El coronavirus ataca la línea de flotación de los países emergentes

El FMI empeora su previsión de crecimiento para estas economías en 2020, mientras se agiganta sobre ellas la sombra de una crisis de deuda. Los mercados latinoamericanos serán los más castigados

Fernando Morales

De mal en peor. Las nuevas previsiones del FMI hechas públicas esta semana volvían a mostrar la delicada situación de la economía global, pero destacaban también por señalar la acumulación de nubarrones en los países emergentes. Si las estimaciones de abril atribuían a estas economías (sin incluir a China) una caída del PIB del 2,3% y las de junio un 5%, los más recientes augurios elevan el descalabro hasta el 5,7%. En la línea de las economías avanzadas (-5,8%), aunque estas mejoran sustancialmente la previsión de junio (-8,1%).

Cercados por una capacidad de actuación limitada para abordar políticas monetarias de contención frente al alud de la crisis, algunos países emergentes se asoman al abismo de una posible crisis de deuda y pueden convertirse en los grandes damnificados del azote del Covid. Lourdes Casanova, profesora y directora del Emerging Markets Institute, de Cornell University, apunta que la crisis, en un mundo globalizado, dañará a todos las economías, pero añade importantes matices. «Una economía europea o estadounidense que pierda un 3-4% es terrible, pero resulta mucho menos afectada que una economía emergente, donde el nivel de pobreza es superior».

La heterogeneidad de los países emergentes dibuja también un escenario desigual. Y las economías latinoamericanas, con Brasil a la cabeza en número de contagiados, son las más señaladas , entre otras cosas por la «caída increible del turismo» -que representa el 10% del PIB de 2019–, la dependencia a las materias primas y la caída de las remesas registradas al comienzo de la crisis. A todo ello, hay que sumarle la situación política de estos países. «En estos momentos tan duros se necesitan líderes con carisma y que tengan credibilidad en sus poblaciones», señala Casanova al lamentar que esto «no está sucediendo». Según las previsiones, el PIB de América Latina caerá este año un 8,1%. Esto no es para nada una buena noticia para la cuentas de algunas empresas españolas. «En la medida que haya empresas europeas y americanas con negocios en Latinoamérica a sus ingresos si les afectará», señala el economista del Real Instituto Elcano, Federico Steinberg.

Sorpresa africana

Sorprendente es el caso de los emergentes africanos. Aunque no son los que mejor parados salen, se encuentran en una situación más favorable de la que se dibujaba al principio de la crisis. Según el FMI, el PIB de Nigeria y Sudáfrica caerá un 3%, para crecer en 2021, y siempre según sus previsiones, un 3,1%. Por ello, el profesor Steinberg pide estudiar el caso de este contienente con más detalle. «Estamos un poco sorprendidos porque pensábamos que el impacto de la pandemia iba a ser mayor. A lo mejor llega más tarde», reflexiona.

¿Y Asia? Según los pronósticos, las economías emergentes asiáticas son las que menos van a sentir esta crisis , en parte porque es un mercado «más industrial», destaca Steinberg. En concreto, según el organismo internacional, el PIB asiático caerá un 1,7% pero, sin embargo, de cara a 2021 crecerá un 8%. Dentro de Asia hay que destacar especialmente el caso de China. Aunque se sigue considerando una economía emergente, la crisis del coronavirus ha supuesto un nuevo paso de gigante para consolidar sus aspiraciones de hegemonía global en el nuevo milenio. Ya este mismo año, su economía crecerá un 1,9% y en 2021 aumentará su PIB hasta un 8,2%, sólo superado por India, que a pesar de ser la economía que más cae en 2020 (10,3%) es la que mejor se recuperará el próximo año, ascendiendo hasta un 8,8%.

Sin embargo, con estas cifras, algunos expertos dudan de que el gigante asiático tenga la misma capacidad que en la crisis financiera de 2008 para tirar del carro de otras economías emergentes . En aquella época «China no pestañeó», continuó creciendo gracias a que la demanda interna «fue enorme», apunta Casanova. Pero ahora, con un crecimiento cercano al 2% «no puede tener de momento la fuerza para tirar de otros». Pero esto no es compartido por el investigador Steinberg, que cree que China impulsará «bastante a sus socios comerciales».

Al margen del poder de tracción chino, alguno territorios asiáticos tienen un horrizonte muy oscuro porque ya estaban en una situación muy preocupante antes de la pandemia, como es el caso de Líbano o Irán, debido a la insostenibilidad financiera y al aislamiento del comercio internacinal, respectivamente. En ellos, el estallido del Covid ha empeorado una situación que ya era «dramática», indica Marcos Carias, economista de Coface para la zona euro.

Con los datos sobre la mesa, se habla ya de la peor crisis en más de cien años y, según Casanova, para los países latinoaméricanos las pérdidas pueden prolongarse durante 15 años. Por ello, habla de una situación «muy difícil» para los emergentes. Y la sombra de una posible crisis de deuda, de la que algunos organismos ya hablan, se agiganta en el horizonte. ¿Por qué? Las políticas monetarias ultraexpansivas y los progamas de compras de deuda masiva de los bancos centrales están estabilizando la situación en Europa y EE.UU. Pero la mayor parte de los países emergentes no cuenta con ese asidero.

El «pecado original»

Para Carias, su posición es tan débil por lo que se conoce como «pecado original». Es decir, el hecho de que gran parte de esta deuda esté nominada en moneda extranjera , generalmente en dólar americano, hace que «la carga de la deuda aumente». Además, a esto hay que añadirle que los Bancos Centrales de naciones emergentes, por lo general, «no pueden apoyar a sus gobiernos comprando deuda pública como lo hace el BCE con España o Italia» ya que los emergentes tienen tasas de inflación más elevadas, lo que complica, para Carias, «la capacidad para imprimir dinero». Asimismo, la corrupción y los problemas institucionales que caracterizan a algunos de estos países hacen que comprometer la independencia política del banco central sea «más costoso». Steinberg coincide en que los emergentes tienen menos margen de maniobra en política fiscal y monetaria porque en muchas ocasiones sus organismos reguladores no cuentan con credibilidad, lo que hace posible que requieran asistencia financiera externa.

Por ello, Casanova cree que tanto el Fondo Monetario, proponiendo «de forma muy agresiva» que se perdone la deuda, como el Banco Mundial están trabajando para intentar ayudar y evitar así que la crisis sanitaria y económica acabe derivando en un colapso de la deuda soberana. En esta misma linea, Steinberg cree «que no veremos una crisis de impagos soberanos de todos los países emergentes». Pero los expertos también coinciden en advertir que «es pronto para descartarlo» .

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación