El crucero más grande del mundo, Harmony of the Seas, tiene en Barcelona su puerto base
El crucero más grande del mundo, Harmony of the Seas, tiene en Barcelona su puerto base

Cruceros, un sector a toda máquina bajo el nubarrón de nuevas tasas

España se consolida como segundo país receptor en Europa y cuarto en impacto económico

MADRID Actualizado: Guardar
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A España le gustan tanto los cruceros como España a este sector. Cuatro puertos entre los diez más importantes de Europa, segundo país de embarque más importante del continente y segundo destino europeo más popular. Son algunos de los datos presentados esta semana por la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA, por sus siglas en inglés), como parte del informe del impacto del sector en la economía española y europea en 2015. «La impronta es clara. Más europeos están apostando por disfrutar de sus vacaciones a bordo de un crucero, más pasajeros están optando por Europa como destino y se están construyendo más cruceros en los astilleros europeos. Esto se traduce en grandes beneficios económicos para todo el continente, incluidas las zonas costeras que se vieron muy afectadas por la crisis económica».

Con esta frase Pierfrancesco Vaso, presidente de CLIA Europa, resume el creciente impacto de una industria muy relevante para el turismo, a pesar de su relativo tamaño en el conjunto del sector.

Tanto en nuestro país como en el conjunto europeo, todos los indicadores experimentaron un repunte respecto al año anterior, y de esta forma dejan poco a poco atrás la caída de ingresos en algunos mercados. En España, la contribución directa del sector a la economía nacional fue de 1.323 millones, una cantidad un 9,5% superior a la registrada en 2014 y que, en total, ha crecido un 22,5% desde 2008. Esta contribución supuso la creación de 28.576 empleos (12,1% más que el ejercicio anterior). Además, casi 6 millones de visitantes optaron por España como lugar de vacaciones, lo que la convierte en el destino favorito de los países europeos (solo por detrás de Italia), y otros 1,3 viajaron desde aquí a otros destinos. Todo ello lo sitúa como el cuarto mercado europeo que más se beneficia de esta industria. Una situación que se evidencia con la envergadura de sus puertos. Con Barcelona a la cabeza de los embarcaderos con más flujo de viajeros de Europa (2,54 millones de pasajeros), cuatro puertos españolas se encuentran entre los diez primeros del continente. Son Palma de Mallorca, que ocupa la tercera posición con 1,72 millones de pasajeros; Las Palmas (séptimo con 1,05 millones) y Tenerife (décimo con 933.000).

La industria teme más cargas tributarias como las que plantea Colau

Sin embargo, algunas nubes asoman en el despejado horizonte del sector en nuestro país. El gobierno municipal de Ada Colau ha abierto la puerta a imponer una nueva tasa sobre los turistas que no pernoctan en la ciudad, lo que impactaría directamente sobre los cruceristas en escala, es decir, que visitan Barcelona durante el día y duermen en ruta. Esta nueva tasa se suma a la que ya impone la Generalitat sobre las pernoctaciones. La industria está preocupada. «Estamos totalmente en contra de la tasa ya existente, que hemos aceptado, y de una posible futura, porque nos parece discriminatoria con la aportación que ya realiza el sector», asegura el vicepresidente CLIA, Emiliano González. «Ningún barco de ninguna naviera entra en la Sagrada Familia, ni pasea por las Ramblas ni entra en el campo del Barça», defiende.

Núcleo constructor

Polémicas al margen, el sector parece vivir una era dorada en toda Europa, que se ha consagrado como el segundo mercado mundial que más pasajeros aporta y también como el destino más popular a excepción del Caribe. Durante el año pasado, se crearon 10.000 empleos, la contribución económica directa alcanzó la cifra récord de 40.950 millones y el gasto de la industria superó con creces los 16.000 millones.

Estos números se explican también por el hecho de que Europa es el principal núcleo mundial de la construcción de cruceros. Al respecto, el director de CLIA España, Alfredo Serrano, apunta al astillero de Navantia, en Cádiz, como uno de los más punteros. También señalan que las principales atarazanas europeas se encuentran concentradas sobre todo en Italia, Alemania y Francia, que acumulan el 95% de la construcción y reparación de las embarcaciones.

Un total de 39 compañías están radicadas en el Viejo Continente y operan 123 cruceros con capacidad para 149.000 personas. De aquí a tres años se construirán 48 más, casi duplicando el número previsto para el periodo 2015-2018, que se establecía en 29. Además, otras 23 compañías no europeas operan en aguas continentales con más de 70 barcos en funcionamiento.

En cuanto a la previsión para 2016, CLIA destaca un «crecimiento importante del norte de Europa y el Caribe como mercados». La patronal, que representa a un total de 63 compañías que aglutinan más del 95% de la flota mundial de cruceros, recordó también que la industria alcanzó los 23 millones de cruceristas a nivel mundial, con China ya situada como principal país emisor.

Impacto ecológico

La reciente llegada del gigantesco «Harmony of the Seas» al puerto de Barcelona, el más importante de Europa y donde ha fijado su base de operaciones hasta octubre, ha provocado el rechazo de organizaciones ecologistas por los niveles de azufre y otras sustancias contaminantes que llega a desprender el que se ha coronado como mayor crucero del mundo. Se estima que este gigante del mar consume 110.000 litros diarios de «fuel oil», mucho más contaminante que el diésel, un impacto equivalente a más de 70.000 viviendas con alto consumo.

Las críticas de las organizaciones ecologistas han llevado a la CLIA a salir al paso y reiterar su «pleno compromiso» con las políticas sostenibles. En materia de búsqueda de soluciones, la organización asegura que se han inyectado 8.000 millones de dólares en cruceros propulsados con gas natural licuado, o se cita la autoregulación para «reducir en un 30% los niveles de emisión de carbono de los nuevos buques para el año 2025».

Respecto a la inversión en nuevas tecnologías y diseños para mejorar el rendimiento, la patronal del sector destaca los más de 1.000 millones de dólares empleados en combustibles más limpios, o la rebaja del consumo en un 5% mediante cascos recubiertos con pinturas especiales no tóxicas, así como el uso de lámparas LED.

Las explicaciones de la patronal no convencen a los ecologistas, que siguen viendo a los cruceros como un sector especialmente dañino para el medio ambiente, con buques cuyo impacto es proporcional a su tamaño cada vez mayor.

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