La carrera de las compañías para esquivar un alud de quiebras

Los avales del ICO se quedan cortos ante las malas previsiones de futuro y las empresas miran ya a las refinanciaciones

Laura Montero Carretero

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Las restricciones impuestas para combatir el coronavirus han ocasionado serios apuros a centenares de miles de negocios de todo el país, inmersos en la búsqueda de fórmulas que les permitan sortear la crisis que se les viene encima como consecuencia de la brutal caída de sus ingresos . El parón en seco de la actividad iniciado a mediados de marzo ha impactado con virulencia en el tejido empresarial que, en tan solo dos meses, ha perdido 142.000 empresas y cerca de un millón de ocupados . Un panorama desolador que exige soluciones inmediatas para esquivar el temido fantasma de las quiebras masivas.

«El esfuerzo por conseguir y mantener la liquidez se ha convertido en una de las máximas prioridades en todas las compañías, tanto en las que tenían un problema financiero antes de empezar la pandemia como en las que estaban sanas y con caja en su balance», señala Pablo Simón , responsable de Reestructuraciones y Asesoramiento en Deuda de BDO. Tal y como explica, en un primer periodo «la obsesión de las empresas ha sido implementar acciones rápidas de obtención de liquidez, es decir, se ha gestionado lo urgente a través de la ejecución de ERTEs , gestión de proveedores críticos y clientes, renegociación de alquileres y de deuda alargando plazos de vencimiento y renovando posiciones ya otorgadas».

En el momento actual, dice, han tratado de ganar tiempo a través sobre todo de los avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO), aunque esta puerta no está abierta para todas . «Hay empresas que necesitan más liquidez, pero probablemente no han podido todavía acceder a las líneas ICO , ya que en la mayor parte de los casos los bancos están priorizando a sus clientes o a los más importes, aquellos donde los bancos tienen una elevada posición».

Por ello, Simón advierte de que «habrá muchas compañías que, por su perfil de riesgo o sus altos niveles de deuda previos al Covid-19 se puedan quedar fuera», con los consiguientes efectos negativos en cuanto a viabilidad en el medio plazo y riesgo de desaparición . En este sentido, destaca que en los últimos días las empresas han empezado a pensar ya en el medio plazo y se encuentran en una fase de actualización y medición continua de su posición de caja actual y de las previsiones de tesorería para los próximos 12-18 meses . «Es clave definir posibles escenarios adversos como el de rebrotes en otoño y, por tanto, nuevos cierres parciales o totales de su actividad», añade. Si ya es un desafío mayúsculo sobrevivir al mazazo del coronavirus, hacerlo con un horizonte repleto de dudas , sin saber cuánto durará la tregua de la pandemia, agranda las dificultades.

Guillermo Prada, socio de PradaGayoso, firma especialista en reestructuración financiera, cree que las empresas que estaban bien antes del estado de alarma y que accedan a liquidez capearán el temporal, mientras que para las que estuvieran en una posición débil, el brote les coloca en una situación compleja , aunque «ahora prima un espíritu de tratar de resolver las discrepancias de manera colaborativa».

«En los últimos días las empresas han empezado a pensar ya en el medio plazo»

Borja Oria, socio director de banca de inversión de Arcano, constata que «las empresas, en general, han encontrado un gran apoyo por parte de las entidades financieras, pero las que antes de la enfermedad tuvieran una estructura de balance un poco ajustada, n ecesitarán una refinanciación o una reestructuración ». Asegura que estos procesos están creciendo y, sobre todo, van a aumentar en los próximos meses porque, durante estas ocho semanas, las empresas han estado focalizadas en la financiación avalada por el ICO.

«Una vez pasada esta fase, habrá empresas que, o por su situación anterior al Covid-19 o por la previsión que tienen de cómo les va a afectar, esa financiación, aun incluyendo la nueva línea del ICO, no sea suficiente para afrontar el futuro y tengan que refinanciar», subraya. ¿Y qué supone esto? «Puede incluir llegar a nuevos acuerdos con sus bancos actuales o apostar por nuevas vías de financiación, ya sea con otros bancos o con fondos de deuda (mezzanine, unitranche e híbridos) o incluso, en el medio plazo, mercado de emisión de bonos. Estamos trabajando en muchas situaciones y van a surgir muchas más en los próximos meses», resume.

