Los portugueses pagan la gasolina más cara que en España debido al 57% de impuestos indirectos

Desde que gobiernan los socialistas en Lisboa, se incrementa el tráfico de vehículos para pagar menos al cruzar a Badajoz, Huelva, Salamanca o Pontevedra

Imagen de una gasolinera de Portugal EFE
Francisco Chacón

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La Entidad Reguladora de los Servicios Energéticos de Portugal (ERSE) ha elaborado un estudio comparativo sobre los precios de los combustibles en los dos países de la península ibérica… y el resultado es que pasan los meses sin que se equiparen los costes. De media, los portugueses pagan la gasolina 21 céntimos por litro más cara que los españoles.

La explicación no es otra que el peso de los impuestos indirectos: mientras el Gobierno socialista de Pedro Sánchez impone un 49%, su homólogo al mando de Antonio Costa mantiene un 57% . Ahí está la razón, no vinculada con las embestidas del mercado. Al contrario, se trata de cantidades fijas que obedecen al afán recaudatorio de las autoridades. Nada extraño, por tanto, que Portugal ocupe el octavo lugar en la lista de países con la gasolina más cara de la Unión Europea.

Si tomamos el caso del gasóleo, la diferencia de precio pasa de 21 a 16 céntimos por litro, pero siempre con los ciudadanos lusos como más perjudicados. Ha sido el cuarto trimestre de 2021 el foco de análisis, y ahí se ve que el país vecino abruma a sus habitantes con un desembolso de 1,7 euros por litro de gasolina , cuando no supera ocasionalmente incluso los dos euros para desesperación de sus ciudadanos. ¿Y en España? Pues 1,48 euros. Tomemos entonces el gasóleo y podrá comprobarse que 1,520 es la cifra que rige en suelo lusitano, por 1,358 de la frontera hacia el interior de Castilla y el resto de las regiones.

Si al precio de venta al público le suprimimos las tasas sobrevenidas, Portugal tiene unos costes más bajos porque la ERSE subraya: «La mayor carga fiscal aplicada en Lisboa justifica la menor competitividad en el contexto de la península». Un caso parecido acontece al hablar del gasóleo: algo más de un euro menos en territorio lusitano sin contar los impuestos, pero 25 céntimos por litro más elevado en caso de tener en cuenta el 52% de su proporción al final, por 45% en España.

Los habitantes del país vecino asisten atónitos a esta fuerte subida de impuestos indirectos que se ha instalado desde que manda el Gobierno socialista (hace casi siete años y ahora han renovado por otra legislatura, incluso con mayoría absoluta), lo cual desemboca en un día a día carísimo a la hora de llenar el depósito del automóvil. Miran a España y les parece que la gente se queja sin ser consciente de a qué términos puede llegarse.

¿Estamos ante un abuso? Muchos portugueses piensan que eso está fuera de toda duda y no entienden cómo el gabinete de Costa no afloja la presión impositiva indirecta, que finalmente constituye la mayor estocada para la vida cotidiana en Portugal.

Otro dato significativo para añadir más leña al fuego: el precio de la gasolina ha subido tanto en solo unos meses que la proporción lo sitúa en 20 veces más que los salarios a lo largo del último año. Es algo que irrita a los vecinos ibéricos en plena pandemia, con una crisis económica que solo puede calificarse como galopante y unas perspectivas nada alentadoras.

Las cifras no admiten dudas. Por un lado, el incremento del combustible ha alcanzado un 26%, contando desde mediados de 2020. Por otro, los recortes de sueldos en las empresas se cuentan por una media del 9%, aunque en muchos casos es bastante superior. Para colmo, se trata de compañías que, en ocasiones, aplican la reducción drásticamente incluso si sus beneficios únicamente se han visto disminuidos, pero no cercenados del todo. El caso es que el desajuste entre lo que cuesta la gasolina y lo que percibe un trabajador se ha abierto un 30% , todo un azote económico sin remisión.

El presidente de la Asociación Empresarial de Portugal, Luis Miguel Ribeiro, ha mostrado un tono beligerante al lanzar una seria advertencia al primer ministro socialista: “A corto y medio plazo, estos precios nos van a costar un retroceso en las exportaciones”.

Además, tenemos aquí el caldo de cultivo para el ‘turismo energético’ de Portugal a España, que dibuja en ocasiones largas colas y se afianza a pasos agigantados. No es que solo suba el coste al otro lado de la frontera, pero sí mucho más… hasta el punto de que la barrera psicológica de los dos euros por litro ya no constituye un tope inalcanzable y ha sido una realidad palpable para los vecinos ibéricos durante algunas semanas.

Cada cierto tiempo, el tráfico hacia los puestos fronterizos de Huelva, Zamora, Galicia, Salamanca o Extremadura se infla con portugueses ávidos de ahorrarse unos euros. Les merece la pena llenar el depósito con creces.

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