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Así es la ciencia en Cataluña y así sería en la Cataluña independiente

Puntera en el sector, la independencia catalana pondría en riesgo su tirón e impacto internacional

Centro de nanoingeniería aplicada en la Universidad Politécnica de Cataluña
Centro de nanoingeniería aplicada en la Universidad Politécnica de Cataluña - efe

La investigación catalana, especialmente la que se desarrolla en el campo de la biomedicina, ha salido relativamente airosa de la embestida de la crisis. En el año 2013, después de dos ejercicios consecutivos de recortes presupuestarios, la producción científica creció un 3% en Cataluña.

Las partidas para I+D no han aumentado durante los años de ajustes pero la particular morfología de los grandes centros catalanes (Centro de Supercomputación de Barcelona, Centro de Regulación Genómica, entre otros) les ha permitido sobrevivir con nota. A diferencia del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la gran institución científica estatal, los grandes centros de I+D catalanes disponen de una estructura más flexible y sus investigadores no son funcionarios, peculiaridad que según Lluís Serrano, director del Centro de Regulación Genómica (CRG), «ha sido clave» para resistir con nota en una coyuntura desfavorable.

Cataluña dispone actualmente de 15 unidades de investigación vinculadas a hospitales, 12 universidades con departamentos de I+D, una red propia de centros de investigación (46), 21 centros del CSIC, 6 grandes parques tecnológicos y 22 parques científicos donde se produce ciencia de alto nivel. Pese a representar solo el 0,1% de la población mundial, publica el 1% de los artículos científicos.

Las universidades fueron las que más acusaron los recortes. Los equipos de investigación vinculados a los campus y sus centros adscritos sufrieron tanto la disminución de fondos de la Unión Europea (UE), de las Administraciones, como de los internos, ya que el sector universitario perdió un 29% de su presupuesto desde 2010.

Sin ayudas estatales y europeas, y menos competitiva

Es difícil imaginar un sistema catalán de ciencia extirpado de España y de la UE. Cataluña es el segundo país europeo en concesión de ayudas del Consejo Europeo de Investigación (ERC) y absorbe también el 20,4% de los fondos del Plan Nacional de I+D, ayudas que le han permitido situarse en los últimos años en el Olimpo de la ciencia. Además de ser líder en publicaciones cientificas de alto nivel –es la comunidad con artículos de mayor impacto internacional, según los indicadores del Sistema Español de Ciencia y Tecnología–, Cataluña se ha convertido también en polo de atracción de talento científico internacional. La desconexión de España supondría así un caro precio a pagar.

Sin las subvenciones europeas y estatales, Cataluña, con un tejido empresarial diversificado y un sistema propio de investigación, debería hacer frente a muchos más gastos y renunciar también a los puentes de intercambio y colaboración que ha tejido tan sólidamente en estos últimos años. En definitiva, el I+D catalán perdería competitividad, lo que, a su vez, pondría en riesgo su tirón e impacto internacional.

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