Eyeharp, la sinfonía tecnológica de la inclusión

Las personas con discapacidades motoras avanzadas de distintos niveles, incluida la tetraplejia, pueden hacer música solo con un ordenador, un rastreador ocular y la mirada

Zacharias Vamvakousis posa junto a la interfaz de Eyeharp

Roberta Sebastiani

Por primera vez, las personas con discapacidades motoras avanzadas de distintos niveles, incluida la tetraplejia, pueden hacer música. Para ello, solo es necesario un ordenador, un rastreador ocular y la mirada . Un ‘milagro tecnológico’ que se ha obrado con el proyecto Eyeharp, tras el que está Zacharias Vamvakousis , un emprendedor de origen griego afincado en Barcelona.

La interfaz de EyeHarp se asemeja a un piano, pero con forma de círculo. Cada una de sus partes equivale a una nota. El rastreador ocular, que es un pequeño dispositivo, monitoriza la mirada y detecta qué posición de la pantalla está mirando el usuario. El ordenador recibe esa información y la convierte en música . Al tratarse de una herramienta digital, existe la posibilidad de recrear numerosos instrumentos, bien sea un violín, un cello, una guitarra, una batería...

El software de esta herramienta tecnológica es el responsable de que el pequeño Antonio pueda realizar desde su cama un pequeño concierto . Antonio recibe clases directamente de Vamvakousis, y asegura que disfruta las clases que ya lleva recibiendo de forma telemática una vez por semana por más de un año. A través de un mensaje escrito compartido en su pantalla Antonio asegura que aprender a tocar no es muy complicado.

Según explica Vamvakousis, Eyeharp nació en la Universidad Pompeu Fabra. Todo ocurrió cuando este joven emprendedor realizaba el TFM de su máster en tecnología musical, y un amigo suyo, músico, sufrió un accidente de coche, lo que llevó a que se replanteara que pasaría si su amigo «no pudiese continuar haciendo música». Esta fue la semilla de un proyecto que pasó por Barcelona Activa , la Agencia de Desarrollo local del Ayuntamiento de Barcelona, que lo reconoció además con su Premio de Emprendimiento Social.

Vamvakousis asegura que estuvo en la Pompeu Fabra «haciendo investigación ocho años, másteres y doctorados, investigando cómo la tecnología puede facilitar el aprendizaje de la música en personas con discapacidad», y que hace dos años pensó que era el momento de cambiar de rumbo . «Decidí que para que esta tecnología llegue a las personas, a los interesados, era necesario salir del mundo académico, de la investigación». Vamvakousis asegura que es necesario crear un producto y que este «es mucho más que el software y la tecnología». Un paso adelante para ofrecer una auténtica sinfonía de la inclusión.

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