo de ETA. «Quizá no siempre se ha estado a la altura de lo que ellas merecían», dijo entonces.

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