Pedro Sánchez rehúye el debate y busca el centro para separarse de Iglesias

El presidente en funciones se saca de la manga la propuesta de recuperar el tipo delictivo del referéndum ilegal en el Código Penal cuando el PSOE lo rechazó este mismo febrero ante una propuesta del PP

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Pedro Sánchez junto a María Casado y Manuel Campo Vidal a su llegada al debate EP | Vídeo: Vea el minuto de oro de Pedro Sánchez
Víctor Ruiz de Almirón

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El presidente del Gobierno en funciones intentó no salirse del carril, defendió su gestión, y trató de hacer anuncios para superar el debate sin entrar al cuerpo a cuerpo. En el minuto inicial Pedro Sánchez intentó salir al ataque. Quedó patente su voluntad de no llegar a ningún acuerdo y gobernar en solitario. No aclaró en todo el debate. Y al inicio planteó al resto de candidatos que «si después del 10-N el parlamento no alcanza la formación de un Gobierno se respete gobernar a la fuerza más votada ».

El primer bloque, centrado en la cohesión de España, Sánchez intentó la misma estrategia con una batería de tres medidas: propuso una nueva asignatura en la Educación de toda España de «valores civiles y éticos», modificar la ley general audiovisual para «acabar con el uso sectáreo de TV3» y por último modificar el Código Penal para recuperar un tipo que prohíba los referéndum ilegales. Un volantazo en toda regla ya que en febrero de este año el PSOE se opuso en el Congreso de los Diputados a una propuesta en esta dirección planteada por el PP. Decían que el Código Penal «establece importantes herramientas para combatir lo que está ocurriendo».

Pero tras esos dos instantes, Sánchez empezó a sufrir en este bloque. Primero porque Casado le recordó que ese delito de convocatoria de referéndum ilegal fue eliminado del Código Penal por Zapatero y después porque el presidente del PP le preguntaba si Cataluña era una nación. Sánchez se refugió en la definición de nacionalidades que se recoge en varios estatutos de autonomía, y trató de atacar al PP porque bajo el Gobierno de Mariano Rajoy se realizaron «dos referéndums ilegales y se les fugó el señor Puigdemont». En una de sus últimas intervenciones se comprometió a «traerlo de vuelta a España».

Ante el cerco de Casado, Rivera y Abascal por los incidentes de orden público en Cataluña, Iglesias trató de lanzar un flotador a Sánchez hablando de conflicto político. Pero el presidente lo rechazó. Y quiso diferenciarse hablando de «discrepancias de fondo con el señor Iglesias sobre Cataluña» por defender el referéndum y por hablar de presos políticos, algo que dijo «no puedo aceptar».

Repitió estrategia en el bloque económico para salir indemne de los ataques por la desaceleración. Anunció Sánchez que si logra revalidar el puesto nombrará a Nadia Calviño como vicepresidenta del Ejecutivo . Y como en el bloque anterior optó por un ataque final a Pablo Iglesias a cuenta de las críticas del líder de Podemos a las donaciones de Amancio Ortega a la sanidad pública: «discrepo rotundamente de la forma que tiene de entender al empresario». Apenas recurrió Vox, aunque en lo hizo en un momento para atacar a PP y Cs: «Son una derecha cobarde ante una ultraderecha agresiva», dijo Sánchez. 

Esa búsqueda del centro, con sus desmarques de Podemos, gripó estrepitósamente cuando Sánchez no fue capaz de contestar a Casado sobre si pactará con los independentistas.

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