La economía mexicana se toma un respiro con la firma del T-MEC

El primer año de Gobierno de López Obrador deja al país bajo sospecha de las agencias de «rating» y al borde de la recesión

Una imagen de Andres Manuel López Obrador durante la rúbrica institucional del acuerdo EFE

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La economía mexicana respira aliviada tras la firma esta semana de la versión final del acuerdo de libre comercio de América del Norte, rebautizado como Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (con las siglas T-MEC en español y USMCA en inglés). El nuevo texto llega al cierre de un 2019 en el que México se encamina a un ejercicio de crecimiento del 0% , según varias estimaciones. Por lo pronto, la economía azteca ya está en esa cifra en los nueve primeros meses del año, de acuerdo con datos del Inegi, el equivalente al INE de España.

El T-MEC tiene que ser ratificado por los legisladores de los tres países (el Senado mexcano ya lo hizo esta semana). Tras ese visto bueno, será cuando oficialmente reemplace al todavía vigente NAFTA, un acuerdo que ha multiplicado por cuatro la relación comercial entre los tres miembros hasta alcanzar los 1,23 billones de dólares en 2018. Pero la noticia del T-MEC ha sido especialmente aplaudida en México, donde el pobre desempeño en 2019 queda como una de las asignaturas pendientes del presidente Andrés Manuel López Obrador , quien había prometido que el país crecería al 4% anual durante su mandato, que comenzó el 1 de diciembre de 2018 y termina en 2024.

Como muestra del optimismo que genera el T-MEC, el peso se ha apreciado casi un 1,5% frente al dólar desde que se anunció la firma de la versión final . Y es que la moneda mexicana lleva un lustro de devaluación continua al pasar de los 14 pesos por dólar a finales de 2014 a rondar los 19 actuales, es decir, una caída del 35%. La leve apreciación del 1,5% se puede interpretar como un ligero gesto de confianza de los inversores después de que el país haya sido severamente castigado por las agencias de calificación este año.

Fitch ha sido la más dura. En junio, la firma recortó la calificación de la deuda mexicana a «BBB», quedando solo a dos niveles por encima de «bono basura». A su vez, Fitch castigó también a la petrolera estatal Pemex al degradarla a «bono basura», con la calificación «BB+». Por su parte, las otras dos agencias han sido más benévolas con el bono mexicano, al darle S&P una nota de «BBB+», tres escalones por encima de «basura», y Moody’s una calificación de «A3», cuatro escalones sobre el grado especulativo.

Pemex es precisamente el mayor riesgo de la economía del país . La paraestatal, involucrada en numerosos casos de corrupción, sufre desde hace años una pesada carga tributaria con la que el estado succiona gran parte de sus ingresos. Así, la petrolera queda con pocos recursos para exploración y producción, motivo por el que ha pasado de extraer 3,4 millones de barriles por día (bpd) en 2003 a unos 1,6 millones bpd en octubre de este año.

Con el objetivo de financiar sus ambiciosos programas sociales y de evitar que más agencias castiguen a Pemex, el gobierno de López Obrador ha invertido en más actividades de «upstream» con los que la petrolera podría obtener más ingresos. También ha reducido ligeramente la carga tributaria sobre la petrolera, que además acaba de anunciar el hallazgo de un enorme yacimiento de 500 millones de barriles de crudo . Justo para aprovechar el viento de cara del descubrimiento del yacimiento y el T-MEC, Pemex acaba de anunciar una colocación de deuda de 5.000 millones de pesos (235 millones de euros) para el 17 de diciembre, emisión en la que espera obtener tasas de interés favorables.

«Ha sido un primer año de incertidumbre», dice el economista Jorge Sánchez Tello , del «think tank» Fundación de Estudios Financieros, quien considera que la austeridad en el gasto público mostrada por López Obrador, junto con su decisión de cancelar nuevas rondas para subastar campos petroleros a empresas privadas, ha producido una situación de inseguridad entre el sector privado. Con el objetivo de impulsar la economía en su segundo año, López Obrador lanzó la semana pasada un plan nacional de infraestructuras que prevé una inversión de 42.000 millones de dólares . Sin embargo, para Tello el mayor reto del presidente es evitarnuevos castigos de las agencias de «rating». escenario que podría darse si López Obrador no estabiliza las finanzas de la petrolera, que tiene una deuda de 100.000 millones de dólares.

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