Oleada de concursos

Y es que los avales públicos puestos en marcha por el Gobierno están siendo escasos. La patronal de las pequeñas y medianas empresas (Cepyme) calcula que las compañías españolas necesitarían una financiación adicional de 200.000 millones de euros para cubrir las necesidades de liquidez a corto plazo y advierte de que las medidas adoptadas no están acorde al impacto económico que la crisis puede tener en España. La realidad desatada por la emergencia sanitaria ha encendido todas las alarmas, incluida una posible oleada de concursos . Durante 2019 los procedimientos presentados por sociedades ascendieron a 4.464, lo que supone un incremento del 3% respecto a la cifra de 2018 y del 4,8% si se compara con la de 2017. El temor es que, ante la difícil coyuntura económica, empresas que podrían ser viables en condiciones generales del mercado no puedan ahora hacer frente a sus pagos.

Consciente de las terribles consecuencias que tendría una avalancha de concursos, tanto por el colapso de los Juzgados de lo Mercantil como por la destrucción del tejido productivo y de puestos de trabajo, el Gobierno ha relajado la ley concursal para ofrecer más tiempo a las compañías que, como consecuencia del Covid-19, se encuentren en un estado de insolvencia. De esta forma, se retrasa hasta el 31 de diciembre la obligación del deudor de declarar el concurso (la normativa exigía hacerlo dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que se hubiera conocido la insolvencia). Además, los juzgados no admitirán a trámite los concursos necesarios, es decir, aquellos presentados por un acreedor.

Cepyme advierte de que las medidas adoptadas por el Gobierno no están acorde al impacto económico que la crisis puede tener en España

Los expertos consultados coinciden en que estos cambios contendrán el número de procedimientos en 2020 (en abril se han registrado 41, mínimo histórico, según un estudio de Informa D&B, filial de Cesce), pero dudan sobre si realmente servirá para que se disuelvan menos sociedades el próximo año . «Como no sabemos cuánto van a ser las pérdidas, si la economía se va a recuperar mucho o poco, no tenemos idea de si esto es algo razonable o es pan para hoy y hambre para mañana», sostiene Eduardo Valpuesta , catedrático de derecho mercantil en la Universidad de Navarra. Y prosigue: «Ahora mismo este decreto permite no tomar decisiones apresuradas basándote en algo que no sabes cómo va a suceder, por lo tanto, la valoración es positiva». Ahora bien, alerta de que «puede que la crisis sea brutal, que la empresa empeore todavía más y que, al final, esto perjudique a los acreedores. Es una apuesta por salvar lo salvable aun a costa de que eso pueda suponer un empeoramiento de algunas empresas».

Francisco J. Bauzá , socio director de Lexpal Abogados, insiste en que la modificación de la norma por sí sola no basta: «En paralelo, tienes que inyectar dinero a las empresas para que sean capaces de salir de la crisis. Los préstamos con aval del ICO se están firmando con condición suspensiva por plazo de un mes hasta que los funcionarios revisen toda la documentación y den el visto bueno, con lo cual ese dinero de momento no llega a las empresas».

El Real Decreto-ley 16/2020, de 28 de abril, también recupera la figura del reconvenio . Así, durante el año siguiente a contar desde la declaración del estado de alarma, el concursado podrá presentar propuesta de modificación del convenio que se encuentre en periodo de cumplimiento.

Pocos beneficiarios

Este punto ha despertado voces críticas por interpretarse como una especie de brindis al sol por parte del Ejecutivo. «El convenio es una solución muy bonita, pero poco realista . Cuando surgió la Ley Concursal pensábamos que iba a ser la salvación del concurso, pero se ha demostrado que la inmensa mayoría no acaban en convenio, sino en liquidación», advierte Valpuesta. De hecho, apenas el 5,7% de los concursos tramitados terminó en convenio , según datos del Anuario Concursal 2018, último disponible, elaborado por el Colegio de Registradores de España.

Respecto a los acuerdos de refinanciación , el texto legal permite modificar el acuerdo que estuviera en vigor o alcanzar otro nuevo aunque no haya transcurrido un año desde la anterior solicitud de homologación mientras que en circunstancias normales cualquiera de los acreedores podría instar el concurso necesario ante un incumplimiento. Un arsenal de cambios que pretende actuar como bomba de oxígeno para las empresas... el tiempo dirá si realmente ha cumplido su propósito.

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