Rajoy deja un millón más de empleos y una economía que crece más que Europa

El nuevo Gobierno recoge un déficit encarrillado, pero 400.000 millones más de deuda pública

Pedro Sánchez toma posesión de su puesto, en directop

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Susana Alcelay

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Mariano Rajoy llegó a La Moncloa el 21 de diciembre de 2011 con la economía en plena crisis y la amenaza de un rescate a la griega pendiendo sobre la cabeza de todos los españoles. Casi siete años después deja un país en fuerte crecimiento, con una sólida creación de empleo, el déficit encarrilado -sin tener en cuenta el impacto de las alegrías del gasto que contienen los Presupuestos-, y una prima de riesgo estabilizada, aunque muy atenta a los acontecimientos. La aún elevada cifra de parados (3,8 millones), una deuda que roza el 100% del PIB y la tasa de temporalidad en tasas cercanas al 30% son tareas pendientes para el nuevo Gobierno.

Estas son al detalle las cifras del legado económico de Rajoy y la herencia que recibe Pedro Sánchez:

Crecimiento desde 2014

La economía caía un 1% cuando Rajoy accedió al Gobierno, en un periodo recesivo que no acabaría hasta el tercer trimestre de 2013, aunque el peor ejercicio fue 2012, el año del rescate a la banca, cuando el PIB se desplomó un 2,9%. En 2014 España recuperó la senda de crecimiento y desde entonces el PIB ha mantenido aumentos superiores al 3%, lo que ha colocado a nuestro país a la cabeza del crecimiento en Europa. El equipo económico de Rajoy ha logrado que la realidad de las cifras haya superado día a día las previsiones de los más optimistas. La estabilidad de la banca, la reducción del déficit y las reformas fiscal y, sobre todo, laboral, han sido los pilares del crecimiento.

Sólido crecimiento

Rajoy deja un millón de empleos más de los que se encontró. Crear puestos de trabajo ha sido el objetivo número uno de la política económica y la reforma laboral de 2012 el principal arma para conseguir crecimientos. Esta reforma, el cambio más profundo desde la redacción de Estatuto en 1980, recortó el despido e introdujo altas dosis flexibilidad en las empresas como alternativa a los despidos. El recorte de sueldos se generalizó en España y, además de ser un factor de competitividad de la economía, ayudó a devolver el crecimiento al empleo en 2014. Desde entonces la economía ha sido capaz de crear 500.000 puestos de trabajo cada año. La tasa de paro, que llevó a superar el 26% en 2013, se sitúa en el 16,7%. Hoy, 3,7 millones de parados siguen buscando un empleo y la temporalidad nos coloca a la cabeza de Europa con tasas que rondan el 30%.

La factura de las pensiones

A Mariano Rajoy se le reprocha que ha vaciado la hucha de las pensiones, pero pocas opciones ha tenido el expresidente para poder hacer frente al pago puntual de las nónimas, una factura cercana a 9.000 millones de euros al mes y más del 40% del presupuesto anual de Estado. La alternativa hubiera sido recortar las jubilaciones. De los casi 70.000 millones que llegó a tener, el Fondo de Reserva hoy cuenta con 8.095 millones. En manos del Congreso está buscar fórmulas que permitan la sostenibilidad del sistema público.

El mayor déficit de la UE

Es el gran quebradero de Rajoy ante Bruselas, pero el Ejecutivo popular logró reducir el déficit del 9,7% del PIB al 3,1% el año pasado. Pese al vigoroso esfuerzo fiscal llevado a cabo estos años, España sigue siendo el país con un mayor agujero público de la Unión Europea y el único que sigue bajo el brazo corrector de Bruselas. Por ello, el gran desafío de Sánchez será asegurar la salida de este procedimiento, reduciendo el déficit al 2,2% comprometido con la UE. Unos 10.000 millones de euros de ajuste que se verá beneficiado por el crecimiento económico, pero lastrado por la subida a pensionistas, funcionarios y la rebaja en el IRPF que incluyen los nuevos Presupuestos, concesiones del PP para lograr el apoyo de PNV y Cs.

Deuda pendiente

La gran factura de la crisis es la deuda por pagar, que ha crecido en casi 400.000 millones de euros desde 2012. El déficit, el rescate a la banca, la liquidez a las comunidades y la contribución a los programas de Grecia, Irlanda y Portugal explican que el pasivo haya subido desde el 70% del PIB de 2012 hasta el 100% de 2014. Desde entonces, el crecimiento ha permitido ir reduciendo el peso del pasivo en la economía hasta el 98,3% de 2017 -la quinta mayor de la UE-, si bien en términos absolutos está en máximos históricos, 1,14 billones de euros, y creciendo. Un importe mareante que Bruselas pide que baje: debe ir confluyendo al objetivo del 60%. Nivel que, según la Autoridad Fiscal, no se alcanzará hasta el próximo 2035.

Confianza de los mercados

Tras la montaña rusa de la crisis, España ha recuperado la confianza de los mercados por su crecimiento, lo que se ha reflejado en la menor prima de riesgo. El papel del BCE por sus medidas de estímulo, y las reformas, han sido claves para que el interés que paga España por colocar su pasivo haya caído a niveles mínimos. Tras lograr una cascada de subidas de rating, el gran desafío de Sánchez es preparar el terreno para el fin de las compras de deuda del BCE.

Brío exterior

La competitividad de las empresas españolas ha logrado sacar músculo en el exterior y dejar una economía más saneada, menos dependiente de la construcción. Las exportaciones han pasado de suponer un 25% del PIB en 2008 a un 34% el año pasado hasta máximos históricos. La otra gran virtud de la recuperación es que por primera vez en su historia, España ha logrado crecer sin generar déficits con el exterior: desde 2012 financia al extranjero, algo inédito y un punto clave para reducir la deuda de España con el exterior.

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