El talento español sigue construyendo el mundo

Tres cuartas partes del negocio de las grandes compañías nacionales llegaron del extranjero en 2020. EE.UU. gana peso y Asia es la promesa de futuro

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Las grandes empresas españolas son cada vez menos nacionales y más globales. Con la intención de incrementar sus ingresos y ser más competitivas, han expandido sus negocios por todo el mundo desde comienzos de siglo, una tendencia que sobre todo ganó fuerza tras las crisis que tuvo su punto de partida en el año 2008. Y, de entre todas las industrias, la construcción de infraestructuras destaca como la punta de lanza que ha abierto nuevos mercados a las empresas españolas gracias a su experiencia y reputación.

El impacto del Covid no ha sido significativo en el negocio internacional de las grandes compañías españolas que construyen el mundo. El pulso global de nuestras grandes compañías sigue mostrando su fortaleza. ACS, FCC, OHL, Sacyr y Ferrovial facturaron cerca de 60.000 millones de euros en 2020. De esa cantidad, aproximadamente el 75% provino del exterior, un porcentaje muy similar al de otros ejercicios recientes. A esa suma habría que añadir los números de Acciona, empresa que registró ventas por 6.472 millones en 2020, pero no desglosa su cifra de negocio consolidada por regiones. Sin embargo, la mitad de sus ingresos por generación de energía vinieron del exterior, mientras que el 78% de su cartera de infraestructuras estaba fuera de España.

«En una primera fase, el enfoque era Latinoamérica. Pero las empresas españolas se han ido expandiendo y ya tienen presencia en todos los continentes», dice Rui da Mota, consultor de Analista Financieros Internacionales (AFI). En el sector de infraestructuras, las firmas españolas han sellado alguna de las obras públicas más emblemáticas de las últimas décadas como la construcción del tren de alta velocidad en Arabia Saudi entre Medina y Meca, o el proyecto de ampliación del Canal de Panamá, donde participó Sacyr a través de un consorcio.

«España tiene unas ocho compañías que son líderes mundiales en el sector de infraestructuras», coincide Fernando Fernández, profesor de IE University, quien considera que estas empresas se encuentran en una buena situación financiera para aprovechar el momento actual del ciclo económico.

«Tienen liquidez, están poco endeudadas, gozan de una gran experiencia y tienen presencia en muchos países», comenta para detallar un conjunto de ingredientes que las colocan entre las mejor posicionadas para hacerse con los proyectos de obra pública que están por venir en la época post-Covid.

EE.UU. Y Europa

«El gran mercado es Estados Unidos, sin duda», comenta Fernández. El nuevo presidente Joe Biden, trae bajo el brazo un programa para invertir 2 billones de dólares para modernizar las infraestructuras del país. Ese paquete incluye proyectos para construir carreteras, trenes y puentes, además de planes para mejorar la obra civil ya existente. «La demanda por infraestructuras en Estados Unidos es muy fuerte, aunque la rentabilidad es más baja porque es un mercado más estable», indica el experto del IE.

Da Mota coincide en que Estados Unidos es un país cada vez más relevante para las empresas españolas. Sin embargo, expresa cautela sobre la euforia alrededor del programa de Biden, ya que todavía debe de ser aprobado por el Congreso. «Han anunciado una cantidad enorme. Hay que ser cuidadosos porque quizá esa inversión se retrase», comenta el analista de la consultora AFI, quien también se muestra cauto con los efectos del programa Next Generation en Europa.

Los 75.000 millones de euros de inversión del Next Generation evidencia las oportunidades que se abren en Europa

En un intento de apoyar la recuperación tras el impacto del Covid-19, la Unión Europea ha anunciado este programa para invertir cerca de 750.000 millones de euros para financiar proyectos que ayuden a la transición hacia una economía verde. Las grandes comopañías españolas ya han expresado interés en acceder a esos recursos para desarrollar infraestructuras.

Ente otras innovadoras ideas, Ferrovial ha preparado una propuesta para desarrollar en España una red de veinte aeropuertos para aeronaves eléctricas de despegue vertical. La intención es que ese proyecto se financie con estos fondos.

