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Así son las Infraestructuras de Cataluña y así serían en la Cataluña independiente (XI)

El debate sobre la planificación de las infraestructuras en España ha sido durante años uno de los motores del proceso independentista

Así son las Infraestructuras de Cataluña y así serían en la Cataluña independiente (XI)

Así es: Uno de los motores del proceso soberanista

El debate sobre la planificación de las infraestructuras en España ha sido durante años uno de los motores del proceso independentista. El concepto «déficit de infraestructuras» ya era una voz popular antes de que el «proceso» eclosionase y, de alguna forma, el movimiento antipeajes o el descontento por las continúas averías en el servicio de Cercanías -Rodalies desde la transferencia de la gestión- son unos de los gérmenes del mismo. En la comunidad hay una hipersensibilidad con el tema, hasta el punto de que Junts Pel Sí no ha dudado en colocar como número uno en su lista por Tarragona a uno de los economistas que más ha denunciado el diseño radial de las infraestructuras en España, Germà Bel.

En Cataluña, como en el resto de CC.AA., las inversiones de Fomento nunca parecen suficientes (2.270 millones para 2016, el 6,6% más, la segunda región en volumen). Para ello se esgrime por ejemplo la disposición del Estatuto -que el TC rebajó a orienteación no vinculante- que establece que el porcentaje de inversión sobre el total español nunca puede quedar por debajo de la aportación catalana al PIB. El hecho de que Cataluña sea la única región con todas sus capitales unidas con AVE se minusvalora recordando el retraso en el corredor mediterráneo. La gran inversión que suposo para el Estado la T1 de El Prat apenas se menciona frente al hecho de que la gestión aeroportuaria la retiene AENA de manera centralizada, del mismo modo que la ampliación del Puerto parece casi menor cuando desde Barcelona se recuerda que la instalación aún no cuenta con accesos viarios y ferroviarios definitivos.

Controversia política al margen, lo cierto es que Cataluña y el resto de España acumularon en época de bonanza un «stock» de infraestructuras que ahora es una de sus mayores bazas.

Y así sería: En este rincón de la Península Ibérica, pese a todo

En una entrevista en ABC, el candidato del PSC Miquel Iceta ironizaba con que el independentismo nunca conseguiría sacar a Cataluña de la Península Ibérica. Su ubicación en el nordeste peninsular hacen de Cataluña uno de los corredores naturales hacia Europa, lo que junto a su importante «stock» de infraestructuras hacen de este capítulo uno de los asuntos más delicados de una hipotética secesión.

Desde el independentismo se esgrime que la UE, por una cuestión práctica, no permitiría que se levantasen aduanas a la antigua usanza para evitar así que el tráfico de mercancías o de pasajeros quedase interrumpido.

Surgen preguntas. ¿A quién pertenecerían las infraestructuras sufragadas por el Estado como el Puerto, el Aeropuerto de Bardelona o las vías del AVE y de Cercanías? ¿Cómo se valorarían esos activos en caso de traspaso? ¿El personal de Renfe y Adif en Cataluña se traspasarían sin más al nuevo Estado? ¿Cómo se cordinaría el tráfico aéreo o ferroviario? Como en muchos otros capítulos, el soberanismo esgrime que, a la postre, si hay independencia la negociación será inevitable en interés de todos. Si no, el caos.

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