La cultura del alquiler llega a un armario de ropa que se renueva una vez al mes

Las marcas textiles y nuevas plataformas de comercio electrónico se lanzan al negocio del arrendamiento de ropa tanto para eventos especiales como para uso diario

Tienda con ropa de alquiler de la marca española La Más Mona ABC
Teresa Sánchez Vicente

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La industria textil se prepara para cambiar su modelo de negocio con el objetivo de adaptarse a las nuevas generaciones, más interesadas en compartir que en poseer; pero también en respetar el medio ambiente . La cultura del alquiler llega así al armario de los consumidores, que de seguir las nuevas tendencias, estará en constante renovación. Además, el arrendamiento de ropa permite el acceso a marcas de lujo que no están al alcance de los bolsillos de la mayoría . «Si se trabaja el concepto adecuadamente, nos encaminaremos hacia la propiedad de un fondo de armario que contenga las prendas más cotidianas y atemporales, y el alquiler de las prendas de más moda y tendencia», interpreta la profesora de la universidad UOC Neus Soler Labajos.

Esta nueva tendencia está ligada, además, a un fenómeno bautizado en Suecia como «köpskam», que sirve para describir la vergüenza por comprar ropa nueva debido a que la industria textil es la segunda más contaminante del planeta. Por ello, este negocio está dirigido a consumidoras con conciencia medioambiental, pero también a mujeres con mucha vida social que necesitan ir bien vestidas y cambiar de prendas para asistir a diferentes eventos. «Se va a seguir apostando por comprar prendas básicas en las tiendas de siempre y se optará por alquilar en estas plataformas para algún evento especial o de trabajo», indica, por su parte, la profesora de Compras en ISEM Fashion Business School de la Universidad de Navarra María Martín-Montalvo.

Respecto a si esta tendencia, que ya triunfa en Estados Unidos con plataformas como Rent the Runway, tendrá seguidores en España, Soler Labajos, cree que en nuestro país no será pan comido. «Si las empresas que alquilan ropa ofrecen un producto de calidad media-alta y de tendencia y a un precio asequible, sin duda, la alternativa puede ser bien acogida, porque permitirá acceder a prendas cuya compra no es económica, renovándolas con frecuencia. Aunque en España puede que cueste un poco que arraigue esta iniciativa porque el concepto de la propiedad tiene un gran peso... y porque todavía no hay conciencia plena de la necesidad extrema que hay de cuidar el planeta», señala la profesora de UOC.

No obstante, el alquiler de ropa también supone una ventaja económica tanto para las marcas por la alta rentabilidad, como para los clientes que no tienen dinero para comprar prendas de alta gama. «Este negocio también da la posibilidad de llevar marcas de lujo o aspiracionales que la consumidora no se puede permitir. Se abre así una nueva oportunidad de las marcas para darse a conocer y la apertura de nuevos canales de venta e ingresos», añade Martín-Montalvo. «Si esta tendencia triunfa en España será por la comodidad que representará poder disponer de los últimos modelos que marque la moda en cada momento y de poder probar nuevos productos a un precio relativamente económico», argumenta Soler Labajos.

Nuevos lanzamientos

Esta misma semana, la La Más Mona, tienda española de alquiler de ropa para bodas o eventos especiales, anunció el lanzamiento de un nuevo servicio de arrendamiento de prendas para utilizar a diario a través del pago de una suscripción mensual. «Hasta el momento, solo nos hemos dedicado al alquiler de prendas de fiesta, que es la ocasión más clara para el alquiler. Ahora que ya tenemos una cartera de clientes, la tecnología y el saber hacer, nos lanzamos a ofrecer algo más, en concreto, el alquiler de prendas de calidad y de diseñadores exclusivos para utilizar a diario» explica el fundador de La Más Mona, Polo Villaamil. El nuevo servicio contará con dos posibilidades de suscripción, una cuota de 49 euros al mes por dos artículos o el pago de 89 euros por cuatro prendas . Las marcas incluyen a diseñadores de alta gama como Alexander McQueen, Michael Kors, Just Cavalli, Stella McCartney, Sandro, Love Moschino, Tara Jarmon, Donna Karan, Maje, o Bleis Madrid, entre otros.

Villaamil se muestra convencido de que este nuevo servicio será un éxito. «De aquí a 10 años, el 10% de nuestros armarios van a estar conformados por prendas de alquiler, aunque vamos a seguir comprando el resto», afirma. Para reforzar esta idea, el fundador de La Más Mona cita el ejemplo de otras marcas que ya apuestan por el alquiler de ropa como H&M en Estocolmo, Nike o Bloomingdale's o Urban Outfitters, entre otras.

Con intenciones similares, la plataforma española Pantala prepara la puesta en marcha de sus servicios para los próximos meses. En esta página web de comercio electrónico cuentan ya con 5.000 personas apuntadas a la lista de espera para recibir tres prendas de diseñadores españoles y de moda sostenible por 59 euros al mes.

Estas plataformas y esta nueva tendencia de consumo promete, en definitiva, cambiar nuestra relación con esta industria. «La moda basada en fabricar y consumir cada vez más ropa es insostenible, no podemos seguir así, es un cambio necesario. En unos años, las marcas tradicionales van a dejar de vender tanto y a alquilar un poco más», sentencia Villaamil.

Estilo vintage

Otro negocio que gana peso con esta nueva costumbres de compartir y reutilizar es el de la ropa de segunda mano. De hecho, hay expertos que predicen que en cinco años, el mercado de ropa de segunda mano generará un negocio mayor que el de primera mano en países como Estados Unidos. Ya hay plataformas en la que se ofertan este tipo de productos que cuentan con millones de clientes como Vestiaire Collective o Farfecth. En España también avanza este negocio y cada vez hay más tiendas con ropa de estilo «vintage» o mercadillos con prendas que antes han usado otros.

También crecen los adeptos a movimientos como «No buy year», que anima a no consumir prendas textiles durante todo un año para que aumente la conciencia ciudadana, pero también para que las marcas aumenten sus iniciativas de producción sostenible y reduzcan la fabricación masiva.

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