Reconstruyen el presunto crimen de un hombre en Cartagena

La primera llamada se recibió en el 091 a las 21.39 del 11 de marzo: «Me quieren matar porque les he robado las bicicletas». Diego Pérez Tomás, de 44 años, llamó a la Policía asustado por unas supuestas amenazas recibidas de unos vecinos en el barrio de «Las Seiscientas» de Cartagena. Acudió un radiopatrulla que intentó calmarlo. No quiso denunciar. A las 4.39 de la madrugada volvió a llamar. Hablaba de forma incoherente y nerviosa. Volvieron los mismos agentes. Es la última vez que se le vio con vida.

A las seis de la mañana, los vecinos ven la puerta abierta y las luces encendidas y avisan a su hermano. Diego, toxicómano y esquizofrénico, había desaparecido. Su cadáver fue hallado flotando en la playa de Cala Cortina (a unos tres kilómetros) el 26 de marzo, informa Cruz Morcillo.

Siete meses después, la titular del Juzgado número 4 de Cartagena ha enviado a la cárcel sin fianza a seis policías de esa comisaría, de entre 26 y 39 años. Los acusa de detención ilegal y homicidio/asesinato. Según la autopsia, la víctima murió a causa de la destrucción de centros neuronales por fractura-luxación de cinco vértebras cervicales con lesiones hemorrágicas «en un periodo muy próximo a la muerte». «La víctima estaba muerta cuando su cuerpo llegó al agua», señala el informe forense.

¿Les dio tiempo a los seis agentes de matar a Diego Pérez? Eso es lo que quiere averiguar la jueza con la reconstrucción. Una de las claves está en una cámara junto a la cala que grabó a los coches patrulla esa noche. Fueron y volvieron varias veces y la defensa asegura que cada vez permanecieron muy poco tiempo como para haberlo matado. Fruto de la investigación se colocaron micrófonos en los coches de los agentes en los que se escucharon conversaciones como: «Le vamos a dar una de estas que se va a cagar».