Imagen del sicario que fue contratado para llevar a cabo el macabro ataque: está en prisión
Imagen del sicario que fue contratado para llevar a cabo el macabro ataque: está en prisión - ABC
Sucesos

Un doctor en Físicas fue bañado en ácido en Valencia por parecerse a otro

Detenida la inductora del macabro ataque: quiso vengarse por desamor y contrató a un sicario por 2.000 euros

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El 18 de julio de 2014 era un día como cualquier otro en la vida de Juan Pablo, un joven doctor en Físicas de 32 años, de origen gallego pero afincado en Valencia, que llevaba varios años trabajando como investigador en el Instituto de Física Corpuscular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la capital del Turia.

Los días todavía se alargaban, en Valencia se superaban fácilmente los 25 grados por la noche, y Juan Pablo decidió ir a tomar unas cervezas con unos amigos a la zona de la Plaza del Cedro, próxima a las facultades de la Universidad de Valencia donde se había doctorado años antes. Una decisión que lo cambiaría para siempre.

Era un viernes como cualquier otro, pero su vida no volvería a ser la misma desde ese momento.

Mientras Juan Pablo y sus amigos disfrutaban en la terraza del bar El Burlón, tres hombres se bajaron de un Alfa Romeo aparcado junto a la plaza, se acercaron a su mesa apresuradamente y uno de ellos le arrojó a la cara el contenido de un vaso de plástico cubierto con cinta de carrocero. Luego salieron corriendo de vuelta al coche, ante las miradas estupefactas de los numerosos vecinos que a esas horas abarrotaban una de las zonas de ocio clásicas de la ciudad del Turia.

Un sicario por 2.000 euros

El líquido era ácido sulfúrico. A Juan Pablo le dio de lleno en la cara, mientras sus amigos salieron «solo» salpicados. El joven doctor en Físicas sufrió graves quemaduras en la cara, el cuello y el torso mientras el corrosivo líquido le resbalaba por el cuerpo y deshacía su ropa encima de su carne. «La camiseta empezó a desintegrarse encima de su cuerpo, y se tiró al suelo retorciéndose», recuerda uno de los testigos de la agresión. Lo peor es que la salvajada estaba destinada a otra persona.

Según la investigación policial, el agresor de Juan Pablo fue un joven argentino, boxeador aficionado, que se había dejado contratar como sicario por 2.000 euros. Armado con una fotografía de su víctima (un hombre moreno, de unos treinta años y con barba de dos días, como el doctor en Físicas) y el vaso de ácido, confundió al joven con su «encargo» y lo roció con el agente corrosivo. Juan Pablo perdió un ojo y gran parte de la visión en el otro porque se parecía a otra persona.

Los equívocos no acaban en la desgraciada confusión del sicario aficionado por su aspecto físico, muy parecido al objetivo por el cual fue contratado. Incluso aunque hubiera acertado con su víctima, lo habría hecho guiado por una historia falsa. Esta semana, seis meses después de la agresión, la Policía ha logrado detener a la inductora, una joven valenciana que pretendía vengar un desengaño amoroso.

Contrató al sicario, al que llegó a través de conocidos comunes, le pagó los 2.000 euros, le dio una foto de su víctima (prácticamente idéntica a Juan Pablo) y le contó que la había violado. No era cierto, pero según la Policía «lo hizo para terminar de convencer» al boxeador, para «dotar a la venganza de cierta justificación».

Primeras detenciones

A pesar de lo rápido que pasó todo, algunos testigos lograron anotar la matrícula del Alfa Romeo. Otros retuvieron la imagen de los agresores, a los que solo habían visto de refilón durante uno segundos. Todos estos datos permitieron a la Policía avanzar en la investigación y practicar las primeras detenciones hace un mes. Cayeron el boxeador, habitual de un gimnasio de Silla (una localidad del extrarradio de Valencia), un compañero del centro deportivo y un amigo de este último, que había puesto el coche para la macabra misión. También detuvieron a la novia de este, que está acusada de encubrimiento.

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