El primer foco

Latinoamérica fue el primer continente fuera de Europa al que se lanzaron las empresas españolas. El idilio aún no ha acabado, pero sí ha sufrido convulsiones.

Se trata de un mercado con gran necesidad de desarrollar nueva infraestructura para sus más de 600 millones de habitantes. El desempeño de las economías de esa región está muy ligado a la evolución de las materias primas. En los 2000, algunas como el cobre y el petróleo cotizaban a precios elevados, por lo que varios gobiernos anunciaron proyectos de obra pública en los que participaron muchas compañías de la Península.

Sin embargo, los réditos quizá no han sido los esperados, por lo que algunas empresas como Telefónica han comenzado a desinvertir algunos de sus activos en América Latina. La inestabilidad política y la volatilidad de las divisas son algunos de los principales problemas que azotan a la región.

Las grandes firmas tienen liquidez y experiencia para provechar el ciclo económico

Un ejemplo sería la suspensión del nuevo aeropuerto de Ciudad de México, cuando ya estaba construido al 33%. La suspensión fue decretada en 2019 por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien se oponía a continuar con una obra aprobada por el gobierno anterior.

«Parecía que Latinoamérica era un mercado muy bueno en el que se podía crecer mucho, pero no ha sido así. Funcionó bien cuando las materias primas estaban altas, pero luego ha habido diferentes crisis que han sacudido a México, Brasil y Venezuela», dice Da Mota.

Tomar el tren asiático

Asia es la región que más rápido ha crecido en la última década. Desde 2008, el PIB del sureste asiático ha aumentado un 90%, un porcentaje muy superior al crecimiento del 24% registrado en América Latina o el del 45% en África subsahariana, según datos del Banco Mundial. Asia, además de ser el continente más poblado, alberga algunas de las economías con mayor componente tecnológico y que más rápido crecen como China, India, Vietnam, Indonesia o Malasia.

Da Mota cree que las empresas españolas todavía están a tiempo de tomar el tren asiático. «Vemos un gran aumento del poder adquisitivo en Asia, donde también hay una creciente necesidad de infraestructuras», comenta el consultor de AFI, quien destaca que cada vez hay mayor cooperación entre China y la Unión Europea para facilitar la inversión extranjera directa en el gigante asiático.

Peculiaridades

Por su parte, Fernández cree que China es un mercado que alberga un gran potencial, pero que cuenta con ciertas particularidades y presentar algunas complicaciones. «La inversión pública en infraestructura va a aumentar de forma significativa en todo el planeta», comenta el profesor de IE University, quien considera que las empresas españolas van a continuar jugando un papel fundamental a nivel global. «El Covid ha puesto de manifiesto el déficit de infraestructura en muchos países, a lo que se suma la descarbonización y la transición hacia una economía verde», indica.

El desarrollo de energía renovable es una pata fundamental para lograr ese objetivo. Las grandes constructoras de España tienen una amplia experiencia en varios proyectos de renovables, por lo que es seguro que en los próximos años profundizarán con su expansión internacional en ese sector.

Precisamente, China es el país del mundo con mayor capacidad instalada en energía solar y eólica, pero todavía es el mayor emisor de CO2 que emite a la atmósfera. En ese sentido, ahí se abre otra ventana de oportunidad para que las compañías españolas despunten en el mercado del gigante asiático.

El gran desconocido

África subsahariana continúa siendo un desconocido para las compañías españolas. Mientras que España ha mantenido relaciones estrechas con el norte de África, apenas se ha aproximado a tratar de conocer las posibilidades que ofrece un mercado de más de 1.100 millones de personas que viven al sur del desierto del Sáhara. «Es una región que tiene necesidades de infraestructuras y que va a seguir creciendo», dice Fernández, profesor de IE University, sobre una parte del mundo donde hay mayor presencia de compañías francesas, inglesas y chinas. «Sería interesante explorar alianzas con compañías con presencia en esos países para dar los primeros pasos en ese mercado», comenta. Por su parte, Da Mota cree que uno de los mayores problemas que presenta África subsahariana es la poca seguridad jurídica.

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