Donald Trump (d) saluda a representantes de los veteranos durante un acto con este sector en Des Moines (Iowa)
Donald Trump (d) saluda a representantes de los veteranos durante un acto con este sector en Des Moines (Iowa) - EFE
ABC EN EL CIRCO DEL MILLONARIO

Donald Trump: «Necesitamos "killers" y no gente sin energía como Jeb Bush»

El mitin del magnate con veteranos de guerra se convirtió en una exhibición de histrionismo y adrenalina con los que hipnotizó a los medios y las masas

Enviado especial a Des Moines (Iowa) Actualizado: Guardar
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Era un acto a beneficio de los veteranos de guerra. Pero con Donald Trump cualquier evento es un homenaje a sí mismo. Y cualquier convocatoria, una oportunidad para atraer a las televisiones, con las que se recrea. El magnate convirtió en un circo mediático su improvisado acto para recaudar fondos a beneficio de los excombatientes. Decenas de cámaras de televisión se arremolinaban en la parte trasera de la platea del salón de actos, una imagen que entusiasmaba al millonario mientras se dirigía a ellas señalándolas con el dedo.

Trump también empleó su particular velada alternativa en hacer una cerrada defensa de los excombatientes, de quienes sin embargo había hablado lo justo hasta ahora. «Os han tratado peor que a los inmigrantes ilegales», bramaba el millonario, ante el enfervorecido público que casi llenaba el Shelders Auditorium de la Universidad de Drake, en Des Moines, para reconocer a las víctimas de la guerra.

Trump cumplía su amenaza de plantar a la cadena televisiva Fox y a sus rivales del debate republicano.

Lo de menos para él era el motivo, como reconocieron muchos veteranos, algunos satisfechos, otros críticos, al sentirse manipulados políticamente. Pero los seis millones de dólares recaudados que anunció Trump con satisfacción de mecenas, uno de ellos aportado por él mismo, no le harán mal al Proyecto de Combatientes Heridos que su equipo de campaña ha puesto en marcha en tiempo récord. Es la espontánea manera de obrar del intuitivo neoyorquino.

«!Trump!, ¡Trump!, ¡Trump!», martilleaban los centenares de asistentes al acto cuando apareció en el escenario. El magnate iba trajeado y con la corbata del color rojo que pone fondo a su campaña para «hacer grande a América otra vez». Los más entregados mostraban sus carteles con el eslogan y el nombre del millonario en letras grandes, como si de un combate de lucha libre se tratara. Y en el fondo lo era… El millonario, ebrio de popularidad, candidato mediático sin paliativos, se dispuso a levantar a una concurrencia que, en otros momentos, coreó el «¡U-S-A!, ¡U-S-A!», segunda gran soflama de la noche.

Contra la Fox

Trump se despegó del atril y gesticuló para mofarse de la cadena de televisión Fox y de sus adversarios. Con un sarcástico «yo no quería estar aquí…, sino al otro lado de la ciudad (donde tenía lugar el debate)», desató los primeros momentos de carcajadas. Esas que Trump es capaz de provocar cuando habla a los asistentes como quien cuenta chistes a sus amigos en el bar, probablemente su mayor virtud.

En ese mismo momento, a cuatro kilómetros de allí, en el centro de convenciones de Des Moines, tenía lugar ya la contienda entre el resto de candidatos republicanos. Excepto Micke Huckabee, exgobernador de Arkansas, y Rick Santorum, exsenador por Pensilvania, los dos últimos ganadores de las primarias en Iowa (en 2008 y 2012), quienes se sumaron al boicot y apoyaron con su presencia a Trump. Toda una imagen de refuerzo, por más que ambos especificaran que seguían siendo rivales por la nominación.

«Soy el único que no depende de nadie para financiarse la campaña por que me la pago yo... Tampoco necesito a los medios»

El controvertido empresario repitió machaconamente que es líder en todas las encuestas y que su nominación es segura. Es su apuesta de ganador, pero también su forma de convencer. Lo gana todo y le gana a todos. Sacó pecho como «el único que no depende de nadie para financiarse su campaña. Porque me la pago yo». Y presumió de que tampoco necesita a los medios. Ni siquiera a la Fox, muy influyente en los sectores conservadores de Estados Unidos, a la que acusó de maltratarle.

Este viernes, en un comunicado, la cadena aseguró que Trump le había reclamado cinco millones de dólares por reconsiderar su espantada del debate. Es su teoría de los medios. Asegura que se aprovechan de él, de su efecto arrastre, y les pone un precio para que compensen su condición de imprescindible. Todo para que siga el espectáculo. Mentalidad de showman, pero, sobre todo, de hombre de negocios. Aunque, con algo de histrionismo, hiciera reír a su público este viernes al gritar con tono de arrepentimiento: «¡Y ahora me he metido a político!». Tras el acto, Bill, un jubilado de Iowa, justificaba en conversación con ABC la batalla de Trump con los medios: «Yo he venido aquí precisamente para apoyar su decisión de no ir al debate. Muchos pensamos que los medios lo quieren controlar todo. Y, ante eso, ¿qué se puede hacer?».

¿Quién le votará?

No puede decirse que los centenares de seguidores del millonario respondiesen a un perfil determinado. Había grupos de jóvenes casi militantes, con la gorra roja que acostumbra a exhibir Trump en los mítines multitudinarios, pero también matrimonios, mayores y de mediana edad, con sus hijos. Como tampoco es seguro que todos los presentes vayan a votarle en los caucus. Mientras Mike, profesor, se inclinaba por hacerlo, el veterano de guerra John dudaba entre Jeb Bush o Chris Christie. Es una de las claves del resultado del lunes. ¿Va a traducir en votos Trump su baño de masas y su apoyo en las encuestas? Algunos expertos lo dudan. Mike no está seguro de que «todos sus fans se hayan inscrito para votar en los caucus; muchos no han participado nunca en ellos».

En su intervención, en la que fue intercalando testimonios de jóvenes víctimas de la guerra, volvió a hacer de Jeb Bush objeto de sus burlas, cuando aludió a su «baja energía». Todo un clásico en esta campaña, que ha contribuido a dejar fuera de juego por ahora al exgobernador de Texas. Y espetó: «¡Necesitamos liderazgos fuertes! ¡Necesitamos killers (matadores), para hacer grande a América y no gente sin energía como Jeb Bush!».

El que llamó «estúpido» acuerdo con Irán fue otro de sus motivos para llamar a la defensa de los intereses de Estados Unidos, con un espíritu nacionalista que Trump ha reavivado en esta campaña. Lo reconocía recientemente Donald Rumsfeld, exjefe del Pentágono con George W. Bush: «Trump ha tocado una fibra sensible en América». Siempre con grandes dotes de animador, cuando decaía la velada, el hombre espectáculo volvía a levantar la voz para recordar una de sus grandes propuestas de campaña: «¡Queremos proteger las fronteras! ¡Queremos construir un muro!». Los asistentes lo aclamaban.

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