China interviene el gigante de los seguros Anbang y juzgará a su presidente

Siguiendo con su plan para controlar a las empresas en riesgo capaces de amenazar al sistema financiero, el autoritario régimen de Pekín ha intervenido este viernes el gigante de los seguros Anbang, que tiene 35 millones de clientes y 30.000 empleados . Según un comunicado difundido por el órgano estatal regulador de los seguros, su presidente, Wu Xiaohui , que lleva detenido desde junio, es “sospechoso de delitos económicos” , ya que “las operaciones ilegales en Anbang pueden haber puesto seriamente en peligro la solvencia de la compañía, llevando al Gobierno a asumir el control”.

Mientras las autoridades insisten en garantizar la gestión “estable y normal” de la firma para que no cunda el pánico, la Fiscalía de Shanghái ya ha iniciado la imputación de Wu Xiaohui por captación ilegal de fondos, malversación y fraude. En colaboración con el Banco Central de China, el regulador estatal dirigirá Anbang durante un año para “buscar e introducir capital social de buena calidad con el fin de reestructurar la compañía”.

Con esta intervención justo antes del fin de semana, que además ha sorprendido a todo el mundo volviendo de las vacaciones por el año nuevo lunar, Pekín pretende evitar la desbandada de los inversores en una empresa que ya atravesaba graves problemas de liquidez. Al igual que otras multinacionales chinas, como Wanda de Wang Jianlin, Anbang se ha lanzado durante los últimos años a una campaña de ambiciosas adquisiciones en el extranjero que le han obligado a endeudarse más allá de sus posibilidades. Tan arriesgado crecimiento ha puesto en alerta al régimen chino, que teme que la bancarrota de alguno de estos gigantes dinamite la sacrosanta estabilidad de su sistema financiero.

Nacida en 2004 como una pequeña aseguradora de coches, Anbang ha crecido con una agresiva política de compras por todo el mundo . Por casi 2.000 millones de dólares (1.624 millones de euros), en 2014 fue sonada su adquisición de la cadena hotelera estadounidense Waldorf Astoria. Además de hacerse con otras aseguradoras de Holanda y Corea del Sur, como Vivat y Tong Yang, ha aumentado sus acciones en firmas chinas como la constructora Vanke, el Banco de la Agricultura y el Minsheng.

Aunque Anbang había protagonizado once adquisiciones en el extranjero desde 2012, sus últimas operaciones resultaron fallidas, ya que no pudo comprarle a Marriott la cadena de hoteles Starwood por 14.000 millones de dólares (11.639 millones de euros) y las autoridades estadounidenses rechazaron su oferta de 1.600 millones de dólares (1.300 millones de euros) sobre la aseguradora Fidelity & Guaranty. El año pasado, también se venía abajo una inversión en un rascacielos de Manhattan propiedad de la familia de Jared Kushner, lo que dejaba al descubierto los negocios con China del yerno y consejero del presidente Trump.

Para llevar a cabo tan multimillonarias inversiones, Anbang habría transferido el dinero de las pólizas de seguros de sus clientes , según informaba en verano la revista “Caixin”. A tenor de Bloomberg, la mayor parte de sus ingresos proceden de unos planes de inversión que ofrecen una alta rentabilidad en poco tiempo, lo que puede poner en peligro a la compañía cuando sus clientes quieran recuperar su inversión más los intereses.

Frente al temor a que estallara esta burbuja, Anbang insistía entonces en que sus activos ascendían a 1,65 billones de yuanes (211.480 millones de euros) y sus reservas en efectivo a 207.800 millones de yuanes (26.630 millones de euros). Prefiriendo no jugar con fuego, el régimen detuvo en junio a su presidente, Wu Xiaohui, pese a su fortuna y sus contactos políticos, ya que está casado con una nieta de Deng Xiaoping, el artífice de la apertura china al capitalismo. Con poco más de 50 años, se ha convertido en el último magnate de China en caer por volar más allá de sus posibilidades.