La pareja, en un acto celebrado en Madrid en 2013
La pareja, en un acto celebrado en Madrid en 2013 - juan lucas
Pablo Iglesias y Tania Sánchez

Un romance que acabó con IU

La marcha de IU de la exedil la acerca a Podemos, a cuyo frente está su pareja sentimental. Iglesias ya no habla de machismo: ahora le tiende la mano

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Año 2011. Pablo es asesor de Izquierda Unida. Sobre todo de Alberto Garzón -hoy candidato a las generales a la espera de la disolución de esta fuerza- cuando acude a televisión. Juan Carlos Monedero también se mueve con soltura en la coalición y prepara papeles. Pero hay una joven, concejal en Rivas Vaciamadrid, uno de los pocos municipios del cinturón rojo de la región que se le resiste al PP, que también toma clases para sentarse en un plató. Los cachorros de la nueva izquierda saben que en las teles está el futuro, El Dorado electoral: dinamitar desde dentro la suma de la izquierda en que derivó el PCE; y apoderarse de sus votos y de los del PSOE.

La muchacha es Tania Sánchez y está a punto de dar el salto de la vida municipal a la autonómica. Mientras cruza el puente, Pablo la invita a participar en su programa «La Tuerka», un debate que empieza a emitirse de lunes a jueves por internet. Lo presenta el propio Iglesias pero sus amigos comienzan a repartirse el guiso: Monedero se hace en 2013 con espacio propio («En clave Tuerka») y la concejala debuta como presentadora, junto a su compañera Noelia Vera, en «La Tuerka Distrito Federal».

Hace meses que el padre del programa y la presentadora estrella han iniciado una relación sentimental que pasean en el Renault Clio de él, cuya tapicería luce mordiscos del tiempo. Ambos tienen claro algo que Sánchez verbalizará tiempo después: «La televisión es la principal plataforma de creación del pensamiento actual». Y tanto, desde entonces la pareja inicia un viaje sin descanso a los platós. Tania usa su Smart (las nuevas TDT no pagan desplazamientos) para acudir, primero, a las de la derecha: se hace asidua de «El gato al agua» de Intereconomía. Hasta que asciende, coincidiendo con su entrada en la Asamblea de Madrid, a las de primera división: «Al rojo vivo», de La Sexta o «El programa de Ana Rosa», de Telecinco. Hay días incluso que Tania y Pablo comparten plató además de muchas otras cosas. La novata diputada no llega a vestirse en Alcampo, como su novio, pero adquiere su ropa en las marcas baratas de Inditex. En música sí van de la mano: Vetusta Morla, Extremoduro y Lluís Llach animan los escasos viajes personales que no tienen parada y fonda en un canal privado de televisión. Lo de vivir juntos no lo contemplan: él reside en Vallecas y ella sigue fiel a Rivas, donde su hermano prospera al calor de la política municipal en la que Tania y su padre han hecho carrera.

Sin embargo, lo que más les une es la política. Sus amigos les preguntan por su afinidad y ellos dicen que «a veces hablar de ideología nos aburre y pasamos a otras cosas». Pocas: la vida en pareja empieza a confundirse con sus periplos mediáticos. Y, pese a la pretendida discreción, tanto va el cántaro a la fuente que el «cuore» acaba rompiendo el secreto: en mayo de 2014 Iglesias consigue, desde su partido Podemos (madurado con la luz y la calefacción pagada por IU), cinco escaños en las europeas. Los tertulianos que se pelean con ellos en los debates empiezan a irse de la lengua: Pablo y Tania están juntos. Imposible proteger un noviazgo cuando la pareja protagoniza una sobrexposición mediática. Todo sea por seguir la hoja de ruta que permitirá articular el electorado de izquierda en torno a un nuevo partido que enterrará a IU y dejará herido de muerte al PSOE. Solo hace falta tiempo y ayuda. Desde el primer momento cuentan con un amigo que comulga con la convergencia de las fuerzas de izquierda: Alberto Garzón, al que Cayo Lara nombra en enero de 2013 miembro de la Comisión Ejecutiva Federal de Izquierda Unida. Todos, Iglesias, Sánchez y Garzón, participan en el movimiento 15-M, embrión del partido populista.

La pareja asume cada vez más responsabilidades. Los buenos resultados en las europeas esbozan un futuro prometedor para él; el lustre televisivo de ella la encarama en IU a la candidatura regional que revalida en primarias con un brillante 56,5 por ciento cosechado entre militantes y simpatizantes. Eso sí, la soledad de la exconcejala en el grupo parlamentario madrileño es cada vez mayor. Rodeada de un pequeño grupo de leales, casi todas mujeres, mantiene unas gélidas relaciones con su jefe de filas, Gregorio Gordo. Él, junto al portavoz municipal Ángel Pérez, se convertirán en los grandes enemigos a batir para desangrar la organización en Madrid. Ayuda a esa estrategia la pasividad con que los veteranos políticos de IU convivieron con el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid, que tiene imputados a cuatro miembros de la coalición, con Moral Santín a la cabeza. Mientras Garzón denuncia ante Cayo Lara a su segundo, Miguel Reneses (también relacionado con la caja pública), que termina cayendo, su amiga Tania pone en el punto de mira a Gordo y Pérez. La primera cabeza se la cobran en el comité ejecutivo del 30 de enero; las dos últimas no y solo consiguen el premio de consolación de un expediente informativo.

Pero las desdichas nunca vienen solas. A finales de 2014, ABC publica los contratos de 1,2 millones de euros que Rivas adjudicó a la sociedad cooperativa del hermano de Sánchez -Aúpa- mientras ella y su padre eran ediles. Las alarmas no solo se encienden en IU -donde más de uno conocía los tejemanejes de la familia- sino en Podemos. De hecho su líder, al que se le abren más fugas de agua con Errejón y Monedero, aconseja a su pareja guardarse de los medios hasta que escampe. La consigna se contraviene en una ocasión: Sánchez vuelve al plató de La Sexta Noche pero el resultado para ella es mejorable. Rivas la persigue.

Los nervios también bloquean a Iglesias: sus intervenciones públicas tras estallar el caso Tania se cuentan por reproches a los periodistas a los que tacha de machistas. Hasta que, como preveía la hoja de ruta, la ya excandidata abandona IU y es el líder de Podemos el que el pasado jueves le tiende la mano. El Dorado la espera.

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