Agricultura
Manuel Onieva: «La clave para ser más competitivos en el algodón está en la I+D»
El secretario de la desmotadora Coalsa señala que aún no se han realizado contratos a futuro con los algodoneros, a la espera de que repunten los precios
«La fibra del algodón español es muy valorada en los mercados internacionales, aunque esa calidad todavía no se refleja lo suficiente en el precio», declara Manuel Onieva, secretario de la desmotadora Coalsa, que integra a un total de cinco cooperativas algodoneras sevillanas. Para conseguir un cultivo más rentable y un mayor valor en la cadena «es necesario fomentar la investigación de nuevas variedades de algodón mejor adaptadas a Andalucía», al ser esta comunidad la que engloba «el 98% del algodón que se produce a nivel nacional». Este objetivo es el que ha unido a Coalsa y al Ifapa en un convenio de colaboración público-privado que acaba de echar a andar y que obtendrá sus primeros resultados en los próximos «tres o cuatro años».
—El cultivo del algodón tiene gran peso a nivel cooperativo. ¿Qué representatividad tiene Coalsa?
—La práctica totalidad de cooperativas desmotadoras se encuentran agrupadas en Coalsa, que nació hace una década auspiciada por cinco cooperativas de Sevilla. Son: Las Marismas de Lebrija, donde se sitúa el centro de recepción y transformación actualmente; Productores del Campo (Alcalá del Río), Coesagro (Écija), Las Palmeras (El Trobal) y Agroquivir (Los Palacios y Villafranca). Es una sociedad participada cien por cien por cooperativas andaluzas. La representatividad de Coalsa está entorno al 24% de la producción nacional.
Campaña 2019-2020
—¿Qué perspectivas hay para la próxima campaña algodonera?
—La previsión es que será similar a la campaña de 2018. El 98% del algodón nacional se siembra en Andalucía. El año pasado hubo 63.373 hectáreas de algodón y una producción de 212.487 toneladas. En esta campaña hay 65.278 hectáreas sembradas, unas 2.000 más. De esas, 42.000 hectáreas se ubican en Sevilla, que representa el 65% de la superficie nacional. Todavía es pronto para hablar de rendimientos, pero el cultivo se está desarrollando bien en el campo. A ver si se superan los rendimientos de la campaña anterior, los más altos de los últimos 13 años, con unas medias de 3.300 y 3.350 kilos por hectárea aproximadamente. Aunque es posible que debido a las suaves temperaturas de junio se retrase un poco la cosecha. La fibra se exporta en su totalidad a países como Bangladesh, China, Turquía, India y Marruecos, los principales mercados de destino.
—¿La industria ha firmado ya compras de algodón con los agricultores?
—A diferencia del año pasado, en esta campaña todavía no se han firmado contratos a futuro, porque los precios del algodón que fija la Bolsa de Nueva York son menos atractivos que en la campaña anterior. La industria está a la espera de un posible repunte en las cotizaciones internacionales. La calidad de la fibra del algodón español es muy apreciada entre los operadores internacionales aunque el mercado todavía no refleja esa excelente calidad. En cuanto comience la campaña, lo que suceda con el cultivo en los dos hemisferios y cómo se desarrolle incidirá en los precios. A nivel global, parece que los stocks mundiales han bajado y la campaña será similar a la de 2018, según ha anunciado el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Esto hace prever que los precios pueden remontar, pero también se habla de que el consumo va a caer. Aparte, el sector algodonero mundial sigue muy de cerca la guerra comercial entre Estados Unidos y China, pues también va a influir decisivamente en cómo se desarrolle esta campaña.
Investigación
—Aparte de los precios, ¿Cómo puede el sector algodonero andaluz ser más competitivo?
—Mediante la investigación y el desarrollo (I+D). Es necesario firmar convenios con institutos de investigación para conseguir nuevas variedades de algodón más adaptadas a nuestras condiciones que aumenten la productividad, además de mejorar las técnicas de cultivo para obtener ahorro de agua y energía y mejorar la aplicación de fitosanitarios y fertilizantes. A nivel mundial, los avances principales se han realizado en variedades transgénicas, pero hay mucho que mejorar en las semillas que no han sido modificadas genéticamente. Recientemente, Coalsa ha firmado un convenio de colaboración público-privada con el Ifapa para lograr este objetivo.
—¿Qué se busca exactamente?
—Variedades de doble actitud, que sean atractivas para el agricultor pero también para la industria. Así, investigadores del Ifapa junto al departamento de I+D de Coalsa evaluarán la adaptación de las variedades al suelo y clima de la región, así como su susceptibilidad a enfermedades foliares. Igualmente, analizarán el potencial productivo y los niveles de calidad de las fibras más cultivadas, así como de nuevas variedades. La idea es tener los primeros resultados en los próximos tres o cuatro años.
—La sostenibilidad del cultivo andaluz, libre de transgénicos además, es un sello de distinción. ¿Qué opina sobre la marca europea que une a los algodoneros españoles y griegos?
—Lo valoramos muy positivamente. El algodón andaluz cuenta con unos rasgos diferenciadores en materia ambiental y social que hay que destacar. Más del 80% de la producción nacional se cultiva bajo el estándar de la Producción Integrada y el principal valor que aportamos a la Unión Europea es que nuestro algodón está libre de OGM. Hay nichos de mercado para las fibras no transgénicas. La asociación interprofesional del algodón ha promovido la «Alianza Europea del algodón», con el objetivo de promocionar los rasgos identitarios del algodón que se cultiva en España y en Grecia, únicos países productores de la Unión Europea, y de reforzar el valor de la calidad de su fibra en los mercados. El proceso de registro de la marca está en marcha y se prevé que en unos meses se pueda presentar oficialmente.
